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González Laya: “El PP casi ha rozado lo desleal en Bruselas con el plan de reconstrucción europeo”

La ministra de Exteriores defiende que el incremento de contagios en la segunda ola es la norma en Europa y teme que el virus frene la convergencia europea

Ana Carbajosa
Arancha Gonzalez Laya, ministra de Exteriores de España, en Berlín antes de la reunión informal de ministros de exteriores de la Unión Europea en Berlín.
Arancha Gonzalez Laya, ministra de Exteriores de España, en Berlín antes de la reunión informal de ministros de exteriores de la Unión Europea en Berlín.Patricia Sevilla Ciordia

Arancha González Laya (San Sebastián, 51 años) viajó la semana pasada a Berlín para reunirse con sus colegas europeos y enfrentarse a una agenda global plagada de tensiones. El Mediterráneo oriental, Bielorrusia, el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalni y también el formidable reto geoestratégico que plantea la pandemia. González Laya defiende que España, golpeada de lleno por la segunda ola, no es ninguna excepción en un contexto de rebrotes en toda Europa. Teme, sin embargo, que el virus agrave la brecha y frene la convergencia europea. En el ámbito interno, reprocha al PP que haya invertido “mucho tiempo y esfuerzo en azuzar populismos en lugar de trabajar para construir respuestas comunes”, indica durante una entrevista en el lobby de un céntrico hotel de Berlín, a menos de dos kilómetros del hospital donde yace en coma Navalni.

Pregunta. En Berlín han abordado los efectos geoestratégicos de la pandemia. La diplomacia China está muy activa, mientras Europa parece absorbida en su recuperación.

Respuesta. La pandemia ha acelerado tendencias que ya estaban ahí. La polarización de las relaciones internacionales entre China y Estados Unidos, el avance tecnológico y la digitalización y una erosión del sistema de pesos y contrapesos multilateral. Ha acelerado armas como la desinformación o la injerencia a través de la ciberseguridad. Europa tiene que redefinir cómo quiere encarar la situación geoestratégica. Tenemos que impulsar una mayor autonomía estratégica europea, más allá de la pura defensa.

P. En Alemania no hubo confinamiento ni la actividad económica paró del todo. Ha habido además una descomunal inyección de dinero público para impulsar la recuperación. ¿Teme que aumente la desigualdad entre los países de la Unión Europea tras la pandemia?

R. Hay riesgo de que aumente de la fractura en la UE, de que se paralice la convergencia. Para quien tiene mayor espacio fiscal como Alemania es mucho más fácil afrontar esta situación que para quien tenía poco espacio fiscal como España. Por eso era tan importante que hubiera una respuesta europea, un fondo que corrigiera la posibilidad de fragmentación del mercado interior más allá de respuestas puramente nacionales. Los planes nacionales son importantes, pero también lo son los planes europeos.

P. El plan de recuperación europeo mostró tracción política de la UE. ¿Cuáles son los principales obstáculos ahora para su aplicación? La situación se ha vuelto a agravar con la segunda ola.

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R. También hemos aprendido a mantener abiertos espacios de nuestra economía. Estamos generando una confianza para que partes de la economía puedan seguir funcionando. La parte más complicada es el turismo, pero a esa también hay que darle una respuesta hasta que encontremos una vacuna, porque no podemos cerrar la economía de los servicios. En España lo principal ahora es un plan de recuperación con tres vectores: digitalización, descarbonización e inclusión. No se trata de recuperar lo viejo, sino de ganar en modernización y competitividad. Eso va en paralelo con el instrumento para aplicar el fondo, que es el presupuesto. Por eso es tan importante la decisión sobre el presupuesto para hacer uso de esta financiación.

P. ¿Dónde queda España en el nuevo tablero global? ¿Teme que la situación sanitaria haya deteriorado la imagen de España en el exterior?

R. España ha sufrido el primer impacto de la crisis, primero con Italia en el inicio y ahora con los rebrotes. Si vemos lo que está sucediendo en Europa, España no es la excepción, sino la norma. Hay rebrotes como consecuencia de la apertura de la movilidad.

P. Pero las cifras son mucho más elevadas en España que en otros países del entorno.

R. No quiero restar importancia a los rebrotes, pero esta oleada es la norma y lo importante es generar confianza a través de la transparencia.

P. Habla de intercambio de información, pero sorprende que prácticas que han funcionado en otros países lleguen con menos fuerza a España. Los rastreadores, evitar los espacios cerrados… Da la impresión de que se han perdido muchos meses.

R. En España se han aplicado, pero no en todas las comunidades. Como en Alemania, son competencias autonómicas. Hay comunidades que sí los han aplicado y han visto aumentar sus contagios. Más del 70% son asintomáticos, lo que da una idea del incremento de test.

P. También en otros países hacen más test. En Alemania la semana pasada hicieron casi un millón. Hay unos 1.200 contagios diarios en un país de 83 millones. Es decir, las cifras en España son muy elevadas.

R. En esta nueva fase, tenemos que aprender a convivir con unas tasas de contagios que van a aumentar, pero tenemos que asegurarnos de que no se van a convertir en un problema sanitario.

P. ¿Convivir significa renunciar al confinamiento, buscar medidas alternativas?.

R. Exacto. Hemos aprendido que se puede aislar a una familia, a una barriada, a un pueblo, sin aislar a un país. Hemos descubierto que se pueden hacer medidas más quirúrgicas.

P. El populismo europeo se frota las manos esperando la recesión y la consiguiente frustración colectiva para sacar rédito político. En España, la recesión se perfila especialmente aguda.

R. Combatiremos el populismo con respuestas concretas a los problemas de los ciudadanos. Por eso me parece tan decepcionante la postura de algunos partidos políticos en España, incluso los que se supone que son partidos de Gobierno como el Partido Popular, invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en azuzar populismos en lugar de trabajar para construir respuestas comunes.

P. ¿A qué se refiere?

R. Repetir eslóganes, hacer proclamaciones, repetir generalidades. Es lo que hemos visto durante la construcción del plan de reconstrucción europeo, donde nos hubiera gustado un poco más de apoyo del Partido Popular para impulsarlo, más que lo que hemos visto, que ha sido casi rozando lo desleal en Bruselas, cuestionando las propuestas que ponía España sobre la mesa y lo que defendíamos en una negociación en la que nos jugábamos mucho. No solo España, sino Europa.

Tensión en el mediterráneo

P. La UE trabaja para rebajar la tensión en el Mediterráneo oriental. ¿Hay un peligro real de que estalle un conflicto armado?

Respuesta. Hay un riesgo real de confrontación en el Mediterráneo oriental. Puede que no sea un choque buscado, pero puede ocurrir por accidente.

 Erdogan, este domingo en un acto militar en Ankara.
Erdogan, este domingo en un acto militar en Ankara. STR (EFE)

P. Aspiran a abrir un diálogo entre Grecia y Turquía. ¿Qué pasos son necesarios para llegar hasta ahí?.

R. Pensamos que debería paralizarse los gestos unilaterales por parte de Turquía, incluidos los buques enviados para hacer investigaciones sismográficas, para generar un mínimo de confianza y después empezar a trabajar cuestiones de fondo que tiene que ver con la delimitación de espacios marítimos.

P. El opositor ruso Alexéi Navalni yace en un hospital cerca de este hotel supuestamente envenenado. ¿Cómo afecta este presunto ataque a las relaciones entre España y Rusia?

R. La postura de España es la postura europea, la de buscar gestionar nuestras relaciones con un vecino inevitable que es Rusia. Hay áreas en las que podemos impulsar una cooperación como la gestión del Ártico, el cambio climático o espacios protegidos en la Antártida y debe haber también una clara respuesta a aquellas acciones que consideramos incompatibles con la buena vecindad. Ahora lo que tenemos es un análisis que dice que cobra fuerza la idea de un envenenamiento, pero ahora hay que ver la responsabilidad del envenenamiento. Si fuera responsabilidad de Rusia, Europa no podría quedarse impasible.

P. El presidente Vladímir Putin ha movilizado fuerzas especiales para una potencial intervención. En la reunión de Berlín han pactado sanciones a responsables bielorrusos, pero no parece que la presión de la UE surta efecto con vistas a una posible transición.

R. Esto no es una lucha europea, es una lucha de Bielorrusia por la democracia y la libertad. No estamos en una situación en la que Europa busque llevar a Bielorrusia a la UE, a la OTAN, esa no es la discusión. Es un apoyo de Europa a unos deseos de una gran parte de la población que busca democracia y libertad.

Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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