Sánchez pide “un último esfuerzo” para “no tirar todo lo logrado por la borda”
El presidente del Gobierno y el líder de la oposición protagonizan un duro cruce de acusaciones en el último pleno de 2020
“Si hay que endurecer el plan de Navidad no les quepa duda de que el Gobierno de España propondrá a los Gobiernos autonómicos endurecer el plan de Navidad, porque no podemos relajarnos, no podemos bajar la guardia”. Pedro Sánchez ha lanzado este miércoles algo más que un aviso durante su comparecencia en el Congreso para hacer balance de los dos primeros meses del actual estado de alarma, vigente hasta el 9 de mayo. El presidente del Gobierno ha querido transmitir esperanza sobre la situación actual del virus en España, en especial en comparación con otros países europeos y en relación con los últimos meses, pero también hizo varias llamadas contra la relajación de las medidas de seguridad ante el repunte de estos días y las próximas fiestas navideñas: “Hemos luchado mucho todo el año, unidos, y estamos ante este último esfuerzo”. El líder de la oposición, Pablo Casado, ha cuestionado el tono triunfalista de la intervención, no ha aceptado ninguna mejora y ha desplegado un duro cruce de acusaciones con Sánchez en el último pleno ordinario del año.
“La mejor manera de prevenir los contagios es que cada uno actuemos como si estuviéramos contagiados, porque no sabemos si estamos contagiados”, ha dicho el presidente en su primera intervención, en la que ha querido advertir de que vienen fechas muy complicadas, aunque también ha apuntado que podríamos estar al principio del fin. “Disfrutemos de la Navidad en casa, salgamos solo para lo imprescindible, cuidemos la higiene, la distancia social”, pidió Sánchez. “En estas Navidades se decide si evitamos la tercera ola. El mejor regalo a nuestros seres queridos es seguridad, es la forma más sencilla y eficaz de decirnos que queremos seguir unidos, cuidarnos es regalar seguridad”, ha insistido ante el repunte de los últimos días, que consideró “preocupante”. “No tiremos todo por la borda, solo de nosotros depende que no haya una tercera ola”, ha pedido.
El presidente también ha querido dejar algunos datos para el optimismo cuando remarcó cómo ha cambiado el escenario en España desde que se decretó el 25 de octubre el actual estado de alarma para seis meses, cuando había 362 contagios por cada 100.000 habitantes y 655 fallecidos en la semana anterior, frente al panorama actual, donde se contabilizan ya cinco semanas reduciendo la incidencia acumulada, con menos de 200 contagiados por cada 100.000 personas, aunque se ha registrado un repunte en los últimos días. “Uno de los mejores países de Europa”, ha concluido. Y hasta ha reconocido que mira a lo que ha sucedido en Alemania, espejo durante tantas semanas y ahora con terribles datos de mortalidad y contagios.
“Unidad, solidaridad, empatía, resistencia y moral de victoria” ha sido la receta del presidente del Gobierno ante esta nueva fase de “incipiente recuperación” tanto en el ámbito sanitario como social y económico. Sánchez ha incidido en la importancia de continuar con la “cogobernanza” y la coordinación entre el Gobierno central y las autonomías en el Consejo Interterritorial de Salud para delimitar medidas y restricciones y evitar que la situación se agrave.
El jefe de Gobierno ha recalcado que el estado de alarma, previsto en la Constitución, ha sido un buen recurso para combatir la pandemia. La alusión a este estado de emergencia le ha servido a Sánchez para ensalzar la “vigencia y fortaleza” de la Ley Fundamental de 1978 sin tener que referirse a otras polémicas o reformas de la carta magna, como la referida a la monarquía parlamentaria y que plantean otras formaciones, en especial sus socios de Unidas Podemos. Lo que sí quiso hacer el presidente fue reivindicar su “estrategia estatal”, también con respecto al plan de vacunación, el estado de alarma y, ahora, la “imprescindible” aprobación con una amplia mayoría del Parlamento del proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
Ninguno de esos argumentos ha convencido ni rebajado el tono de las críticas del líder de la oposición. Pablo Casado ha cuestionado al presidente desde que no felicitara cristianamente las Navidades, que no llorara en público como la canciller alemana Angela Merkel ante la acumulación de víctimas, que se tomara unas semanas de vacaciones en verano y hasta que haya tardado 55 días en devolverle una llamada. Y le ha acusado de “no cansarse de mentir” en prácticamente todo lo relativo a la pandemia: “Es presidente, pero no tiene gobierno, ha elegido a los radicales y denigrado a los moderados”, concluyó Casado su remesa de andanadas.
En ese estilo nada conciliador, Casado ha arremetido contra Sánchez por su “deslealtad” con Alemania al presumir ahora del balance de España frente a los datos de aquel país, y le ha criticado por pretender acaparar todo el poder y eludir los controles de la oposición. También le ha reprochado por haberse parapetado en otro momento de esta terrible crisis tras la gestión delegada a las autonomías. Casado ha rechazado acuerdos tanto para renovar los cargos judiciales empantanados desde hace dos años, como para los Presupuestos, entregados “a la ruina con los socios que quieren romper España”, o los planes ahora para la vacunación. No ha aceptado ningún logro.
Fuentes de la dirección del PP han lamentado lo que llaman el “estilo narcisista y durmiente” de Sánchez y justificaron la dureza de Casado en su intención de dejar “al descubierto las mentiras y propaganda” del presidente, alejado de la humildad y la realidad de la calle. En el entorno de Casado se destacó, sin embargo, que el líder popular también tendió la mano en el debate, como hizo el día anterior en la conversación telefónica que ambos mantuvieron durante 45 minutos, a pactos sobre la sanidad, los fondos europeos y la alternativa jurídica ordinaria al estado de alarma y le reprocharon que los pasara por alto.
El resto del debate escoba en el que se transformó la sesión sobre el balance del estado de alarma ya derivó por otros derroteros, según los intereses de cada partido. O se convirtió, como clavó en su definición el portavoz del PNV, Aitor Esteban, en una “porrusalda, un guiso de puerros en el que cada uno echa lo que quiere”.
En ese potaje del último pleno ordinario del año, el líder de Vox, Santiago Abascal, eludió el asunto de la covid-19 y optó por hablar de su concepto de lo que debe ser una Europa más coordinada para protegerse de los inmigrantes. El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, presumió de “la nueva época de estabilidad y prudente esperanza” que se ha abierto en España desde que su formación ha podido acceder al Gobierno . El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha echado en falta más críticas de Sánchez a Donald Trump. La portavoz de JuntsxCat, Laura Borràs, ha resumido que el Gobierno ha actuado siempre “tarde y mal”. La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, le ha reprochado a Sánchez su falta de “liderazgo, humildad, autocrítica y empatía” ante su pésima gestión. Y demandó más consenso y prioridades generales y no de comunicación ahora ante la fase crítica de aplicar la bien vacunación y distribuir los fondos europeos.
El jefe del Ejecutivo, en el turno de réplicas, ha presumido de la cantidad de actividades y reuniones celebradas por él y su Gabinete durante la pandemia para desmentir la idea de que no ha rendido cuentas o no ha sido transparente, y ha arremetido contra Casado por desviar al debate asuntos teóricamente tan ajenos a la covid-19 como el terrorismo de ETA, las alusiones “al Gobierno socialcomunista, judeomasónico y bolivariano”, Venezuela o los ataques a la libertad y la Constitución de partidos socios ahora del PSOE. Y sobre Abascal fue despectivo al constatar que había estigmatizado como enemigos al magnate George Soros, a China, a la izquierda, a las mujeres y los inmigrantes. Para Sánchez, la agenda de Casado resulta ahora “lunática” y la de Abascal “marciana”.
Esas alusiones desataron las respuestas más ásperas de los líderes del PP y Vox. Casado le tachó de “frívolo”, auguró que su partido ya le está “pisando los talones en las encuestas” y hasta le mencionó que ha logrado “enchufar” a sus amigos del colegio en cargos publicados en el Boletín Oficial del Estado. El dirigente del PP respondió que no tolerará “una justicia Frankenstein”, en referencia a la pretensión de Unidas Podemos de figurar en el nuevo Consejo General del Poder Judicial. Abascal exigió a Sánchez que diera los datos “de los compatriotas muertos” en la pandemia, denigró la legitimidad del actual Gobierno al que siempre tacha de “socialcomunista” como “socialdelincuente” y al presidente le situó como “el jefe de esa banda de salteadores de caminos”.
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