El exjefe etarra Txeroki resulta absuelto en otro juicio en la Audiencia Nacional
Los jueces consideran que no hay pruebas de la participación del terrorista en un atentado en el centro de Bilbao cometido en 2002
La Audiencia Nacional ha absuelto a uno de los exjefes de ETA más sanguinarios, Mikel Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, del atentado con coche bomba perpetrado en el centro de Bilbao en enero de 2002, que dejó solo dos heridos leves, pero que las autoridades calificaron como un verdadero intento de “masacre”. El tribunal ha concluido que, aunque el terrorista formó parte del comando Olaia, que cometió el crimen, no existen pruebas suficientes de que él participara en la colocación del artefacto explosivo. La Fiscalía pedía una condena de 32 años de cárcel para Txeroki, que fue entregado por Francia el pasado enero para ser juzgado por estos hechos. En 2019 ya resultó absuelto del asesinato del magistrado José María Lidón.
“No puede más que procederse a la absolución”, reza la sentencia de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, “ante la insuficiencia de la prueba de cargo practicada en el acto del juicio que permita establecer, más allá de toda duda razonable, la autoría del acusado en los hechos”. Según los magistrados, la acusación no ha presentado “ninguna prueba directa” de la intervención de Txeroki en el atentado de Bilbao; y ha descartado la validez del testimonio en dependencias policiales de Gorka Martínez, un exmiembro de ETA que señaló al exjefe de la banda.
Martínez afirmó en el juicio, celebrado este mismo septiembre en la Audiencia Nacional, que no conocía a Txeroki en el momento del atentado y que, en un primer momento, declaró contra él porque la Policía lo “torturó”. Los jueces consideran que, en base a la jurisprudencia del Tribunal Supremo, no pueden entonces considerar su declaración en sede policial como un elemento que sirva por sí solo para desvirtuar la presunción de inocencia del acusado. Y además, añaden los magistrados, los informes periciales “no aportan nada” concreto que evidencien la participación de Mikel Garikoitz Aspiazu.
En la vista oral, Txeroki negó su implicación en el atentado: “No participé en esta acción y no sé nada al respecto”, dijo el etarra, al que la Fiscalía atribuía delitos de estragos terroristas, robo o hurto de uso de vehículo a motor con intimidación y detención ilegal con fines terroristas. El coche bomba estalló a las 13.45 del 12 de enero de 2002 en la confluencia de las calles Gran Vía y Alameda de Mazarredo, en las inmediaciones del Banco de España, y cerca del BBVA y de El Corte Inglés, en plenas rebajas. Era un Renault 18 cargado con 30 kilos de dinamita, que los terroristas habían robado ese mismo día a su propietario tras encañonarlo, secuestrarlo y abandonarlo en una zona aislada, donde lo ataron con las manos a la espalda a un árbol.
Tras permanecer huido, Francia detuvo a Txeroki en noviembre de 2008, cuando era el dirigente más buscado de la banda. El etarra cumple actualmente pena en el país vecino por su pertenencia a ETA, aunque la propia Audiencia Nacional lo ha condenado por otros crímenes: por ejemplo, en 2011, a 377 años de cárcel por 20 intentos de asesinato. Francia ya lo entregó en 2019 a España temporalmente para que fuera juzgado por su presunta participación en el asesinato del magistrado José María Lidón, tiroteado el 7 de noviembre de 2001 en Getxo (Bizkaia). Una causa en la que, al igual que ahora, también resultó absuelto.
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