Un muerto viviente entre narcos gallegos
Un capo brasileño buscado por varios países evita un juicio tras lograr que un médico estético firmase su defunción
Paul Wouter, de 56 años, nacido en Guyana, utilizaba su avión privado para desplazarse a todas partes desde Marbella (Málaga), donde vivía a cuerpo de rey en una lujosa mansión. Su nombre saltó, en agosto de 2018, en una operación contra el tráfico de 1.700 kilos de cocaína en la que Wouter era el financiador, junto a históricos narcos gallegos.
Ahora, sus socios —20 personas— afrontan condenas que suman 210 años de prisión y 4.300 millones de euros en multas, en un juicio que arrancará el 24 de febrero en la Audiencia de Pontevedra. Pero Wouter será el gran ausente en esa vista. El pasado verano el tribunal le dio por muerto, cuando estaba en libertad bajo fianza de 200.000 euros y la Fiscalía acababa de pedir para él una condena de casi 14 años de prisión y 340 millones de euros de multa.
Los jueces consideraron válido el parte de defunción por infarto, y la incineración del cuerpo de Wouter al día siguiente, que certificó un médico de una costosa clínica de estética de Marbella de la que el presunto narco era asiduo. Allí, hospedado en una suite de lujo para sobrellevar un estricto régimen de adelgazamiento, había sido detenido en 2018 en el operativo en el que en Galicia cayó una extensa organización tras el abordaje del remolcador Titán Tercero con un alijo que iba a ser desembarcado en las Rías Baixas.
Pero meses después de comunicarse el óbito, el capo resucitó. Cuando las diligencias referidas a Wouter estaban ya archivadas por fallecimiento, llegó al juzgado una comunicación judicial de Curitiba (Estado de Paraná, en Brasil) en la que se informaba de la falsa identidad de Paul Wouter. Este en realidad era el exmilitar Sergio Roberto de Carvalho, nacido en 1958 y en busca y captura por narcotráfico y blanqueo de dinero desde 2009. Ahora, solo si aparece, el tribunal podrá sentarle en el banquillo.
Curitiba avisó de que había indicios de que este polifacético empresario seguía vivo, utilizando su verdadera identidad. Las huellas dactilares de ambos personajes coincidían. También conocido en los ámbitos militares como Mayor Carvalho, figura en numerosas requisitorias de su país por decenas de operaciones de narcotráfico. Sin embargo, el calibre del capo pasó inadvertido pese a que en el sumario que se instruyó en Galicia aparecen las dos identidades.
El pasaporte de Wouter, requisado por el grupo Greco de la Policía, se dio por auténtico por parte del juez instructor, según confirmaron las autoridades de Surinam, excolonia holandesa del norte de Brasil, fronteriza con Venezuela, un hervidero de narcos y donde fácilmente el capo pudo obtener su doble identidad.
La Interpol busca ahora a Sérgio Roberto de Carvalho, responsable de introducir medio centenar de toneladas de cocaína en Europa. Desde Marbella movía parte de los cargamentos y hacía gala de sus buenos contactos con carteles sudamericanos que le proveían de la droga. En uno de estos envíos entró en contacto con transportistas gallegos con los que mantuvo una estrecha relación, viajando a Pontevedra en varias ocasiones.
Para la unidad Greco de la Policía, Wouter era un empresario que tenía varios negocios de importación de mariscos en Marruecos y Dubai. Pero en el historial que envían las autoridades brasileñas a España se atribuía a la organización del Mayor Carvalho operaciones en Portugal, Bélgica, Alemania, Holanda y Algeciras.
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