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Sánchez contenta a sus aliados y descoloca a la oposición con los nuevos impuestos

La izquierda aplaude los tributos a bancos y energéticas, PP y Ciudadanos callan y el PNV los asume con reservas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la vicepresidenta Económica, Nadia Calviño y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante la segunda jornada del debate. Foto: LUIS SEVILLANO | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

¿Impuestos extraordinarios a las energéticas y a los bancos? La izquierda aplaude, la extrema derecha se opone y el centroderecha, de momento, no sabe, no contesta. Si el gran anuncio de Pedro Sánchez, al inicio el martes del debate sobre el estado de la nación, no logró que el PP se pronunciase con claridad ante la medida, el presidente se ha topado este miércoles con igual actitud en Ciudadanos. Sánchez lo ha intentado ante Inés Arrimadas y la respuesta ha sido la misma que obtuvo el martes de la popular Cuca Gamarra: ninguna en concreto. Entre los aliados habituales del Ejecutivo, la segunda jornada del gran debate parlamentario ha corroborado el aplauso de la izquierda al impuesto a las grandes compañías y las reticencias del PNV, aun sin oponerse frontalmente.

Sánchez tenía una baza para apretar a Arrimadas: el mismo martes, el Gobierno belga, presidido por un liberal, socio ideológico de Ciudadanos, anunció también un impuesto a las energéticas. Ni así. Arrimadas apenas ha dejado caer que para que esa medida fuese eficaz debería ir acompañada de “reformas estructurales”. Y de ahí no ha podido sacarla.

Desde el anuncio de Sánchez, al mediodía del martes, en el Congreso solo se ha escuchado un rechazo rotundo a los nuevos impuestos por boca del líder de Vox, Santiago Abascal. Al PP no le tocaba hablar este miércoles y su bancada ha amanecido semivacía, sin Alberto Núñez Feijóo e incluso sin Gamarra. Feijóo ha hablado a primera hora en Onda Cero y, más allá de acusar al Gobierno de “populista,” no ha salido de su indefinición. Así que el único intento de esbozar un análisis crítico en el hemiciclo ha tenido que venir justamente de un socio del Gobierno, el PNV.

Yolanda Díaz y Teresa Ribera, este miércoles en el Congreso.
Yolanda Díaz y Teresa Ribera, este miércoles en el Congreso.Luis Sevillano

El portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, ha empezado diciendo: “No estamos frontalmente en contra de que se pueda hacer temporalmente”. Pero a continuación ha expresado reticencias y condiciones. Esteban se ha quejado de que el Gobierno no informase a su grupo previamente y haya presentado la subida impositiva sin tantear si dispone de mayoría para aprobarla. Ha pedido que el tributo se aplique solo a los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas, que se tomen precauciones para que las compañías no lo repercutan en los recibos a los consumidores y que se abra un diálogo con los afectados a fin de “no poner en peligro inversiones y deslocalizaciones”. Sánchez no ha entrado en detalles y se ha limitado a justificar de nuevo la medida por la necesidad de “repartir justamente las cargas” que supone para el Estado dedicar este año 15.000 millones de euros a medidas contra la crisis. En prácticamente todas sus réplicas este miércoles, el presidente ha repetido el lema de que el objetivo principal del Gobierno es “proteger a las clases medias y trabajadoras”.

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“Golpe de timón”

Entre los grupos de izquierda se han mezclado la satisfacción, el recordatorio de que ellos lo venían pidiendo desde hacía tiempo y las advertencias de que estarán muy vigilantes. Íñigo Errejón, de Más País, ha celebrado que Sánchez se haya resuelto a dar un “golpe de timón fuerte y decidido”. Pero también ha avisado: “No creo que el ánimo de los españoles pueda soportar una decepción o un anuncio fallido más”. Ha habido asomos de escepticismo, como el de Joan Baldoví, de Compromís: “Cuando lo veamos en el BOE, lo creeremos”. E ironías, como la de Mertxe Aizpurua, de EH Bildu: “Hoy parece que tenemos al Sánchez de izquierdas”. Néstor Rego, del BNG, ha recordado que el año pasado el Gobierno ya dio marcha atrás en el anuncio de un recargo a los llamados beneficios caídos del cielo de las eléctricas. Mireia Vehí, de la CUP, ha obviado la cuestión impositiva y ha pedido la “intervención del mercado energético” y el “control de precios”.

Entre los pequeños grupos regionalistas tampoco se ha escuchado ningún rechazo expreso a los futuros impuestos, ni siquiera de los más conservadores, como navarros y asturianos. Solo Ana Oramas, de Coalición Canaria, se ha preguntado en tono crítico: “¿Y esto qué tiene que ver con arreglar la vida de la gente?”.

Declaración de Bildu sobre ETA

Más allá de los nubarrones económicos, la otra ―y más sorprendente― sombra que ha vuelto a recorrer la segunda jornada del debate ha sido la de ETA. El PP la había colocado en el hemiciclo el martes y allí se ha quedado. Hasta que la propia izquierda abertzale ha decidido lidiar con ella. La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, no ha pronunciado el verbo condenar, que muchos le exigen, aunque nunca hasta ahora había emitido una declaración tan rotunda y solemne sobre ETA en el Congreso como la de este miércoles. Dirigiéndose a las víctimas, Aizpurua ha dicho: “Desgraciadamente, el pasado no tiene remedio, sabemos que nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado, pero estamos convencidos de que es posible al menos aliviarlo desde el respeto, la consideración y la memoria de todas las víctimas”.

Antes de esas palabras de la portavoz de EH Bildu, Arrimadas se había unido a las durísimas descalificaciones a Sánchez por haber pactado el apoyo de la izquierda abertzale a la ley de memoria democrática. El presidente le ha replicado: “Tengo una mala noticia para usted y para la bancada de la derecha: ETA ya no existe”. Más tarde, uno de los diputados expulsados de UPN, Carlos García Adanero, ha levantado de sus asientos a la bancada de Vox cuando, desde la tribuna, ha arremetido a gritos contra Sánchez: “Entonces ¿por qué hay pintadas de gora ETA? ¿por qué hay homenajes a etarras? ¿por qué seguimos aguantando incidentes en la procesión del San Fermín? ¡Claro que existe!”.

Trece horas de debate dan para muchas cosas, incluso para disquisiciones sobre el nombre del debate mismo. Los independentistas cuestionan que se use el término “nación”, y Arrimadas deplora, en cambio, que lo quieran convertir en el “debate de la nación de naciones”. La cuestión territorial ha estado muy presente este miércoles. Sánchez ha invitado a la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, a unirse a la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat y esta le ha respondido con una crítica feroz, que tanto alcanza al Ejecutivo como a sus socios de ERC. Los dos grupos vascos han incidido mucho más de lo que venían haciendo en la reivindicación nacionalista. Esteban ha pedido a Sánchez que se anime a revisar el modelo de Estado: “Quítese sus complejos de encima, deje de estar amedrentado por la vociferante derecha”. Tanto él como Aizpurua han remarcado que, en el mejor de los casos para el PSOE, seguirá necesitándolos después de las próximas elecciones. “No puede permitirse prescindir de nosotros”, le ha recordado el portavoz del PNV. Y la de EH Bildu ha remachado: “Nunca podrá gobernar sin la izquierda independentista vasca y catalana”.


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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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