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“¡Vaya porrusalda de debate!”

Siete horas de comparecencia de Sánchez en el Congreso que Aitor Esteban resume así: “No se sabe de qué estamos hablando”

Aitor Esteban, este miércoles en el Congreso. En vídeo, un fragmento de sus declaraciones. Vídeo: ANDREA COMAS / CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
Xosé Hermida

“Usted por aquí, señor Sánchez”, ironizaban los grupos de la oposición recién comenzada la mañana. Seis horas más tarde, los del PP ya protestaban a voz en grito porque el presidente del Gobierno no se callaba. La oposición estaba esperando a Pedro Sánchez en el Congreso desde que el 29 de octubre dio la espantada y dejó solo al ministro de Sanidad en la defensa de la extensión hasta mayo del estado de alarma. Desde entonces era raro el debate en que alguien no señalaba el sillón vacío en el banco azul para concluir que el presidente escapaba del Parlamento. El momento anhelado llegó este miércoles, mes y medio después, con una comparecencia del jefe del Gobierno para hacer balance de las cumbres europeas y del estado de alarma. La oposición tuvo Sánchez para dar y tomar: más de siete horas de debate, incluido el postre de una sesión de control, con preguntas rápidas desde el escaño. Se habló de todo y no se avanzó en nada, con las posiciones de siempre enquistadas.

Diputados aplauden tras la intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso. En vídeo, parte de sus declaraciones.Foto: Andrea Comas | EPV

Como otras veces, fue la gracia campechana del portavoz del PNV, Aitor Esteban, la que lo resumió mejor: “¡Vaya porrusalda de debate!”. Ese plato tan vasco, ilustró Esteban, es en teoría un caldo de puerros, “pero al final todo el mundo acaba echando algo de aquí y algo de allá”. “Pues aquí”, prosiguió, “no se sabe muy bien de qué estamos hablando. Y acabamos gestionando emociones”. Pedro Quevedo, el diputado de Nueva Canarias, hizo suya la imagen, adaptada a un plato de su tierra: un potaje.

La porrusalda —en la que se hablaba más bien poco de Europa, no demasiado de la pandemia y bastante de cosas como el totalitarismo o el “fascismo judicial”, todo eso que Esteban llamó con diplomacia “gestionar emociones”— se fue cociendo a fuego lento. Sánchez había abierto la sesión a las 9.00 con un discurso de 50 minutos en el que se ciñó a los temas en cuestión y aprovechó para reivindicar el “pluralismo” de la mayoría que ha sacado adelante los Presupuestos. Luego llegaron los turnos de los portavoces, y eso en el Congreso actual no es poca cosa: veinte distintos desfilaron por la tribuna. Cuando Sánchez subió para dar las réplicas, ya pasaban de las 2 de la tarde. Pero se ve que el presidente había desayunado fuerte y, sin desfallecer, se dedicó a contestar prolijamente a cada uno de los diputados, desde Pablo Casado hasta el último del Grupo Mixto. Los escaños populares comenzaron a inquietarse: murmullos, corrillos... Algunos protestaron a voz en grito porque a Sánchez no se le oía bien. Y la presidenta, Meritxell Batet, también empezó a perder la paciencia:

—Señorías, no le oyen porque no paran de hablar.

Cuando se acercaban las tres de la tarde, los diputados del PP encontraron una explicación a la locuacidad presidencial: quería salir en el telediario. Y desde las últimas filas del grupo, estalló un coro que no desentonaría en las gradas de un estadio:

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—¡Te-le-dia-rio, te-le-dia-rio!

Batet, por lo general hierática, estalló definitivamente:

—Señorías, ¿es que tengo que recordarles que estamos en la sede del poder legislativo?

Una de las cosas que más irritó a los populares fue una novedosa incursión de Sánchez en el género de la parodia. Ya se había visto algo parecido en el Congreso hace dos semanas, cuando, en el debate de Presupuestos, el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, impostó la voz y recreó lo que sería para él un típico discurso socialcomunista: “Estos son unos Presupuestos feministas, que despliegan políticas que son semilla de cogobernanza para avanzar en ciudadanía en este Estado plurinacional....” Sánchez lo emuló este miércoles. Por varias veces, el presidente miró a sus rivales, puso la mejor de sus sonrisas sarcásticas y parodió la letanía habitual de la derecha: “Este Gobierno socialcomunista, totalitario, bolivariano, judeomasónico, financiado por George Soros...”. Los populares se pasaron el resto de la sesión acusándole de actuar con “frivolidad” en medio de la pandemia y “con 75.000 muertos que el Gobierno no reconoce”. Santiago Abascal, el líder de Vox —reaparecido tras la larga ausencia que siguió a su fallida moción de censura de octubre— también afeó a Sánchez su conducta. Abascal la encontró “impropia de un presidente”, sobre todo porque había hecho las imitaciones “con la mano en el bolsillo”. Gabriel Rufián, de ERC, eligió este momento como “escena del día”: “El señor Abascal con la mano en el bolsillo recriminando al presidente que hable con la mano en el bolsillo”.

El presidente del PP, Pablo Casado, interviene durante una sesión de control al Gobierno. En vídeo, parte de sus declaraciones.Foto: Europa Press | Atlas

Cuando las sesiones se prolongan tanto, la gente busca alivio en los pasillos. Allí tuvieron una conversación larga el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en plenas escaramuzas entre los socios del Gabinete. Un periodista de Europa Press escuchó a Montero decir: “No seas cabezón”. Casado no tardó en entrar al trapo: “El Gobierno se pelea por los pasillos”.

De la jornada queda también la nueva denominación de Abascal al Gobierno: “Socialdelincuente”. Y una aportación del diputado del PP Javier Bas: “En Interior, Marlaska es el titular, pero el que dirige es Otegi”. Estas dos no eran parodias.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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