Murcia, de la guerra al consenso
Los destrozos políticos por la moción de censura no impiden a PP, Cs y la izquierda impulsar un nuevo estatuto, con el rechazo frontal de Vox
No hace ni tres meses que Joaquín Segado, Diego Conesa y Mar Marín se dijeron las peores cosas. Toda España lo pudo escuchar en el debate de aquella moción de censura en Murcia que, a mediados de marzo, cayó como una bomba de expansión sobre toda la política nacional. Marín, portavoz regional de Unidas Podemos, decía sentirse como Clint Eastwood mientras pateaba la puerta de un burdel en Sin perdón al grito de “¿quién es el dueño de esta pocilga?”.
Este martes, sin embargo, el popular Segado, el socialista Conesa y Marín han comparecido juntos en el Congreso de los Diputados para defender el nuevo Estatuto de Autonomía de la región. Conesa, líder del PSOE regional, incandescente durante la moción de censura para tildar de corrupto al Gobierno del PP, afirmó esta vez, entre loas al pacto: “La Región de Murcia no es la caricatura que trasciende más allá de nuestras fronteras, pese a los bochornosos escándalos políticos, económicos y medioambientales”. Segado se felicitó, como los demás, por un consenso que calificó sucesivamente de “ejemplar” y “admirable”.
Para la izquierda, lo más relevante del proyecto son sus “avances” en el compromiso con la política ambiental, en la lucha contra la violencia de género y la discriminación de la mujer y las minorías sexuales, así como el reconocimiento del derecho a una muerte digna y a la reparación a las víctimas del franquismo. El PP pone el acento en que “blinda” el trasvase Tajo-Segura y apuesta por un nuevo sistema de financiación autonómica. También suprime los aforamientos y otorga al presidente la potestad de convocar elecciones anticipadas.
Entre tantos parabienes, se acabó colando algún reproche por los convulsos acontecimientos recientes. Ciudadanos, destrozado por la moción de censura que lo partió en dos, no dejó de recordar que la comisión del pacto antitransfuguismo acaba de declarar tránsfugas tanto a los tres diputados de ese partido cooptados por el PP para el Gobierno como al propio presidente regional, el popular Fernando López Miras. La combativa Mar Marín, portavoz regional de Unidas Podemos, tras extenderse en destacar los aspectos que considera más positivos del texto, no quiso dejar de manifestar su opinión de que el murciano es “el Gobierno más corrupto de España”. El PSOE, el otro gran damnificado político por el fracaso de la moción, prefirió, en cambio, no tocar el asunto.
Y luego llegó Vox, paradigma del laberinto político de la región. La extrema derecha aún no estaba en la Asamblea regional cuando, en abril de 2019, se aprobó el nuevo Estatuto por unanimidad. Al mes siguiente, entró en la Cámara con cuatro diputados, de los que solo le queda uno, después de que tres rompiesen con el partido y pactasen con el PP. Aun así, Vox fue la fuerza más votada en la región en las últimas elecciones generales. Y su oposición al nuevo Estatuto es radical. El texto, según su diputado Joaquín Robles, prueba que el PP actúa como “cómplice de la ideología de esta izquierda extravagante”. No así Vox, el único grupo de la Cámara que votó en contra de tramitar el texto de la Asamblea murciana.
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