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Podemos plantea una coalición electoral con Yolanda Díaz pero sin integrarse en su plataforma

El partido de Belarra reitera su apuesta por la vicepresidenta segunda como candidata, pero se resiste a perder peso en su proyecto. Las organizaciones políticas se preparan para las municipales y autonómicas

Paula Chouza
Yolanda Díaz y Lilith Verstrynge
Yolanda Díaz y Lilith Verstrynge, el 18 de julio durante los cursos de verano de San Lorenzo de El Escorial, en una foto publicada por esta última en Twitter.@MazelLilith

Yolanda Díaz mueve ficha tras meses de incertidumbre y Podemos, también. Pero en diferente sentido. La vicepresidenta segunda del Gobierno ha echado a andar en el último mes el proyecto político con el que busca trascender la marca actual de Unidas Podemos y movilizar a la ciudadanía, un proceso no exento de dificultades y que ha tensionado este año la relación con el partido que lidera la ministra Ione Belarra, receloso de su papel futuro. La titular de Trabajo va despejando algunas incógnitas y aunque nunca había dicho lo contrario, ha dejado claro ya que Sumar, el proyecto que impulsa, no estará listo para concurrir en las municipales y autonómicas previstas el próximo mayo. Podemos, por su parte, reitera el respaldo a Díaz como candidata, pero marca claramente distancias con sus planes y aboga ahora por crear una coalición de cara a las generales sin integrarse en su plataforma. Con este movimiento, pretende adquirir una mayor autonomía para negociar y no quedar diluido en el proyecto de la dirigente gallega, que busca abrir el espacio y dar voz a otros actores para revertir la pérdida de apoyos de los últimos años.

Hace dos semanas la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, defendió en una charla junto a la vicepresidenta en San Lorenzo de El Escorial (Madrid): “Nuestro aliado electoral debe ser Sumar y nuestra candidata es y será Yolanda siempre. Espero también que Podemos esté en las mejores capacidades y, por tanto, lo más fuerte posible, para aportar a ese proyecto político”. En la dirección del partido insisten en que “no hay ninguna duda” sobre el aval de su formación a Díaz como aspirante a la presidencia del Gobierno, a quien ven como la única capaz de superar los resultados obtenidos por Pablo Iglesias en 2019, pero defienden que el suyo es un partido que tiene ideas políticas propias, inmerso en estos momentos en el proceso de preparación de las autonómicas y municipales. “Podemos va a estar con Díaz y con Sumar, pero no se va a integrar en la plataforma”, resume una fuente.

La formación, que no ha pactado la estrategia con la vicepresidenta, explica que su plan para las generales pasa por presentar listas conjuntas en todas las circunscripciones.

Díaz, sin embargo, estableció hace tiempo que su proyecto “no va de partidos”, y en ningún caso, de conformar una “suma de siglas”, como pudo ocurrir en el caso andaluz, del que se desmarcó. El objetivo, ha repetido, es movilizar y dar protagonismo a una ciudadanía desengañada de la política. Antes del arranque de Sumar, la vicepresidenta transmitió a todas las formaciones que el fin del bautizado como “proceso de escucha”, su gira para reunirse con diferentes colectivos por toda España y diseñar un nuevo “modelo de país”, no es electoral. Ni siquiera las fuerzas políticas están presentes en esta etapa.

El desmarque de Podemos no resulta nuevo. A lo largo de todo el año el partido de Belarra ha mostrado sus diferencias con Díaz en cuestiones tan determinantes como la postura del Gobierno sobre el envío de armas a Ucrania, que no apoyaron. En el grupo, muchos de estos desencuentros fueron interpretados como un intento de Podemos por minar el liderazgo de la vicepresidenta. Después de un mes de relativa calma tras el batacazo electoral en Andalucía, con posiciones comunes en torno a la negociación del decreto de medidas contra la crisis y el rechazo al incremento del gasto en Defensa aprobado por el Gobierno a iniciativa del PSOE, la destitución del líder del PCE, Enrique Santiago, como secretario de Estado para la Agenda 2030 hace poco más de una semana volvió a poner a prueba la solidez del espacio.

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Quedan, además, una multitud de incógnitas por despejar antes de llegar a la confección de las listas, batalla fundamental del proceso, y que con probabilidad tendrán que definirse mediante elecciones primarias. Entre los interrogantes, y aunque casi nadie lo duda, confirmar si la propia Díaz está dispuesta a ser candidata. También establecer, llegado el caso, las bases del programa de Sumar y perfilar el papel del resto de organizaciones políticas y sociales en la futura plataforma. Dirigentes de partidos como Izquierda Unida, Catalunya en Comú o el PCE han manifestado su adhesión a los planes de la vicepresidenta, pero no han detallado aún cómo se concretará su participación. El proyecto, abierto a otras fuerzas políticas —como Más País, de Íñigo Errejón, o Compromís—, todavía está en una primera fase y cada formación ha iniciado ya su proceso para los comicios de mayo.

Sin el paraguas de Sumar

Sin el paraguas de la plataforma de Díaz y después de que las negociaciones para la creación de una coalición en Andalucía abrieran una crisis sin precedentes entre Podemos e IU que ha acabado con dos miembros del PCE fuera del Gobierno —la jefa de gabinete de Igualdad, Amanda Meyer, y Enrique Santiago, sustituido por Verstrynge en la secretaría de Estado—, el proceso para conformar candidaturas de unidad en las autonómicas y municipales parece más complejo que nunca.

Tras esa experiencia, Podemos Andalucía anunció el 11 de julio que a la vuelta del verano, celebrará una conferencia política en clave municipalista para decidir la “estrategia, el programa marco y las alianzas” ante las elecciones locales del próximo mes de mayo. En un comunicado recogido por Europa Press, la organización advertía de que cualquier proceso de confluencia en la comunidad deberá someterse a “primarias vinculantes”, e indicaba que no contempla que en la marca electoral no aparezca Podemos, como sí ocurrió en el caso de Por Andalucía.

Al igual que los comunes en Cataluña, Izquierda Unida ha puesto también en marcha su maquinaria electoral. El partido que coordina Alberto Garzón aprobó el 2 de julio en la Coordinadora Federal, su máximo órgano ejecutivo de decisión y debate, la hoja de ruta y los mecanismos para preparar los contenidos de la propuesta programática municipal general de IU, que deberá estar concretada antes de final de año. Además de brindar su respaldo al proyecto de Díaz (“representa muy bien el anhelo que tenemos las diferentes izquierdas del país para converger y para ponernos de acuerdo en un proceso popular”, afirmó el dirigente), el informe político que presentó el ministro de Consumo abogaba por desplegar un mecanismo de primarias conjuntas allí donde haya la voluntad de conformar candidaturas de unidad.

La política gallega ha subrayado estos días que su proyecto tiene un carácter estatal y que en ningún caso estará listo en las municipales. Cuando Iglesias la señaló como futura candidata, lo hizo siempre con la vista puesta en las generales. Díaz, además, no ocupa ningún cargo orgánico en los partidos del espacio, por lo que su poder sobre las organizaciones es en la práctica muy limitado.

La analista política Cristina Monge ve más pros que contras a que Díaz espere y se estrene en las generales, aunque cree que la no concurrencia puede hacer que llegue a los comicios de noviembre con menor potencia. “Cuando algo surge por primera vez cualquier paso que des es un avance y cualquier otro que dejes de dar, un retroceso”, admite. Sin embargo, opina que la titular de Trabajo ha tomado la decisión correcta: “En primer lugar, traicionaría su filosofía, la escucha. Muchas candidaturas se van a mover a partir de septiembre y un proceso que acaba de empezar ahora es muy difícil que pueda llegar a ese momento armado. En segundo lugar, si acelera, corre el riesgo de llegar sin una estructura en los territorios que permita establecer candidaturas viables”. Tampoco Iglesias quiso usar la marca Podemos en 2015 para evitar que esas listas se convirtieran en un coladero de aspirantes no contrastados. Además, según la politóloga, su participación en las elecciones la llevaría a enfrentarse a organizaciones como Podemos e incluso Más País, y considera que sin presentarse puede apoyar a aquellas aspirantes con las que se sienta más cómoda, como sería el caso de Ada Colau en Barcelona.

Aunque la vicepresidenta sí intervino en la campaña de junio en Andalucía, no está definido aún cuál será su papel en las próximas convocatorias, algo que posiblemente dependerá de cómo se decanten las alianzas en cada territorio. En Madrid, una de las principales plazas, la organización de Mónica García, con quien Díaz ha mostrado una gran afinidad, quiere concurrir con la misma marca con la que se convirtió en 2021 en principal fuerza de la oposición frente al PP de Isabel Díaz Ayuso, Más Madrid. Está por ver si Podemos e IU se sientan a negociar con ella. Y si, más allá de las particularidades, el discurso de “frente amplio” que promueve UP consigue trasladarse al conjunto de las candidaturas para las citas de mayo.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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