Gian Paolo Papa, el hombre de Europa en la Transición
Fue embajador de la Comunidad Económica Europea en España entre 1979 y 1986
Gian Paolo Papa (Udine, 1936- Roma, 2020) ha muerto el 1 de julio en el privilegio de su casa frente al Panteón romano. Era doctor en Derecho y Ciencias Políticas por las universidades de Pisa y Siena, además de graduado en asuntos económicos, políticos y comunitarios por el Colegio de Brujas, vivero prestigioso del que se nutría el funcionariado de las instituciones con sede en Bruselas. Hizo una fugaz carrera periodística y académica y formó parte del equipo fundador de la revista Agenor, dirigida por John Lambert, sobre cuyo eje se articulaba una de las corrientes progresistas del europeísmo.
Gian Paolo prestó su apoyo a quienes, próximos a las fuerzas democráticas españolas aunque carecieran de encuadramiento formal en las mismas, acudían a él en busca de amparo o en demanda de que la Comunidad se mantuviera firme ante los negociadores que enviaba Madrid exigiendo el pleno respeto a las libertades públicas, precondi-ción innegociable de cualquier acuerdo que habrían exhibido como homologación. Como escribió Felipe González en el prólogo a las Memorias de Jean Monnet, “los demócratas españoles identificaban siempre la lucha por la libertad en nuestra tierra con la idea de Europa”.
La Comunidad Europea había sido edificada sobre los principios de libertad, igualdad, pluralismo y justicia en los que se basa la Constitución de 1978. Pero que en las 520 páginas de Monnet, ajeno a todo sectarismo, España quedara sin mención daba idea de a qué rincón nos había relegado el invicto. Gian Paolo Papa se enroló por primera vez como funcionario europeo en calidad de asistente del secretario ejecutivo del Euratom. Fue después asesor en el gabinete del comisario para las Relaciones Exteriores, Eduardo Martino, y responsable de relaciones con los países mediterráneos. En el ejercicio de esa función desempeñó un papel relevante como negociador del acuerdo económico preferencial España-Mercado Común, que se acabó firmando en octubre de 1970 por el ministro de Exteriores Gregorio López Bravo. Las primeras elecciones generales libres fueron el 15 de junio de 1977 y el debate de la Constitución concluyó en diciembre de 1978, pero, todavía, España hubo de pasar ocho años a las puertas de Bruselas.
Esos seis años de espera inminente que se iban prorrogando, los que se cuentan desde marzo de 1979 hasta la adhesión de 1986, fueron los que Gian Paolo Papa pasó en Madrid como embajador de la Comunidad Económica Europea. Ocasión para el reencuentro con los amigos españoles que habían sido sus asiduos en Bruselas, como Pablo Sebastián, Ramón Vilaró, Joaquín Almunia, Daniel de Busturia o Ramón Tamames. También para desplegar su generosidad de anfitrión —en el ático de su casa frente al Retiro— secundado por su esposa Nilgun, periodista turca apasionada defensora de la libertad de prensa en su país. Allí los periodistas y las personalidades de la Comisión, del Consejo o del Parlamento ambientaban las negociaciones del día siguiente.
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