UPN pretendía reconstruir su relación con el PSOE con su apoyo a la reforma laboral
PP y Cs aspiran a mantener el proyecto de Navarra Suma
Unión del Pueblo Navarro (UPN) quería escenificar, con el apoyo y voto a favor el pasado jueves de sus dos diputados en el Congreso a la nueva reforma laboral, “un gesto para reconducir y reconstruir” su relación maltrecha en estos últimos años con el PSOE en toda España y con el Partido Socialista de Navarra (PSN) en esa comunidad, según fuentes de la dirección de todos los partidos implicados. La estratégica jugada, que tiene como transfondo incluso un posible replanteamiento futuro de la actual plataforma electoral de derechas Navarra Suma con PP y Ciudadanos, salió mal por el cambio en el sentido de voto in extremis de sus dos parlamentarios, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que se habían comprometido con su ejecutiva a seguir sus directrices y acabaron votando en contra de la nueva norma como PP y Vox. Los dos diputados están ahora inmersos en un proceso para ser expulsados de UPN, aunque ya han anticipado que no están dispuestos a devolver sus escaños.
Sayas y García Adanero intentan justificar su posición y el inesperado giro de su voto con el argumento de que no estaban dispuestos a conceder un “plebiscito” al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con la acusación contra el líder de UPN, Javier Esparza, de que no les informó directa y personalmente de los compromisos que habría arrancado para beneficio de Navarra en la negociación con el PSOE. Esparza fue encomendado por su ejecutiva, en la que estaban Sayas y Adanero, a llevar esa negociación, y no tiene mucho que agradecer políticamente al PSOE o a Sánchez, que hace dos años y pese a ser el candidato de UPN el ganador en las autonómicas con 19 escaños optó por permitir un alianza del PSN con partidos nacionalistas y separatistas.
Aquella decisión provocó un enorme distanciamiento de UPN con el PSN de la nueva presidenta navarra, María Chivite, y con Sánchez. Pero desde entonces han sucedido algunas cosas. Esparza no olvida, y mantiene vigente la coalición electoral con PP y Ciudadanos, como pretenden también esos partidos, pero UPN no cree que respaldar la reforma laboral pactada por sindicatos y patronal tuviera que ser un examen político ahora para Sánchez. Al contrario. “Esta reforma que venía de la mano de la patronal, con la que UPN está siempre, era una oportunidad para restablecer la interlocución y el diálogo con el Gobierno central, con el PSOE y con el PSN”, lamentan al máximo nivel en la formación foralista. Esos dos votos traicioneros de Sayas y Adanero estaban planificados, para la cúpula actual de UPN, “como un gesto para reconducir esa relación y llegar a un periodo de entendimiento”, añaden.
En UPN tampoco tienen decidido el futuro de . La continuidad de esa coalición la votarán sus bases meses antes de las próximas elecciones. Ahora no hay orientación a favor o en contra: “Ya veremos”. Se analizará en su contexto: “Dependerá de lo que pase en las elecciones del 13-F en Castilla y León y de cómo quede ahí representado o tocado Cs”. Hace dos años, tras las últimas autonómicas, se valoró que Cs con sus representantes y alianzas concedió varios gobiernos locales y regionales al PP. “Ese panorama ha cambiado”. Habrá que ver qué conviene en el futuro. En UPN apuntan también que ellos tienen ahora alcaldías (Pamplona, Tudela y otras) gracias a pactos con el PSN que podrían reconsiderarse.
Los contactos y llamadas de Esparza
En las últimas semanas, el líder de UPN, Javier Esparza, ha estado muy solicitado. Ha acudido en varias ocasiones a Madrid, para negociar y cenar con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, compañero de juegos juveniles en su pueblo en Navarra y con buenas relaciones entre sus respectivas familias, y ha tenido contactos con el ministro de Presidencia, Félix Bolaños. Tras el varapalo que recibió con el cambio de voto sin avisar de sus dos diputados en el Congreso, Esparza llamó para disculparse a Cerdán y Bolaños. Pero también habló con Pablo Casado, el líder del PP, y con Inés Arrimadas, la de Cs, para preguntarles si sabían algo o estaban detrás de la operación. Esparza ha dicho que fía de la palabra de Casado, que le prometió que el PP no tenía nada que ver. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le llamó “muy respetuoso” casi para consolarle.
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