El hartazgo de un sector del PP crece ante el respaldo de Casado a Ayuso
Dirigentes regionales lamentan el “daño a la marca” por la situación en Madrid
Mientras la dirección nacional del PP defiende a Isabel Díaz Ayuso y denuncia una campaña del Gobierno contra ella, barones regionales lamentan que la presidenta madrileña “está haciendo daño a la marca” y perjudicando el discurso del PP como “partido que sabe gestionar”. Dirigentes populares afirman que le falta experiencia y que Casado debería “reflexionar” sobre esas apuestas “tan personales”. Junto a Díaz Ayuso citan a Cayetana Álvarez de Toledo o Juan José Cortés como ejemplos de fichajes estrellados en el proyecto de derecha “sin complejos” impuesto por Casado tras las primarias que ganó en 2018
“Isabel Díaz Ayuso fue una apuesta exclusiva y personal de Pablo Casado. Le falta experiencia y ocupa un puesto donde hace falta mucho cuajo. Ha sido una semana horrible. La sensación de improvisación que transmite está dañando a la marca PP en un momento en el que lo que nos interesa es recuperar el mensaje de partido que sabe gestionar. Nos está haciendo mucho daño a todos. Casado debería reflexionar sobre esos nombramientos tan, tan personales”. Así analiza un influyente barón del PP la elección de Díaz Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo y otros polémicos fichajes.
La dirección nacional defiende a la presidenta madrileña, presentándola como víctima de una campaña orquestada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez: “Las pandemias son responsabilidad exclusiva de los Gobiernos estatales, por mucho que la coalición del PSOE y Podemos pretenda derivar su negligencia a las comunidades autónomas y por mucho que aliente que la opinión pública solo ponga el foco en las que gobierna el centroderecha”, declaró Casado el pasado viernes. “Se dedican al acoso y derribo de Díaz Ayuso, una compañera ejemplar”, insistió este domingo el vicesecretario de participación del PP, Jaime de Olano. Pero barones del partido creen que, aunque Sánchez ha descuidado Madrid, Casado se equivocó al nombrar a una persona sin experiencia. “La juventud por sí sola no gana elecciones y menos en un país envejecido como el nuestro”, apunta uno de ellos.
Otro dirigente regional señala que a Ayuso le está penalizando, además, su relación con Ciudadanos. “Los Gobiernos de coalición son difíciles, hay que esforzarse, llevarse bien con el socio para que haya estabilidad. Ella no ha sabido hacerlo”, apunta.
La elección de Díaz Ayuso como candidata en enero de 2019 descolocó al partido por lo arriesgado de la apuesta para gestionar un presupuesto, el de la Comunidad de Madrid, de 20.500 millones de euros. Salvo una breve etapa como viceconsejera de Justicia, su experiencia política se limitaba al área de comunicación y redes sociales. “Casado ha primado su perfil mediático, su capacidad para viralizar sus declaraciones y su juventud”, admitía un cargo del PP próximo al líder para explicar el nombramiento. Los no tan próximos hablaban de “frivolidad”. Fuentes de la dirección aseguran que en la elección de Díaz Ayuso resultó clave, por ejemplo, una entrevista en La Sexta en la que la futura candidata a presidir Madrid se convirtió en trending topic por criticar a las feministas. Casado y ella se conocen desde que tenían 23 y 26 años, respectivamente.
Dirigentes del partido se quejan de que las polémicas provocadas por los nombramientos más personales de Casado, como Díaz Ayuso o Álvarez de Toledo, dificultan que puedan “construir discursos y ser propositivos”. “Entre eso y la Operación Kitchen, Génova hace demasiado ruido”, afirma uno de ellos. El primer perjudicado por esa contraprogramación de la agenda política ha sido el propio Casado, obligado en múltiples ocasiones a contestar a preguntas sobre la penúltima declaración de su presidenta en Madrid o su portavoz en el Congreso, hasta que decidió que rectificar era menos lesivo para él que no hacerlo y cesó a esta última, Álvarez de Toledo. Ahora, cuando el líder del PP pretende que se hable de crisis económica, okupación, las críticas de Pablo Iglesias a la Monarquía y la financiación de Podemos, es decir, cuando quiere hacer oposición a los ajenos, se ve obligado a perder tiempo y espacios defendiendo a los propios.
Con el cese de Álvarez de Toledo, numerosos barones del PP entonaron un casi unánime “ya lo advertimos” y ahora, con las polémicas encadenadas de Díaz Ayuso, enfilan un camino parecido. Cuando Casado llegó a la presidencia del partido tras imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría, anunció el regreso del “PP verdadero” —una vuelta a las esencias prescindiendo de lo que entendía como “complejos”— y una “renovación tranquila”. Sobre esas dos premisas derribó el marianismo e instauró un relevo generacional, prescindiendo de veteranos (entre ellos, exministros y ex secretarios de Estado) para sustituirlos por polémicos fichajes.
La renovación no fue tranquila. La imposición de nombres en las listas electorales y el nuevo organigrama —hecho a imagen y semejanza del líder y con una marcada influencia de José María Aznar y su fundación, FAES— encendieron a los cuadros de la formación. Sus apuestas “más personales”, señala un exdirigente, han fracasado. Los partidos, subraya, “se construyen de abajo arriba”.
El PP sin complejos se hace agua dos años después. Adolfo Suárez Illana, recuperado para la política por Casado y flamante número dos por Madrid en sus primeras listas, fue apartado tras varias intervenciones desafortunadas. Juan José Cortés, padre de la niña Mari Luz, asesinada en 2008, terminó dejando la política después de no haber conseguido escaño en el Senado y entre reproches al partido. Álvarez de Toledo, que empezó siendo “la Messi del PP” a ojos de su líder, fue cesada hace un mes como portavoz.
Cuando la epidemia de coronavirus empezó a hacer estragos en la economía, y el PP quiso aparcar el discurso más ideológico para centrarse en la experiencia de gestión, varios exministros y ex secretarios de Estado que la tenían habían abandonado ya el barco tras ser aparcados. Perfiles como el de Elvira Rodríguez y Ana Pastor pasaron a un primer plano. Ahora, la Comunidad de Madrid, el escaparate de poder que Casado ponía de ejemplo de lo que harían en el Gobierno central cuando volviesen a La Moncloa, está en serios aprietos. “Bajar el tramo del IRPF con la que está cayendo. ¿A quién se le ocurre?”, lamenta un exministro del PP refiriéndose a la promesa de Díaz Ayuso.
Liberados de los argumentarios y molestos con el trato de Casado, algunos ex critican sin tapujos el rumbo del partido. Esta semana, la exministra Celia Villalobos publica sus memorias (La política apasionada, editorial Península), donde explica por qué decidió quitarse “el escudo del PP”. Dice, por ejemplo, que la “renovación tranquila” fue una “depuración”; que Casado no estaba preparado; que “dejó en la cuneta a brillantes y experimentados políticos” para meter a fichajes estrella que terminaron “estrellados” y que se ha lanzado “a la búsqueda del voto de la derecha más doctrinaria”.
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