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Elecciones autonómicas
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El Estatuto, la patata caliente de Urkullu

El intento de compaginar identidad con impulso económico y Europa ha sido la respuesta peneuvista moderada al reto soberanista de Bildu

Luis R. Aizpeolea
El candidato a la reelección por el PNV, Iñigo Urkullu, pasa junto a un parque infantil.
El candidato a la reelección por el PNV, Iñigo Urkullu, pasa junto a un parque infantil.Adrián Ruiz de Hierro (EFE)

Iñigo Urkullu se ha trasladado en plena campaña electoral a Hendaya (Francia) para proponer el fortalecimiento de la eurorregión Euskadi-Navarra-Nueva Aquitania como símbolo de europeísmo y refuerzo de los territorios del euskera, según sus palabras. Ha adornado su propuesta identitaria con un proyecto de foro de colaboración socio-económico para fortalecer el arco atlántico bajo el paraguas europeo. Lo hizo justo en el momento en el que Bildu arreciaba sus críticas electorales contra el PNV al recordarle su desvinculación del pacto que suscribieron hace dos años sobre el nuevo Estatuto vasco en el que el derecho a la autodeterminación era parte básica.

El intento de compaginar identidad con impulso económico y Europa ha sido la respuesta peneuvista moderada al reto soberanista del Estatuto de Bildu, que incomoda al partido de Urkullu y Ortuzar. El nuevo estatuto es una patata caliente que Urkullu ha arrastrado sin solución en sus dos legislaturas desde que hace más de diez años el Gobierno de Zapatero tumbó el plan soberanista de Ibarretxe. Ha sido el punto más conflictivo de su última legislatura, que arriesgó con romper el gobierno de coalición PNV-PSE en la misma medida que Bildu veía en el nuevo Estatuto vasco la posibilidad de empujar a Euskadi por la vía soberanista del independentismo catalán. Urkullu eludió la trampa que le tendió Bildu, dando entrada en la ponencia parlamentaria a una comisión de expertos, que recogió las posiciones de todos los partidos, y que cerró la legislatura sin acuerdo.

El reto para Urkullu sigue ahí. Bildu no cede en el derecho a la autodeterminación y para el PSE, como para el PP, esa es una línea roja. Pero la crisis del coronavirus afectará al futuro próximo del nuevo Estatuto al cambiar las prioridades del electorado vasco. De entrada, el independentismo viene cayendo pertinazmente en Euskadi desde el final del terrorismo. La última encuesta del Barómetro de la Universidad de Deusto, del 30 de mayo, en pleno coronavirus, sitúa el independentismo en un 14%, mientras que el autonomismo está en un 67,5%. El panorama de la Euskadi actual, igual que en el conjunto de España, señala que la mayor preocupación de los vascos es claramente la sanidad, seguida de las consecuencias económicas de la covid, el paro y las pensiones. La relación de Euskadi con el Estado, donde se enmarca el nuevo Estatuto, ocupa el octavo puesto, 40 puntos por debajo.

Con esta realidad, el proyecto de nuevo Estatuto vasco, aunque Bildu lo introduzca, decaerá como prioridad en la próxima legislatura que arrancará en plena efervescencia por las consecuencias socioeconómicas de la pandemia. La campaña electoral lo está revelando. La salida social a la crisis, la valoración de lo público y la colaboración institucional europea, estatal y autonómica centra los debates, excepto para el PP. Son valores que contradicen el aislacionismo del nacionalismo soberanista y que dejarán huella cuando algún día se actualice el Estatuto vasco.

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