Borrell avisa de que las ayudas de la UE no serán “un cheque en blanco” pero no tendrán las exigencias de 2008

El alto representante de la UE para Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, ha asegurado este martes en el Congreso de los Diputados que las ayudas europeas a la reconstrucción “no serán un cheque en blanco”, pero no tendrán las exigencias de “los hombres de negro” de la anterior crisis.

Borrell ha dejado un reguero de confianza, pero también de exigencias, durante su intervención ante la comisión del Congreso para la reconstrucción. Las ayudas europeas a España por los estragos de la pandemia de covid-19 no van a ser “un cheque en blanco”, pero no acarrearán las exigencias de la UE ni la vigilancia estrecha de los “hombres de negro”, como sucedió en la crisis económica de 2008. Así sintetizó Borrell su opinión sobre el futuro de las aportaciones que aprobará la UE. Las ayudas son finalistas, esto es, estarán condicionadas a fines concretos, por lo que el gasto estará completamente dirigido a la reconstrucción de sectores muy afectados. Las monedas tienen dos caras, por lo que el alto representante no ha ahorrado datos y previsiones. La pandemia va a disparar el endeudamiento de los países por lo que el exministro ha reflexionado sobre la necesidad de crear un mecanismo mediante el cual los Estados recuperen una política de contención cuando las necesidades inmediatas lo permitan.

Condiciones para la utilización de los recursos pero no para la obtención de las subvenciones y los préstamos, precisó el alto representante, para alejar la actual situación, pese a su gravedad, de la recesión mundial que empezó en 2008. “Ahora sí tiene sentido endeudarse, dados los tipos de interés tan bajos”, señaló, pero no de manera eterna. Cuando los efectos de la pandemia pasen, se debe volver al control del gasto. Las ayudas europeas deben servir para dar una “respuesta inmediata y urgente” tras el impacto de la covid-19. Estas deben estar dirigidas a personas y empresas y se debe recapitalizar la economía.

Aunque algunos portavoces independentistas intentaron discutir sobre Cataluña, el alto representante de la UE eludió el debate, pero sí explicitó que esas referencias ―con descalificaciones incluidas― no formaban parte del objeto de la reconstrucción del país tras la pandemia de coronavirus que es de lo que trataba la comisión parlamentaria a la que le habían llamado.

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