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Un cóctel de economía y crispación en el nuevo curso parlamentario

Los partidos asumen que el clima político es irreparable y sitúan las cuestiones económicas en el primer lugar de sus agendas. El PP anuncia una oposición más propositiva tras su convención

Xosé Hermida
Las diputadas Cuca Gamarra y Ana Pastor se saludan en el Congreso tras las vacaciones, el pasado 25 de agosto. Detrás, la presidenta Meritxell Batet y el popular José Ignacio Echániz.
Las diputadas Cuca Gamarra y Ana Pastor se saludan en el Congreso tras las vacaciones, el pasado 25 de agosto. Detrás, la presidenta Meritxell Batet y el popular José Ignacio Echániz.Fernando Alvarado (EFE)

Pablo Casado recurrió a la inscripción de las puertas del infierno de Dante para avisar al Gobierno de que no habrá acuerdo sobre el Poder Judicial: “Abandonen toda esperanza”. En el Congreso de los Diputados, a la espera del comienzo del periodo de sesiones, el día 15, hace tiempo que se abandonó casi toda esperanza en un cambio de clima. Los grupos se preparan para otro curso de combate sin pausa, ahora con las cuestiones económicas situadas por todos en primer plano, especialmente la que más encrespa al Gobierno: el precio de la luz. Por la derecha, el PP ya no dio tregua durante el verano, aunque anuncia que a partir de octubre, cuando celebre su convención, quiere abrir una fase de oposición más propositiva para mostrar su alternativa de Gobierno. Y por la izquierda, socios y eventuales aliados del PSOE afilan sus demandas ante la próxima negociación presupuestaria.

¿Hay algún atisbo, aun remoto, de mejoría en el clima político? “Seguirá tan enconado como siempre”, pronostica sin dudar Felipe Sicilia, portavoz adjunto del grupo socialista en el Congreso. Sicilia dice que lo ha reafirmado la dura confrontación que el PP ha mantenido con el Gobierno durante el verano. El mismo ejemplo que invoca el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, para corroborar: “Vamos a ver lo que ya conocemos: ruido, insultos, mentiras, odio y absolutamente ningún proyecto de país”.

El aludido, el PP, tampoco reconoce signos de que el estrépito pueda amainar, aunque aquí la responsabilidad cambia de bando: “Un Gobierno que busca permanentemente la polarización” y “un presidente que lleva meses sin hablar con el líder de la oposición”, como expone la portavoz del grupo popular, Cuca Gamarra. Desde un observatorio más distanciado, el del PNV, Aitor Esteban apunta a la estrategia de Casado y la presión que Vox ejerce sobre el PP, pero no deja de referir también las disputas en el Gobierno. “Esa cosa inaudita del Gobierno criticando al Gobierno a golpe de tuit”, se extraña Esteban, quien remacha con una reflexión más de fondo: “Mientras sigan estos dirigentes, la tensión no bajará”.

Cuando se le pregunta a Gamarra por sus prioridades para el nuevo curso, comienza por una: Pedro Sánchez. “Que comparezca ya, que muestre que no huye del Parlamento”, emplaza la portavoz popular. El presidente compareció por última vez el 30 de junio, en un pleno extraordinario centrado en la política europea y los indultos a los líderes del procés, y no regresará hasta el día 15, en el primer cara a cara con Casado del nuevo curso. El caso es que la oposición insiste en que Sánchez tiene “urticaria al Parlamento”, como dice el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, y como apuntala Gamarra al denunciar la “anomalía democrática” de que el Gobierno “lleve tres años sin convocar el debate del estado de la nación”. Y los socialistas sostienen exactamente lo contrario. “Es el presidente que más ha comparecido”, asegura Sicilia, que recuerda los plenos para las prórrogas del estado de alarma, además de la larga comparecencia de junio y las sesiones de control.

El PP anuncia que a partir de octubre dará un giro a su oposición. Será tras la convención que pretende lanzar la imagen presidenciable de Casado. Según Gamarra, su grupo se va a centrar a partir de entonces en presentar propuestas de leyes para dar a conocer su alternativa. “Que se sepa lo que va a hacer el presidente Casado en sus 100 primeros días de Gobierno”, ilustra la portavoz.

En medio del forcejeo hay una coincidencia general de todos los grupos al poner en primer plano las cuestiones económicas, los “problemas reales de los españoles”, que dice el PP. Para el PSOE, el objetivo primordial es sentar las bases “para una recuperación que sea justa y alcance a todos” aprovechando los fondos europeos. Esa es la carta más valiosa para el Gobierno y más específicamente para el PSOE, que, con todo, va a transitar sobre ascuas en algunos debates económicos.

El precio de la luz sitúa al PSOE en un fuego cruzado de derecha e izquierda, incluido en este último campo su socio de Gobierno. Los socialistas esperan reconducir el asunto en el Congreso con una comisión de estudio sobre la factura eléctrica —esta sí pactada con Unidas Podemos— y dos proyectos de ley que empiezan su trámite para retirar bonificaciones a las compañías energéticas y abaratar así el precio al consumidor. No es el único frente económico abierto entre los coaligados. Cuando Echenique enumera sus objetivos para el nuevo curso, comienza con la regulación de los precios de los alquileres, a la que el PSOE se resiste desde hace meses. En ese punto, la presión del socio minoritario encontrará en el Congreso refuerzos como el de ERC, cuya agenda de prioridades coincide básicamente con la de Echenique: vivienda, política energética, fiscalidad y derogación de la ley mordaza, entre otras. “ERC no es ni será socio del Gobierno”, advierte su portavoz, Gabriel Rufián. “Es y será vigía del Gobierno, vigía del cumplimiento de lo pactado”. Fuera de las cuestiones económicas, las prioridades legislativas de los grupos que apoyan al Ejecutivo están llenas de guiños al campo progresista: la ley de memoria democrática, la LGTBI y la del “no es no”, entre otras.

Todas las demandas van a entrar de lleno en la negociación presupuestaria, a partir de octubre. Los socialistas confían en que la responsabilidad de gestionar los fondos europeos facilite el acuerdo. “Nadie entendería que por alguna demanda territorial se pusiera en peligro el interés general en un momento decisivo”, opina Sicilia. Por motivos semejantes, también Aitor Esteban aventura: “Creo que habrá Presupuestos. A trancas y barrancas, pero los habrá”.


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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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