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Isabel Díaz Ayuso, de desconocida a desconcertante

La irrupción de la presidenta de la Comunidad de Madrid, tras 15 años en puestos irrelevantes, se explica por su tesón y vocación o, para sus críticos, por su paciencia y suerte medrando dentro del PP

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la conferencia de presidentes autonómicos con el presidente del Gobierno.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la conferencia de presidentes autonómicos con el presidente del Gobierno.Comunidad de Madrid (Europa Press)

Se acaba de cumplir un año de las elecciones autonómicas que acabaron llevando a Isabel Díaz Ayuso a la presidencia de la Comunidad de Madrid, una desconocida que en este tiempo se ha hecho muy conocida, pero que sigue siendo desconcertante. ¿Quién es? Los testimonios de quienes la han tratado a lo largo de su vida coinciden en que es agradable y divertida en la relación personal, pero luego se dividen en dos tipos. Uno, como el de este ex alto cargo de la Comunidad: “Es nefasta. En el trabajo era un desastre, poco rigurosa, había que revisar todo. Ya cuando fue viceconsejera, lo máximo a lo que llegó y su única experiencia de gestión, hubo protestas internas porque no daba la talla. Duró ocho meses”. Uno de los presentes en una reunión de magistrados a la que acudió como viceconsejera de Justicia, relata el asombro general cuando entró diciendo: “¡Hola chicos!”. Pero el otro tipo de retrato es el de colaboradores suyos que describen una mujer trabajadora, apasionada y con gran vocación política. Por ejemplo, Javier Fernández-Lasquetty, su consejero de Hacienda y uno de los hombres fuertes del gabinete, que la conoce desde 2005, cuando era secretario general de FAES y le hizo las pruebas para ser becaria de la fundación: “Ya entonces se veía que le importan las ideas, algo que ya no es muy frecuente. Está muy preparada, sigue la consigna de Esperanza Aguirre, sin complejos y con reflejos. Habla de manera libérrima en público, es parte de su valía, no tiene el más mínimo complejo de no ser de izquierdas”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la  misa por los enfermos y fallecidos en la pandemia de la covid-19.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la misa por los enfermos y fallecidos en la pandemia de la covid-19.EFE

Fernández-Lasquetty rechaza la idea extendida de que él está ahí, como Miguel Ángel Rodríguez, su jefe de gabinete, como parte de la vieja guardia para marcarla de cerca: “Para nada, tiene un liderazgo interno ostensible”. Rodríguez no ha querido hacer declaraciones, pero quien ha hablado con él refiere que para él esa crítica es una forma de desprecio para subestimarla, como si tuviera alguien detrás y nada fuera mérito suyo. El exportavoz de Aznar en Moncloa afirma que no recuerda un ataque tan brutal contra un líder político como el que cree que está sufriendo ella. Destaca tres rasgos suyos: trabajadora hasta el límite, muy imaginativa y con una base ideológica liberal muy fuerte para combatir el modelo socialista. Rodríguez conoce bien la política y levanta el teléfono y habla con cualquiera, es su punto de apoyo. Según su equipo, es él quien decide que vaya al polémico piso de Room Mate, ante la necesidad de encontrar un lugar cómodo para trabajar en la pandemia.

El mandato de Díaz Ayuso es un experimento sobre la marcha, y a la vista de todos, porque es su primera responsabilidad política de calado. Es lo que ha buscado toda su vida. “Lo más importante para ella era la política y el partido, su carrera. Estabas de copas, la llamaban a la una de la mañana y se iba para allá”, cuenta una amiga de juventud. No cree que esté preparada, pero cuando supo que era la candidata supo que ganaría: “Es como Forrest Gump, siempre ha estado en el sitio adecuado, y le iba bien como de carambola”. Y donde siempre ha estado es en el PP, en política. Acabó la carrera de Periodismo en 2002, tuvo un par de años de viajes y trabajos en medios de Ecuador (cuatro meses) e Irlanda (un año), pero en 2004 está de vuelta y entra en Nuevas Generaciones, presidida por Pablo Casado, tres años más joven. Empieza a abrirse camino y en 2006, con 27 años, ya entra de asesora en la Comunidad de Madrid, como Casado.

Entonces nace un lazo generacional que años más tarde explica buena parte de su elección como candidata. Fernández-Lasquetty, que era secretario de formación del PP madrileño, recuerda su interés en seguir aprendiendo: “Esa preocupación por la formación de los jóvenes en la época de Aguirre, en seminarios, charlas, explica bastante por qué el PP de Madrid tiene las ideas claras y es resistente”. Explica también el PP actual, el germen está ahí. Una cápsula del PP de Aznar que ha permanecido dormida y se abrió en 2018, con Pablo Casado.

De la misma generación, seis años mayor, es David Pérez, su actual consejero de Vivienda, que entonces empezó con ella: “La conocí hará unos 15 años y trabajamos juntos en campaña. Tenía mucha iniciativa, era muy trabajadora y siempre se ofrecía a ayudar al resto de compañeros. Tenía buenas ideas y hacía buenos análisis y propuestas, y se movía por toda la Comunidad, hablando con todo el mundo”.

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Ya en la universidad –estudió Periodismo en la Complutense- entró en Altavoz, una asociación estudiantil bien insertada en el sistema, que facilitaba las prácticas en la radio de la facultad, y tuvo cargos en los organismos universitarios. “Viéndolo ahora sorprende que no era muy de derechas, es más, decía que su familia era de izquierdas. Era más bien corporativa, no hablaba mucho, pero sabía hablar”, recuerda Raúl Camargo, luego fundador de Podemos. En esa asociación fue apadrinada por la derecha universitaria, como los hermanos Urosa, que acabaron en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). En 2014 Díaz Ayuso coordinó un curso en uno de sus centros adscritos, el Centro Integral de Formación Permanente (CIFP), que abrió Jorge Urosa, vicerrector, y clausuró Cristina Cifuentes. El centro fue denunciado por la universidad ante la Fiscalía el pasado verano por supuestas irregularidades, dentro de la investigación del caso máster. Sobre la actividad de Díaz Ayuso en la época de sus estudios en la Complutense, el fundador de Altavoz, el profesor José Augusto Ventín, recuerda que tenía una clara conciencia política: “Dudaba entre PSOE y PP, pero se fue hacia la derecha, pero derecha civilizada. Tengo gran opinión de ella”.

Luego ya lo tuvo más claro. Dos amigas de la época recuerdan sus diatribas contra la inmigración y el matrimonio gay de Rodríguez Zapatero de 2005. Admiraba a Aznar y Aguirre. En realidad ya su trabajo de final de carrera dice bastante: lo hizo precisamente sobre Miguel Ángel Rodríguez y el modelo de comunicación del primer Gobierno de Aznar, aunque solo se conocieron hace unos cuatro años. En sus inicios se pegó a Esperanza Aguirre. Para ella era Isabelita. Sin embargo, según afirma un exconsejero de aquel gabinete, Aguirre, “que era de amores y odios”, acabó harta de ella y la apartó. “Se quedó colgada, volvió a Génova y la rescató Lucía Figar, secretaria de comunicación del partido. Empezó a trabajar allí llevando las redes sociales”.

Ese periodo, entre 2008 y 2011, es algo oscuro. EL PAÍS reveló que cobraba 4.219 euros netos al mes de Madrid Network, la más opaca de las muchas entidades que creó Aguirre. “No tiene nada que ver una cuestión con la otra. En Madrid Network trabajaba en el departamento de prensa. Por otro lado, colaboraba de manera voluntaria en la comunicación digital del PP”, asegura su jefe de prensa.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso conversa con la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio en presencia del líder de Vox, Santiago Abascal.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso conversa con la portavoz de Vox en la Asamblea, Rocío Monasterio en presencia del líder de Vox, Santiago Abascal.Pool

De esos años surgen dos escándalos que ahora le rozan. El polémico préstamo de Avalmadrid a su padre, 400.000 euros, concedido en 2011. Su portavoz puntualiza: “No es un préstamo a su padre, sino a una sociedad con más socios. En ese momento su padre estaba enfermo y hacía años que no participaba en la empresa”. Por otro lado, su trabajo en redes sociales para el PP ha salido a escena en la investigación de Púnica, por unos correos electrónicos que se intercambió en 2011 con Alejandro de Pedro, cerebro informático de la trama e imputado en el caso. Pero, precisamente porque entonces no pintaba mucho en el partido, su papel parece marginal. “No ha sido citada ni siquiera como testigo en cinco años de investigación”, replica su portavoz. Sus superioras de entonces sí están imputadas: Lucía Figar, secretaria de comunicación del PP regional, e Isabel Gallego, la jefa de prensa de Esperanza Aguirre.

Fue Francisco Granados quien habló de Díaz Ayuso en una declaración ante el juez en abril de 2018. Explicó que ella era el contacto “habitual” con Alejandro De Pedro y que fue su referente para “todo lo que haya hecho” el empresario en las campañas electorales del PP. “Una de las patas de esa comunicación es la gestión de redes sociales y esa parte de gestión la llevaba la señora Ayuso”, declaró. Granados no desea añadir más sobre esto, pero no tiene problema en contar sus impresiones de Díaz Ayuso: “En política hay que estar, es presencia, no digo que no haya que valer también, pero hay que estar ahí, acudir cuando te llaman, e Isabel ha ido a todo. ¿Hay que ir al País Vasco? Iba. ¿Hay que ponerse con las redes sociales? Se ponía. Poner carteles, movilizar afiliados. Eso es lo que más recuerdo de ella, y que se preocupaba de formarse ideológicamente. Luego hay un componente básico de oportunidad: hay que hacer de todo y que se den las circunstancias. Y con ella al final se han dado”.

En ese periodo en la sombra es cuando se casó con un empresario del mundo del golf, aunque se divorciaría unos años más tarde. Ningún político fue a su boda, según uno de los invitados. En 2011 regresó la suerte, acabó de diputada regional por la renuncia de su predecesora en la lista. Pasó sin pena ni gloria, ningún diputado consultado recuerda nada relevante. Tampoco en la siguiente: “Nadie hubiera pensado jamás, ni en el PP, ni ella misma, que llegaría a ser presidenta”, dice Diego Cruz, diputado regional del PSOE desde aquella época. Pero en 2015 Cristina Cifuentes se convierte en su madrina y ella aspira a más. Porque se sigue dedicando a las redes sociales del partido y la cuenta de Twitter del perro de Esperanza Aguirre, Pecas, según reveló la propia expresidenta. El equipo de Díaz Ayuso asegura que solo es una anécdota, que ella participó en la idea pero no gestionó la cuenta.

Díaz Ayuso quería entrar en el Gobierno, pero Cifuentes le dijo que antes se formara en el grupo y la hizo portavoz adjunta. En 2017 por fin la nombró viceconsejera de Presidencia y Justicia. “Dijo que llevaba mucho tiempo esperando y había que darle una oportunidad. La puso de vice de Ángel Garrido y aquello fue un desastre. Él en cuanto pudo se la ventiló. A ella no le sentó nada bien”, cuenta un alto cargo de aquel Gobierno. Se volvió a Génova en mayo de 2018 y vuelta a empezar. Garrido es una figura muy interesante en esta historia, porque ella le acabó quitando el puesto de candidato, él dejó el partido y ahora es consejero suyo con Ciudadanos, pero no ha querido hacer declaraciones.

Entonces, sin embargo, Díaz Ayuso vuelve a estar en el lugar adecuado: son las primarias del PP y las gana Casado, junio de 2018. En la segunda mitad del año se fragua su candidatura, aunque estuvo en el aire hasta el final. En el partido todo apuntaba a Antonio González Terol, exalcalde de Boadilla y valor en alza, y que ella fuera candidata a alcaldesa. Según diversas fuentes del PP, Pío García Escudero, de la vieja guardia, y otro de los pesos pesados de la generación de Casado, Ana Camins, apostaron por Díaz Ayuso. Las tesis más malévolas indican que Casado no quería a González Terol, más preparado y con más carisma, en un puesto donde le podía hacer sombra. También que sabían que podían perder y el candidato debía ser alguien flexible, para posibles pactos, y que también pudiera ser sustituido. De hecho Díaz Ayuso tuvo los peores resultados de la historia del PP en Madrid. Pero de nuevo le ayudó la suerte del momento con los pactos. Aunque su Gobierno aún no ha logrado aprobar ninguna ley.

Altos cargos del partido señalan un mismo detalle que pudo inclinar la balanza para elegirla en diciembre justo cuando había que tomar la decisión: una entrevista en La Sexta, con Mamen Mendizábal, en la que tuvo un buen monólogo de esa derecha sin complejos que quería Casado. “Ha cambiado en eso”, dice una amiga de juventud, "esa chulería es nueva”. El desparpajo fue la clave. Cuando por fin logró su sueño le asaltó el vértigo, según confesó ella misma. Entonces echó mano de Miguel Ángel Rodríguez.

Se habían conocido hace unos cuatro años. Luego cenaron alguna vez y él le mandaba mensajes cuando la veía en la tele en alguna tertulia, dándole consejos. En una cena de navidad en 2018, invitados por Radio Calamocha, en Teruel, hablaron del futuro. Días después, un viernes de enero de 2019, fue elegida candidata para la Comunidad de Madrid. El lunes llamó a Miguel Ángel Rodríguez: “Estoy sola, échame una mano”. Rodríguez trabajó gratis toda la campaña. El martes llegaron a las ocho de la mañana a la primera planta de la sede de Génova. Ella misma buscó el panel de luces y las encendió. Entraron en un despacho y sobre la mesa había una encuesta: les daba cuartos. Pero era el momento que había esperado toda su vida y se lanzó a ello sin complejos.

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Íñigo Domínguez
Es periodista en EL PAÍS desde 2015. Antes fue corresponsal en Roma para El Correo y Vocento durante casi 15 años. Es autor de Crónicas de la Mafia; su segunda parte, Paletos Salvajes; y otros dos libros de viajes y reportajes.

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