El top 10 de los narcos del Estrecho, del éxito al lamento
A los principales capos del hachís de Cádiz se les acumulan los problemas: están detenidos, fugados o a la espera de juicio
Hubo un tiempo no tan lejano en el que las mafias del Estrecho de Gibraltar, henchidas de éxito y dinero, solo competían por ver qué franja de costa les pertenecía o qué derroche resultaba más excéntrico. Ese pasado dorado, que tuvo su cénit en 2018, se antoja muy distinto al de estos días en el que las bandas —con sus excepciones de estridencias— solo parecen estar preocupadas por preparar su estrategia de defensa ante los macrojucios que se les vienen encima. Y por seguir alijando, pero con “una discreción” inusitada en ellos, como cree un agente de la Guardia Civil de la zona, implicado desde hace años en destapar sus desmanes.
Las mesas de los fiscales de Cádiz están repletas de tomos de complejas investigaciones policiales que enredan a los principales narcos de la zona. Los hay detenidos y en prisión —provisional o co penas firmes—, en libertad a la espera de sentarse en un banquillo o fugados. Muchos de ellos han visto virar sus vidas de supuestos éxitos en lamentos por exhibir sus lujos sin pudor. “Por la boca muere el pez. Si no hacen eso, parece que no se realizan”, tercia la fiscal antidroga de Andalucía, Ana Villagómez. Esta es una lista de los diez más conocidos. Supuestamente son todos los que están, pero seguro que no están todos los que son, a juzgar por las constantes redadas que siguen deteniendo a más y más. “Estoy segura de que hay de los que no alardean”, tercia Villagómez.
Francisco Tejón, el Castaña
Francisco Tejón y su hermano Antonio —de aproximadamente 40 y 35 años, respectivamente— son el paradigma de las mafias del hachís. Su mote de los Castaña, les viene por su padre, vendedor de este fruto en un puesto en La Línea de la Concepción. “Empezaron a robar en farmacias y comercios, hasta que robaban cada vez de una forma más elaborada”, recuerda un guardia civil que les conoció de jóvenes. De ahí dieron el salto al hachís de la mano del narco El Messi y se convirtieron en los capos de la droga con una fortuna de unos 30 millones de euros, según le han llegado a imputar los investigadores policiales. Contra los poderosos Tejón se acumulan diversas causas conjuntas de tráfico de droga y blanqueo de capitales, aunque ellos siempre han mantenido la versión —a través de sus respectivos abogados— de que no han trabajado juntos. Tras idas y venidas a prisión, Isco Tejón lleva desde marzo de 2021 en la calle —después de pagar una fianza de 200.000 euros— a la espera del primer juicio que tiene señalado para abril y que le sentará en el banquillo junto a su hermano y su hijo Darren. Está por ver si explica también qué le llevó a protagonizar un videoclip de reguetón en 2018, Candela, cuando ya estaba siendo buscado por la Justicia. O cómo explica sus escuchas en las que habla de alijos, sus viajes a Marruecos o el conglomerado de más de diez empresas a su nombre, pese a no tener ingresos reconocidos.
Antonio Tejón, el Castaña
A diferencia de su hermano, Antonio, no ha conseguido la libertad provisional debido a que atesora causas y penas diferentes a las de su hermano que marcan también sus propias aventuras en el narco. La más sonada es la que le llevó a comprar a una guardia civil de la Policía Judicial Algeciras que se encargaba de las escuchas telefónicas a los narcos y, de paso, blanquear más de dos millones de euros. También, las 11 veces que le tocó la lotería, un recurso habitual entre los traficantes que él ha elevado a un nuevo nivel de carambola. Pero Antonio también es conocido por su vida disoluta de lujos, fiestas y amantes que ha acabado por afectarle en su devenir procesal. Padre de más de seis hijos, el menor de los Castaña fue el primero en acabar detenido —en junio de 2018—, después de que cometiera el desliz de visitar a su amante, que compartía pareja con su mujer oficial. “Siempre ha sido más cabeza loca que Isco”, explica el mismo agente.
Abdellah El Haj Sadek, el Messi del hachís
Abdellah El Haj Sadek, conocido como el Messi del hachís por la admiración que le produce el jugador, es el protagonista del mayor escándalo en la lucha contra el narco del Estrecho. En noviembre de 2017 se entregó tras estar nueve meses en busca y después de llegar a un acuerdo con el fiscal de área de Algeciras que fue negociado por un capitán de la Guardia Civil, Joaquín Franco, que acabó detenido por sus supuestas implicaciones en el narco. Tras estar unos meses localizado, el 14 de marzo de 2019 envió una escueta misiva a los medios de comunicación en la que anunciaba que volvía a fugarse por la supuesta presión policial que decía sufrir. Desde entonces, poco se sabe de él, aunque los agentes sospechan que está oculto en una lujosa urbanización del norte de Marruecos, desde donde podría seguir organizando alijos.
Jesús Heredia, el Pantoja
El negocio del narco es como la Hidra mitológica, por mucho que cortes una cabeza, rápido salen otras que la sustituyen. Jesús Heredia, el Pantoja, es un ejemplo de ello: como los Castaña, aprendió del Messi. De los 34 años que tenía cuando le detuvieron, buena parte los había dedicado supuestamente al crimen organizado, a planificar alijos diversificados tanto en potentes narcolanchas atestadas de hachís, como en barcos pesqueros. La Audiencia Nacional cree que está detrás del alijo de droga que acabó en el fatal hundimiento del pesquero Rúa Mar, que acabó con la desaparición de cuatro personas y la muerte de otras dos. Heredia debía sentarse en el banquillo a partir de este pasado martes 1 de febrero, pero el juicio se ha aplazado —por segunda vez— al próximo mes de septiembre. Estuvo en libertad bajo fianza hasta que este pasado miércoles acabó detenido de nuevo, acusado ahora de recurrir a una mafia asentada en Chiclana y especializada en logística para narcos y en alijar hachís.
José Antonio Cortés Merino, el Futbolista
El submundo del hachís del Campo de Gibraltar tiene sus propios códigos de conducta, cultura y costumbres. Por esa suerte de ley no escrita, a la banda de José Antonio Cortés Merino, de 38 años, le correspondía una zona de la costa que usaron “para alijar muchísima droga”, como recuerda un agente de la zona. Cortés, futbolista de equipos locales que prefirió colgar las botas y dedicarse al tráfico de hachís. La disciplina del deporte le sirvió para aplicarla a los alijos. Hacía entrenar a los suyos cada movimiento de una descarga en la playa para que saliese perfecta. La coordinación se torció cuando acabó detenido en diciembre de 2018. Ahora, él y su banda están a la espera de una macrojuicio, aunque un guardia civil local tiene claro que “sigue trabajando”.
Manuel P. L., Kiko el fuerte
Si Manuel P.L., alias Kiko el fuerte, sigue huido en el norte de Marruecos —quizás, en la misma urbanización que el Messi— no es tanto por sus problemas con la Justicia, sino con que “se fue dejando muchísimo dinero que deber”, según apunta un agente de La Línea de la Concepción. A Kiko el fuerte le viene por el gusto que tiene por mantener un musculado cuerpo de gimnasio, establecimientos que llegó a gestionar como posible tapadera para blanqueo. Acabó detenido en noviembre de 2019, hasta que, en enero de 2020, la Audiencia Provincial le dejó en libertad por que los indicios que le vinculaban con un alijo investigado no eran suficientemente sólidos y porque no había riesgo de fuga. Pero Manuel, iniciado en el negocio por los Castaña, huyó y desde entonces nada se sabe de él, aunque el mismo investigador cree que se mantiene en activo.
Antonio Vázquez, Antón
Con Antonio Vázquez, alias Antón, comenzó toda la retórica que rodea a los narcos como delincuentes aficionados a la ostentación y a hacer gala de ello. Él se hizo famoso por pasear con su cachorro de león por la calle en los años 90 de Barbate, cuando la localidad era golpeada por la dura lacra social y económica del narco. Él, marinero de profesión, comenzó pronto en el negocio y siguió en él entrado el nuevo milenio hasta que las causas judiciales se le amontonaron y le llevaron a prisión. Hoy, cercano a los 50 años, sigue en una prisión de El Puerto y allí seguirá al menos hasta mayo de este año, cuando le cumple una de sus penas, según confirman fuentes judiciales. Todo un aviso a los traficantes más jóvenes que ahora están a punto de ser juzgados.
Antonio Romero, el Tomate. Libre a la espera de juicio
Aunque el Campo de Gibraltar acapara desde hace años todos los focos del narco, hay quienes aprovechan la situación sureña de la provincia y su cercanía con Marruecos para probar suerte en otras zonas. Uno de esos puntos calientes es el río Guadalquivir y localidades cercanas como Sanlúcar de Barrameda. Aquí, se han hecho famosos traficantes como Antonio Romero, alias el Tomate, —de unos 47 años— conocido por su tacañería, aunque también por su afición a los caballos, los gallos de pelea y las romerías del Rocío, la santa trinidad de los capos locales. Tras acumular varias investigaciones que le llevaron a entrar y salir de prisión provisionalmente, ahora espera en libertad la llegada de un juicio contra él que aún no tiene fecha.
Isidoro M., el Doro
Isidoro M, alias el Doro, —de 42 años— escaló rápido en los submundos del hachís, patrocinado por su suegro, el histórico El Acuático. Pero hace tiempo reorientó sus actividades a la marihuana, donde vio el filón de hacerse pasar por reputado empresario de campos de falsas plantaciones de CBD ―permitidas por la legislación española porque no tienen sustancias psicoadictivas― pero con niveles de THC —principal psicoactivo del cannabis— alterados de forma deliberada. Debía sentirse cómodo en ese nuevo papel porque cuando la Guardia Civil le detuvo el pasado mes de noviembre ya ni se escondía. En marzo de 2019, posó orgulloso como patrocinador de uno de los cuatro conciertos que la estrella del reguetón Nicky Jam. La Fiscalía Antidroga de Jerez cree que uso ese evento y el club de fútbol de Segunda División UD Algaida para lavar más de tres millones de euros. Ahora, está en prisión provisional por estos hechos.
Francisco Javier Ramos, el Patrón
No es el más poderoso, ni el que más droga —en este caso, marihuana— o dinero sucio ha movido, pero el caso de Francisco Javier Ramos, alias el Patrón, es un ejemplo claro del narco fanfarrón. Hace una semana acabó de nuevo detenido por blanquear casi medio millón de euros, con la ayuda de sus padres. Pero el Patrón lleva demasiado tiempo amedrentando a un pueblo de apenas 7.000 habitantes, Puerto Serrano, en el que ha sido capaz de infiltrar de cultivos de marihuana a buena parte de una calle. Su detención se ha visto precipitada después de que no dudase en hacer de figurante en videoclips de trap e incluso de participar como protagonista de la canción Rico o muerto del cantante rapero Haze. Al final, todo se resume a la clave que da Villagómez: “El problema es que hablan mucho”.
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