El mal uso de maquinaria en campos y montes, principal causa de los incendios de este verano
2022 ya es el año que ha registrado mayor número de grandes fuegos, con 31 de más de 500 hectáreas
Las preguntas son recurrentes al calor de los incendios: ¿quién quema el monte en España? ¿cuál es el perfil del pirómano? Y la respuesta es también recurrente: lo quema sin querer quien trabaja en zonas rurales, normalmente por imprudencia. De los 18 incendios investigados por el Seprona de la Guardia Civil en este verano tórrido, 12 han sido causados por el mal uso de maquinaria durante trabajos, agrícolas o no, en zonas rurales y cinco, los más pequeños, fueron obra de pirómanos. Nada nuevo: de los 2.700 incendios que investigó el año pasado el instituto armado, 400 fueron considerados delitos (dolosos e imprudentes). Todos los demás fueron “infracciones relacionadas con el uso del fuego”. Cada día que avanza, 2022 se confirma como el año con más grandes incendios del siglo: 31 de más de 500 hectáreas frente a los 21 de 2012, el año que tenía todos los récords anteriores.
El último incendio aclarado sirve de ejemplo de que el 80% tuvo un humano en su origen, aunque en la mayoría de los casos sin intención, según la Guardia Civil. Es el que arrasó 893 hectáreas en Navafría (Segovia). El causante fue un coche con el que un ganadero subía por el camino del arroyo de las Truchas para llevar balas de paja seca a sus vacas. La vegetación prendió al saltar alguna chispa por “la fricción de alguna pieza metálica del vehículo o incluso por una deflagración con carbonilla desde el tubo de escape”.
Gran parte de los grandes incendios del año pasado, los que quemaron más superficie, los provocaron vehículos, explican fuentes del Seprona. Pero lo habitual es que el origen sean quemas agrícolas, conflictos ganaderos, mal estado de líneas eléctricas y, sobre todo este año, el mal uso de maquinaria agrícola. De 18 incendios investigados por el Seprona este verano, y recopilados por EL PAÍS, 9 se debieron al mal uso de máquinas agrícolas (en horarios no permitidos o muy cerca de zona arbolada); 3 fueron causados por trabajos en el medio rural no puramente agrícolas; 5 fueron intencionados y uno se produjo por el choque de un pájaro contra un tendido eléctrico (el 18 de junio, en la localidad oscense de Barbastro). En esos 18 han ardido 24.000 hectáreas, una sexta parte de las 135.147,32 quemadas que contabilizó entre el 1 de enero y el 24 de julio la Subdirección de Política Forestal del Ministerio de Transformación Ecológica. El Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS) eleva la superficie a 231.592 hectáreas.
El ejemplo más claro de fuego provocado por trabajos agrícolas puros es el incendio que quemó 3.000 hectáreas y forzó el desalojo de 900 personas de Santibáñez del Val, Santo Domingo de Silos, Villanueva de Carazo, Carazo y Hacinas, en los llamados Sabinares del Arlanza (Burgos). “Todo indica que el fuego fue causado por una cosechadora por una negligencia grave de su conductor y propietario en una finca de cereal entre Tejada y Quintanilla del Coco”, afirman los investigadores.
👉Esclarecido el origen del incendio de Navafría en Segovia que afectó a casi 900 hectáreas.
— Guardia Civil (@guardiacivil) August 5, 2022
👉Detenido en Castellón un presunto pirómano que intentó huir tras provocar un incendio forestal declarado ayer en el Paraje Natural de Tinença de Benifassà.
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Lo mismo ocurrió el 18 de julio con una segadora de alfalfa en Palenzuela (15 hectáreas) o al día siguiente en Saldaña con una cosechadora (19), ambas localidades de Palencia; o en los de Driebes y Budía (Guadalajara), que se llevaron 550 hectáreas en conjunto, el primero por el uso de maquinaria y el segundo, por una cosechadora. El “uso de maquinaria agrícola” está tras el fuego de Humanes de Mohernando (Guadalajara), de 1.800 hectáreas, desatado el 26 de julio, según el Gobierno de Castilla-La Mancha.
Los trabajos en el medio rural, pero no de naturaleza agrícola, estuvieron en el inicio de tres enormes incendios: el de Ateca (Zaragoza), donde se quemaron 14.000 hectáreas; el de Villaseco del Pan (Zamora), con pérdida de 1.300 hectáreas, y el de Almadén (Ciudad Real), de 1.600 hectáreas. El primero lo originó una excavadora retroaraña que estaba ahoyando un terreno para su reforestación entre Ateca y Bubierca, según reconoció la empresa encargada de los trabajos, Land Life, originaria de Países Bajos. El de Zamora, originado el 18 de julio y en el que un bombero resultó herido, comenzó durante la canalización de un tendido de fibra óptica entre las localidades de Villaseco del Pan y Almaraz del Duero. El de Almadén lo causó una máquina cortadora-procesadora de árboles, durante trabajos de aprovechamiento forestal en el paraje de Quejigo Gordo.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha incidido es esta línea este viernes en TVE, donde ha asegurado que el cambio climático, el aumento de combustible en la naturaleza y las negligencias o imprudencias son las “principales” causas de los incendios forestales en España, por encima de los fuegos intencionados. “La mayor parte son causados por tormentas eléctricas; en segundo lugar, por alguna actividad agrícola y los elementos combustibles, y luego las reproducciones de las llamas [en zonas incendiadas y ya apagadas]”, ha precisado. Greenpeace apunta en la misma dirección, y achaca el aumento de los fuegos al cambio climático, la “matorralización” de las zonas forestales, el éxodo rural y el aumento de las viviendas en el monte. Esta organización eleva al 96% los incendios que causa el humano, pero explica que solo 1 de cada 10 puede considerarse obra de pirómanos.
Así, este verano se consideran obra de incendiarios cinco de los ya resueltos, aunque las superficies afectadas fueron pequeñas. Cuatro de ellos supuestamente los causó entre junio y julio un hombre de 68 años en Jaraíz de la Vega (Cáceres), que fue detenido, y el quinto fue el que apenas quemó un kilómetro cuadrado en una zona cercana al Monasterio de Santa María (Castellón), iniciados por un hombre con un mechero, según la Guardia Civil.
El Seprona tiene previsto divulgar durante la segunda quincena de agosto el balance de los incendios que ha investigado este verano, en el que se han disparado los fuegos. Oficialmente, 2012 fue el año en que hubo más incendios o conatos (11.237) y el que se quemaron más hectáreas (149.015), pero 2022 ya está en récord en casi todas las magnitudes. Por lo pronto, entre el 1 de enero y el 24 de julio, ha habido 31 grandes incendios (de más de 500 hectáreas), frente a los 21 de todo 2012.
La superficie quemada por ahora, según el informe del Gobierno, es de 135.147,32 hectáreas, el 0,48% de la superficie forestal española. Pero aún falta por incluir un dato del sistema europeo de control de fuegos que ya haría del año en curso el peor en números absolutos de superficie quemada. El EFFIS estimaba el 24 de julio que había que añadir otras 54.293,26 hectáreas al conteo del Gobierno español, lo que ya elevaba a 189.440,58 las hectáreas calcinadas en el periodo de estudio. Hoy ya son 231.592.
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