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Suministro de agua

Investigado un empresario gaditano que abastecía con pozos de regadío a casas ilegales

La Guardia Civil detectó agua contaminada con nitritos en viviendas de particulares

Jesús A. Cañas
Juan Antonio Brenes, 'El Pipa' muestra las denuncias anteriores que acumula por repartir agua con su cuba en El Palmar,  Cádiz
Juan Antonio Brenes, 'El Pipa' muestra las denuncias anteriores que acumula por repartir agua con su cuba en El Palmar, CádizJUAN CARLOS TORO

Si El Pipa tiene tanto trabajo en estos días es porque miles de vecinos de la costa de Cádiz residen en casas ilegales o en vías de regularización que no cuentan con agua corriente. En plena crisis de 2007, Juan Antonio Brenes —el empresario conileño conocido por su mote en la comarca de La Janda— vio el negocio y comenzó a repartir en camiones el líquido elemento que extraía de dos pozos en dos terrenos de su propiedad. Hasta que este verano el Seprona de la Guardia Civil le ha cerrado el grifo y le investiga por, supuestamente, extraer y repartir ilegalmente agua contaminada “con nitritos” a particulares y hostelería de la zona.

Los agentes de la Comandancia de Cádiz llevan ya más de dos años siguiendo de cerca los pasos de El Pipa, pero no fue hasta este martes cuando dieron a conocer la investigación. Aseguran que Brenes ha pasado años llenando sus cubas con agua de un acuífero existente entre Conil y Chiclana de la Frontera que esquilmaba con la connivencia de los 12 integrantes de una comunidad de regantes de la zona que “hicieron oídos sordos a esta práctica ilegal”, y que también están investigados. La extracción de agua de esos pozos solo está aconsejada para usos agrícolas, recuerdan los agentes, que afirman haber recogido muestras en casas en las que el líquido “multiplicaba por diez la presencia máxima de nitritos autorizada para uso doméstico”.

El Pipa se defiende con fiereza: “No veo la diferencia entre criar tomates y darla para ducharse. Es agua para uso doméstico en piscinas, pero nunca la publicito para beber”, dice a EL PAÍS. El empresario transportista conileño asegura llevar más de 20 años intentando regularizar su actividad. Comenzó su actividad en 2007, tras comprobar cómo en las costas de El Palmar (Vejer de la Frontera), Zahora y Los Caños de Meca (Barbate) miles de vecinos no tenían acceso a agua corriente en sus casas, levantadas al margen del planeamiento urbanístico.

Su negocio ha crecido a bordo de tres antiguas cubas de leche que llena en dos pozos en terrenos privados “legales y con permisos”, asegura, que beben del citado acuífero y por las que paga un canon a la comunidad de regantes. Eso lo completa con el líquido que toma de puntos de la red en Vejer, Barbate y Conil, por los que también abona el consumo y que, por ahora, no forman parte de las pesquisas dirigidas por el Juzgado Mixto 4 de Chiclana.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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