Yolanda Díaz presenta Sumar como movimiento ciudadano que busca “un nuevo contrato social”
La vicepresidenta defiende la idea de que su proyecto “no va de partidos ni de siglas, sino de escuchar a la sociedad” y defiende una reforma fiscal para que la democracia llegue también a la economía
Sumar ya es una realidad, y arranca con un éxito de convocatoria que desbordó a sus organizadores. Varios miles de personas aguantaron de pie, al sol, en un caluroso viernes por la tarde, en una plaza del centro cultural Matadero de Madrid, para escuchar a Yolanda Díaz y aclamarla al grito de “presidenta”. Y ella les dedicó un primer discurso en el que animó a todos a participar en un “nuevo contrato social, en el que los hiperricos tienen que aportar como todo el mundo”, que implique “ensanchar la democracia al mundo de la economía, a las empresas, a los impuestos”. “Sé que muchos de vosotros no llegáis a fin de mes, por eso los impuestos y la democracia económica son más importantes que nunca. No es comprensible que un autónomo pague más impuestos que una gran corporación tecnológica. No es justo que las eléctricas se forren a costa de más de cinco millones de pobres o que el 80% del IRPF esté soportado por los trabajadores”, insistió la vicepresidenta en la presentación de un proyecto de corte claramente progresista, pero que intenta ensanchar sus límites y no quedarse limitado al espacio a la izquierda del PSOE, el clásico de IU.
Díaz, que evitó la imagen de suma de siglas y ha pospuesto el debate interno de cómo se configurará orgánicamente el nuevo movimiento, al que hipotéticamente se van a sumar varios grupos hasta ahora distantes o enfrentados entre sí, está convencida de que los ciudadanos quieren otra cosa, y eso es lo que ofrece. “Hoy impulsamos un movimiento ciudadano en el que el protagonismo es vuestro, sois vosotros los que vais a sumar. Esto no va de partidos, no va de siglas, va de pensar un país mejor, de presentar un proyecto de país para la próxima década. Necesitamos inteligencia, paciencia, cariño. Tenemos mucho más de un año, tenemos tiempo. Pensemos el país que queremos, desde las trabajadoras del hogar hasta la psiquiatría, los arquitectos, las cajeras, tenemos que escuchar a todos”, clamó.
“No nos vamos a resignar”
Díaz ya apunta muy claramente que será la candidata, algo que nunca ha llegado a dar por hecho, pero pide a los que estén interesados en este proceso que le ayuden a crear el movimiento ciudadano. “Yo no me resigno. Doy un paso adelante. Con una condición. Yo soy una pieza más, el protagonismo es vuestro, si vosotros queréis, yo me sumo, pero el protagonismo es ciudadano. Tienen que hablar la gente, las cajeras, los arquitectos, las cuidadoras, ya está bien de que hablen los de siempre”.
La vicepresidenta no hizo ninguna mención al Gobierno, a las tensiones de la coalición o al PSOE, el socio mayoritario del Ejecutivo, pero dejó claro que percibe el desgaste de la izquierda y quiere revertirlo con un proyecto nuevo. “Soy consciente de que hay desafección ciudadana. Me da igual lo que digan los estudios demoscópicos. Lo siento en la calle, cuando paseo por Madrid, en Galicia, en Extremadura, me decís que la política no sirve para nada. Sé que la política ha desconectado, porque os ha dejado atrás. Por eso el reto es más importante. La desafección es nuestra responsabilidad”, dijo. Y prosiguió: “Sé que sois responsables con lo que os importa, con vuestra familia, con vuestro trabajo, cuando pagáis impuestos, cuando decís que no queréis que los gobernantes roben. Por eso no hay desafección que valga, sumemos para decir que el futuro lo decidimos nosotras. La política es tender la mano, llegar a acuerdos para cambiar la vida de la gente, para eso vale la política. La política va de tener una sanidad donde no tengamos que esperar un año para una prueba, de tener escuelas públicas de calidad, un salario digno, trabajo digno, vivienda digna, que es un derecho fundamental. Cuando la política no es útil se convierte en un problema”. Díaz trató de disipar el ambiente pesimista que se vive en toda la izquierda y detectan las encuestas. “Como me dijo Manuel Rivas, alguien tiene que ocuparse de la esperanza. Sin esperanza un país no tiene futuro. No nos vamos a resignar”, remató.
La única mención crítica al PSOE la hizo alrededor de la crisis de la valla de Melilla del pasado 24 de junio, con 23 muertos. “Queremos un país mejor, que tenga un mandato central, y aquí cabemos todos: respetar los derechos humanos, en Melilla o en cualquier parte del mundo”, dijo mientras el sector socialista sigue evitando cualquier crítica a Marruecos.
El acto en sí mostró la enorme expectación que ha creado en la izquierda la aparición de este nuevo instrumento del que aún se sabe poco, pero que ya genera adhesiones. A menos de año y medio de las elecciones generales, y un año largo después de tomar el liderazgo de su espacio político tras la salida de Pablo Iglesias, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo dio este viernes un paso fundamental con el lanzamiento del largamente anunciado y pospuesto proceso de escucha ciudadano que servirá de base para un proyecto político. El acto demostró desde el principio que Díaz quiere hacer las cosas de una manera diferente. No había logos de partidos, no estaban los líderes de las formaciones que apoyan esta iniciativa. Y no era un mitin al uso. El protagonismo en el escenario era para media docena de personas desconocidas para el gran público, pero con algo que decir en los asuntos centrales de los que se encargará Sumar: una activista climática, una emprendedora digital, un rider —que además es sindicalista de riders—, un trabajador de Amazon, una maestra, una inmigrante especializada en cuidados, una trabajadora de la sanidad pública dedicada a la salud mental, y otros que entraron por vídeo, como el actor Antonio de la Torre, los escritores Bernardo Atxaga y Manuel Rivas o el cantante Kiko Veneno.
El día estaba marcado en rojo en el calendario de la vicepresidenta, después de meses de gestión, negociaciones y crisis —la guerra de Ucrania y la inflación desbocada— que han puesto a prueba al Gobierno de coalición y le han obligado a aplazar sus planes. Con el arranque del proceso, que durará hasta final de año, la política gallega pospone las negociaciones con los partidos, la parte más compleja de todo el proyecto. Justo antes, deberá hacer público si está dispuesta o no a liderar una candidatura en 2023.
Pese a la ausencia de ministros —estaba pactado que no acudieran los principales líderes de los partidos para dar mayor peso a la sociedad civil—, entre los asistentes sí ha habido diputados de Podemos (Txema Guijarro y Antón Gómez Reino) y tres miembros de su dirección: María Teresa Pérez (secretaria de Acción Institucional y directora del Injuve), Pau Vivas (responsable de Círculos) y Alejandro Zapico (Sociedad Civil y Movimiento Popular). Además del dirigente del PCE y secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago —el cargo de mayor rango del Gobierno entre el público—, se han acercado al recinto la portavoz de IU, Sira Rego, o la consejera valenciana Rosa Pérez. También el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero y la diputada de Más País Andalucía Esperanza Gómez, y parlamentarios de En Comú Podem.
Un proyecto transversal
Díaz no quiere hablar de manera explícita de la izquierda —como en aquel primer Podemos, plantea un proyecto transversal— y, por ahora, tampoco de partidos. Sin duda esta será la principal dificultad del rompecabezas. Concretar el poder de cada formación en la futura plataforma y conciliar en ella los intereses de Podemos, acostumbrado desde su nacimiento con Pablo Iglesias a dirigir el proyecto, con los de otros actores que en su día abandonaron el grupo, como Íñigo Errejón. Los problemas surgidos en las negociaciones para conformar una coalición en Andalucía anticiparon muchas de estas tensiones y amenazaron en su día con hacer saltar por los aires todo el espacio. Díaz tiene claro que no quiere repetir esa fórmula y, de hecho, desde el batacazo en los comicios del pasado 19 de junio, los ministros de Unidas Podemos han actuado con mayor coordinación.
Entre las personas involucradas en la organización del proyecto que nace este viernes hay viejos rostros conocidos, como el de Xavier Domènech, exsecretario general de Podemos Cataluña y ex coordinador general de Catalunya en Comú, además del eurodiputado Ernest Urtasun. También la concejala de Compostela Aberta Marta Lois y Elena Cardezo, asesora jurídica del gabinete y una de sus colaboradoras más estrechas. En paralelo a las reuniones con diferentes colectivos, habrá al menos 25 grupos de trabajo encargados de sintetizar las ideas extraídas de los encuentros, repartidos en áreas temáticas (sanidad, educación, cultura, calidad democrática o derechos LGTBI, entre otros) y que elaborarán los documentos que servirán de base a ese futuro proyecto político. Son muchas las incógnitas aún encima de la mesa. Pero Díaz ha comenzado ya a despejarlas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.