El espionaje a Bárcenas solo roza por ahora a Rajoy
El sumario de Kitchen no contiene indicios directos contra el expresidente del Gobierno, solo referencias de terceros
Corría octubre de 2013 cuando al policía nacional número 106.577 lo telefonea su jefe de sección, el agente 18.878. No había tiempo que perder. Su superior, el comisario Enrique García Castaño, al frente de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) y conocido como El Gordo, los requería para acudir al encuentro con un confidente. Había que “volcar” el contenido de unos dispositivos electrónicos. La cita era en un restaurante de la cadena Vips ubicado en la calle Velázquez de Madrid, adonde llegó García Castaño acompañado por un hombre. Allí, les entregó un iPhone y un iPad, de los que extrajeron los datos a través de un ordenador. Meses después, los dos agentes se enterarían de que aquel desconocido era el chófer de Luis Bárcenas y que aquellos móviles y tabletas habían salido de casa del extesorero.
Ese episodio, relatado por los propios agentes a la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional, es una de las numerosas pruebas que constan sobre Kitchen, el “operativo parapolicial” urdido en la cúpula del Ministerio del Interior para seguir y espiar sin control judicial a Bárcenas y su entorno con el supuesto objetivo de arrebatarle documentos comprometedores de altos cargos del PP antes de que se hiciera con ellos la Audiencia Nacional. Unas pesquisas que, tras más de dos años y más de 3.500 folios de sumario, aún no han podido arrojar luz sobre la principal pregunta: ¿Quién ordenó poner en marcha esa operación? La diana asciende de momento hasta el ya imputado Jorge Fernández Díaz, exministro del Interior y hombre de confianza del expresidente Mariano Rajoy. A este último, en cambio, la investigación solo salpica mediante indicios indirectos y referencias de terceros. Estas son las principales:
Los subordinados. El pasado 7 de septiembre, el juez Manuel García-Castellón decidió levantar el secretario de sumario de Kitchen. Lo hizo a través de un auto que ya dejaba entrever el maremágnum que se avecinaba: en ese escrito, el instructor apuntaba sin miramientos a los “órganos superiores o directivos de la Administración General del Estado”, entonces en manos del PP, como responsables del operativo de espionaje a Bárcenas.
A lo largo de la causa, los investigadores han ido tirando del hilo y escalando en la cadena de mando de la Policía Nacional e Interior. Acumulan 11 imputados: nueve agentes, entre ellos el máximo responsable del Cuerpo con Rajoy, Eugenio Pino, y varios comisarios relacionados con cargos del PP; así como dos políticos: Fernández Díaz y su número dos, Francisco Martínez, ex secretario de Estado de Seguridad. La Fiscalía Anticorrupción ha pedido también imputar a María Dolores de Cospedal, ex secretaria general de los populares, pero el juez lo ha rechazado de momento. ¿Pudieron actuar todos ellos durante años sin que lo supiera el presidente del partido y del Gobierno?
Asuntos Internos. Tras salir a la luz las pesquisas que apuntan a miembros de la antigua cúpula del PP y del Gobierno de Rajoy, los populares se apresuraron en trazar una línea para distanciar a los señalados del expresidente. “Rajoy no está investigado, ni tan siquiera citado”, dijo Pablo Montesinos, vicesecretario de Comunicación de la formación conservadora. Lo cierto es que los investigadores solo señalan al antiguo líder popular de forma indirecta.
En un primer informe del 29 de octubre de 2018, Asuntos Internos asegura que alguien al que la trama llama El Asturiano tuvo “conocimiento” de ella, porque constaban grabaciones a los implicados, como José Manuel Villarejo, que así lo señalaban. En ese momento, los agentes no sabían de quién se trataba, solo que estaría por encima del secretario de Estado. De hecho, más tarde especularon con que ese mote podía referirse a Fernández Díaz, pero finalmente concluyeron que se trataba de Rajoy, según otro informe del 29 de abril de 2020. La Fiscalía Anticorrupción también considera “plenamente identificado” al expresidente como El Asturiano y El Barbas, según un escrito fechado este mismo septiembre.
Interceder por Villarejo. Uno de los principales dardos contra Rajoy han salido de la boca de Eugenio Pino. En una de sus declaraciones ante el juez, el antiguo jefe de la Policía aseguró que Fernández Díaz llegó a interceder en favor de Villarejo en nombre del presidente del Gobierno porque este último se había enterado de que le estaban “tratando mal”.
“Te garantizo que si yo tengo que declarar porque me implique GP —siglas que la Fiscalía atribuye a Enrique García Castaño, también apodado Gran Peso— también irán JFD (y probablemente MR)”, asegura también el ex secretario de Estado de Seguridad en referencia al exministro y al expresidente en un mensaje de móvil enviado a Pino e incorporado a la causa. En otro dice: “Mi grandísimo error en el ministerio fue ser leal a miserables como Jorge, Rajoy o Cospedal”.
Ahí no acaban las referencias de terceros. “Las maldades que me han encargado a mí para salvarle el culo al Barbas. ¡Que podía estar preso el presidente del Gobierno!”, dice Villarejo en una de las grabaciones incautadas e incorporadas al sumario, donde dice que en 2009 escondió “100 cajas de la Gürtel”. Precisamente, en ese año, Cospedal contactó con él para la ejecución de “encargos puntuales” que serían sufragados con fondos del PP.
A todo ello se suma que García Castaño, en su declaración ante el juez, dijo que Villarejo tenía su “vía de comunicación política” hasta Rajoy. “Las cosas que han salido publicadas [sobre Kitchen] las sabía el presidente del Gobierno”, concluyó. Sergio Ríos, chófer de Bárcenas, también contó que el comisario que le captó como confidente, Andrés Gómez Gordo, hombre muy próximo a Cospedal, le preguntó en una ocasión si sabía si Bárcenas pudiera tener “algo que pueda joder al Barbas”.
El silencio del expresidente, Cospedal y Fernández Díaz
Desde que Kitchen apuntara definitivamente este septiembre a lo más alto del Gobierno de Rajoy, tanto él como dos de sus principales colaboradores en aquella etapa, María Dolores de Cospedal y Jorge Fernández Díaz, han optado por el silencio. Pese a acudir este viernes a un debate en A Toxa (Pontevedra), el expresidente del Ejecutivo obvió el asunto. El 10 de septiembre, a preguntas de EL PAÍS, Rajoy rechazó dar explicaciones: “Yo no soy un personaje público, ya no”.
Una línea similar ha mantenido Cospedal, la ex secretaria general del PP a la que la Fiscalía atribuye un “interés personal” en que la Operación Kitchen tuviera éxito. Este diario ha tratado de recabar su versión sin éxito. “Si ella quiere decir algo, sabe ponerse en contacto con vosotros”, dice una de sus excolaboradoras. Fernández Díaz tampoco ha hecho apariciones públicas, pero su abogado sí ha enviado un escrito al juez tras su imputación donde dice no saber nada del espionaje a Bárcenas y acusa a su antiguo número dos de manipular los mensajes que le incriminan.
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