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El sospechoso de urdir el crimen de Llanes alega que solo contactó con los presuntos sicarios para arreglar un tejado

Pedro Nieva y Jesús Muguruza, acusados de pedir a dos hombres que matasen al concejal Javier Ardines, niegan su vínculo con los hechos, ocurridos en 2018

Banquillo de los acusados durante la vista oral por el asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines, este martes.
Banquillo de los acusados durante la vista oral por el asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines, este martes.Eloy Alonso (EFE)
Juan Navarro

Dos tesis antagónicas se enfrentan en la Audiencia Provincial de Oviedo a cuenta del asesinato de Javier Ardines, concejal de Izquierda Unida en Llanes (Asturias), en 2018. Lo innegable es que el político apareció asfixiado y apaleado en un camino tras salir de su casa en Belmonte de Pría el 16 de agosto. También que engañaba a su esposa, Katia Blanco, con la prima hermana de esta, Nuria Blanco, que además era pareja de su viejo amigo Pedro Nieva. Aquí emergen dos bloques: uno, el que conforman los familiares de Ardines y la Fiscalía, que creen que Nieva orquestó el asesinato mediante un socio y dos sicarios; y otro, el de los cuatro acusados, que niegan la mayor.

Las sesiones, ante un jurado popular, comenzaron este martes con los dos presuntos autores materiales de la muerte rechazando los hechos. Este miércoles han comparecido Jesús Muguruza, supuesto enlace de Nieva con los sicarios, y el hombre afrentado. Ambos, residentes en el País Vasco, se han desligado del suceso y han asegurado que su relación y sus visitas a Asturias se debían a unos “arreglos en un tejado”.

La comparecencia de Nieva, sospechoso de urdir el ataque mortal, ha mostrado a un hombre tranquilo, que ha reconocido que la infidelidad de su esposa con Ardines le dolió. Ha negado ser “celoso” y ha asegurado que no colocó dispositivos de seguimiento para controlar a su mujer, Nuria Blanco, con quien tiene dos hijos de 25 y 22 años, si bien la investigación reveló que se habían empleado estas tecnologías para hacer búsquedas, y que se habían comprado cámaras. Nieva lo ha justificado en la necesidad de detectar a los autores de unas pintadas en algunas propiedades suyas y ha reconocido que cuando su mujer se enteró de la muerte de Ardines, sospechó que él hubiera podido liquidarlo o que hubiera ido “a pegarle”, algo que él le desmintió por completo.

La fiscal, que pide 25 años para Nieva, ha basado su discurso en la “obsesión” que el acusado mostraba por si su mujer volvía a cometer nuevas infidelidades con Ardines. Por esta fijación, sostiene el ministerio público, habría preparado el asesinato en el verano de 2018, cuando estaba previsto que Katia Blanco se dirigiese a Asturias desde su residencia en Amorebieta (Bizkaia). El principal sospechoso de la muerte, que ha respondido a su abogado y a la acusación de la familia del difunto pero no a la Fiscalía, ha afirmado que aunque su relación estaba encaminada “al divorcio”, no culpaba a Ardines del fracaso matrimonial. También ha dicho que no lo amenazó tras destapar “accidentalmente” una infidelidad que había durado décadas.

Dos sicarios

Nieva atribuye a la reparación del tejado de su casa el contacto de Jesús Muguruza con dos argelinos, acusados de la muerte material del concejal. Asegura que recurrió a Muguruza, viejo conocido, y de ahí que, semanas antes del crimen, este viajara desde Euskadi hacia el Principado. Según las acusaciones, ese viaje sirvió para enseñar a Muguruza y a Djillali Benatia, presuntamente uno de los artífices del crimen, cómo tenderle una emboscada a la víctima y, también, para informarles de las rutinas exactas de Ardines. Asimismo, ha declarado que jamás había visto a Benatia y a Maamar Kelii, el otro presunto sicario, pero sí tenía trato con Muguruza.

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Este conocido de Nieva ha iniciado la jornada con su testimonio, y solo ha respondido a preguntas de su letrado. Muguruza ha reiterado que el viaje que realizaron a Llanes antes del asesinato se debió al tejado (“entraba agua”, ha señalado). El trayecto, que corroboraron un taxista y un mecánico a quienes solicitaron por una avería en su coche, lo hicieron con un tal “Julián”, que entendía de esta clase de construcciones. Muguruza ha seguido una estrategia similar a la de Nieva al criticar a los agentes que lo detuvieron, a quienes ha culpado de emplear una fuerza desmedida. Muguruza ha negado conocer a Ardines ni haber tramado “nada” para merecer los 25 años de cárcel que reclama para él el ministerio público.

La táctica de exponer supuestos excesos de las autoridades sigue la línea trazada este martes por Benatia, cuya declaración al principio de la investigación comprometió a los actualmente juzgados. El argelino sostuvo que Nieva había desarrollado todo el plan y que Muguruza ejerció de intermediario con los dos artífices, si bien posteriormente se desdijo de esta versión alegando que sufrió “presiones” para pronunciarse así. Las defensas de estos cuatro hombres exigen su absolución al entender que la señal de móvil de los dos presuntos sicarios registrada en Belmonte no basta para probar su presencia, pues no hay cámaras o restos de ADN que lo avalen. Entretanto, la Fiscalía y la familia de Ardines siguen intentando convencer al jurado popular de que todo estuvo orquestado. Este viernes, pues el jueves está reservado a estos cuatro acusados, hablarán dos agentes que investigaron el caso.

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Sobre la firma

Juan Navarro
Colaborador de EL PAÍS en Castilla y León, Asturias y Cantabria desde 2019. Aprendió en esRadio, La Moncloa, en comunicación corporativa, buscándose la vida y pisando calle. Graduado en Periodismo en la Universidad de Valladolid, máster en Periodismo Multimedia de la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo EL PAÍS.

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