_
_
_
_

La caída de ‘El Doro’: fútbol, reguetón y marihuana

Detenido un supuesto narco de Sanlúcar por blanquear más de tres millones de euros en actividades como un concierto de Nicky Jam

Guardias Civiles recogen documentación en una operación contra el narco de hace meses en la provincia de Cádiz.
Guardias Civiles recogen documentación en una operación contra el narco de hace meses en la provincia de Cádiz.A.Carrasco Ragel (EFE)
Jesús A. Cañas

De las cuatro fechas que la estrella internacional del reguetón Nicky Jam confirmó en España en 2019, una fue en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Los organizadores del concierto lo proclamaron orgullosos en una rueda de prensa en marzo de ese mismo año. A la izquierda de esa mesa; Isidoro M., alias El Doro, quedó inmortalizado, sonriente, en calidad de patrocinador y presidente del modesto equipo de fútbol Unión Deportiva Algaida. Hasta ahora, se desconocía que ese evento a mayor gloria del trap le costó al empresario casi un millón de euros. La Fiscalía Antidroga de Jerez y la Guardia Civil sospechan que la cita cultural era solo una tapadera más de un conglomerado empresarial creado para lavar, al menos, tres millones de euros procedentes del narcotráfico y por el que este martes ha acabado detenido Isidoro M., de 42 años, junto a su esposa, su hija de 18 años y siete colaboradores, todos imputados por tráfico de drogas y pertenencia a organización criminal.

Para cuando el estadounidense Nicky Jam llenó de fans las instalaciones deportivas municipales en las que se celebró su concierto, el 12 de julio de 2019, El Doro —conocido así como diminutivo de su nombre de pila— ya estaba siendo investigado. La Fiscalía de la zona recibió unas informaciones que apuntaban al origen ilícito de la vida “llamativa, derrochadora y extravagante” que llevaba el supuesto narco, según apuntan fuentes judiciales cercanas al caso. En el Ministerio Público eran conocedores de que no se estaban enfrentando a un traficante cualquiera. Yerno de El Acuático, un histórico del narco de Sanlúcar, Isidoro escaló muy rápido en el submundo del hachís. Parejos a ese ascenso son sus antecedentes “para aburrir”, como añade la misma fuente. Le constan encontronazos con la Justicia, condenas y estancias en prisión desde 1995.

Aunque ese pasado y su ostentoso tren de vida, visible en una ciudad de 68.000 habitantes, no fueron un problema para labrarse una imagen de hombre de negocios vinculado al deporte. En 2017, El Doro se convirtió en presidente del UD Algaida, un modesto equipo que él se propuso impulsar a la Segunda División Andaluza. Apenas un año después, el arrestado inauguró con fanfarria las obras de mejora en las instalaciones deportivas del club e incluso lo bautizó con su apodo, El Doro Stadium. El paralelismo ―a escala― con el Atlético Nacional del capo de la cocaína colombiano Pablo Escobar es evidente. “Al final, son modelos que intentan imitar”, apunta una fuente conocedora de las pesquisas.

Isidoro M., alias 'El Doro', en la presentación del concierto de Nicky Jam, en una imagen del Ayuntamiento de Sanlúcar de 2019.
Isidoro M., alias 'El Doro', en la presentación del concierto de Nicky Jam, en una imagen del Ayuntamiento de Sanlúcar de 2019.ayuntamiento de sanlúcar de barrameda

A lo largo de estos dos años, las investigaciones dirigidas por el Juzgado Mixto Número 3 de Sanlúcar han intentado discernir el grado de implicación de El Doro con todos esos cambios en el club. La documentación que cerca de 200 guardias civiles están recabando este martes en los registros entre Sanlúcar y Chipiona de la llamada operación Talofita será clave para ello, según explica la misma persona cercana al operativo: “Se va a ir con pies de plomo. Hay que ir purgando con bisturí. Pero el elevado nivel de vida vinculado con una falta de actividad laboral es evidente”. Por ahora, al supuesto narco se le atribuyen movimientos de dinero de blanqueo superiores a los tres millones de euros.

Buena parte de ese montante se fue en financiar el concierto de Nicky Jam —casi un millón de euros—, financiado por una empresa vinculada a Isidoro que “movió muchísimo dinero” con la venta de las entradas. “Alguien ordinario no puede promover un concierto con esas cantidades”, apunta la misma fuente. El macroevento privado se anunció como una de las grandes citas culturales de la ciudad de aquel verano, se presentó en una rueda de prensa presidida por el edil de Fiestas en las que Isidoro M. estuvo presente y se celebró en unas instalaciones municipales. También contó con el apoyo logístico del Ayuntamiento, algo habitual en este tipo de citas, sobre todo en la organización de planes de seguridad local. Fuentes municipales remarcan a EL PAÍS que el Consistorio “no fue organizador de ese concierto”. “Cedió una instalación a una empresa de Sanlúcar, que ya había organizado otros conciertos, sin contraprestación alguna. Ese señor no era de esa empresa. La cesión de instalaciones se hace con otras asociaciones y entidades”, apuntan desde el Ayuntamiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La sociedad del narco que financió el concierto de reguetón no es la única que aparece directamente ligada a Isidoro. La investigación ha demostrado su relación directa con cuatro entidades más, e indirecta con otras cinco. Con todas ellas, El Doro apuntaló un alto nivel de vida que se materializó en un opulento chalé en Monte Algaida, zona rural habitual para muchos de los narcos de Sanlucar. A ello suma diversos vehículos —al menos, cinco suyos y otros cinco de su mujer— un barco de arrastre, otras propiedades inmobiliarias en la citada barriada y una cantidad aún por determinar de dinero en efectivo que los agentes han localizado la mañana de este martes en su casa, agrupado en fajos de billetes guardados en bolsas al vacío.

Aunque El Doro comenzó su carrera delictiva con el hachís, según fuentes de la investigación, las pesquisas contra sus supuestas artimañas para lavar dinero han descubierto que hace tiempo optó por apostar por otras vías de negocio. Aunque no era el origen de esta investigación, se ha descubierto su aparente vinculación con falsas plantaciones de CBD ―permitidas por la legislación española porque no tienen sustancias psicoadictivas―, explica esta fuente judicial. Isidoro se subió, de hecho, al carro de una nueva forma de narcotráfico cada vez más presente en la provincia de Cádiz —sobre todo en la Costa Noroeste y la Sierra— y basada en cultivos de amplias extensiones de cáñamo industrial con apariencia de legalidad, pero con niveles de THC —principal psicoactivo del cannabis— alterados de forma deliberada. Ahora, ese entramado diversificado de marihuana, fútbol y reguetón de El Doro ha comenzado a desmoronarse.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_