En busca de explicaciones a la anomalía andaluza
La región, pese al millar de muertos, tiene una cuarta parte de contagios por habitante que la media nacional
Los efectos del coronavirus en Andalucía no han sido tan intensos como en otras zonas —al igual que ha ocurrido en territorios como Canarias, Murcia y Extremadura—, a pesar de que la comunidad arrastra 1.145 muertos. Con una incidencia acumulada de 21 casos por cada 100.000 habitantes, cuatro veces menos que la tasa nacional (88), sus 8,4 millones de habitantes han sentido con menor virulencia el golpe de sumar 11.774 casos de contagio. ¿A qué se ha debido que permanezca en el grupo de cola del país como foco de contagio? No hay conclusiones científicas que den respuesta a la pregunta, pero sí indicios. Mientras, sobre la gestión política de la crisis, la Junta saca pecho por haber acertado, y la oposición y los sindicatos la culpan de “triunfalismo” y de haber reaccionado tarde ante la pandemia.
“No tenemos certezas, hay hipótesis sobre las causas ambientales, la contaminación y que en Andalucía las aglomeraciones de personas son menos probables que en Madrid. Las zonas con menos contagios cuando se decretó el confinamiento se vieron favorecidas al tener menos exposición”, reflexiona Juan Pedro Arrebola, investigador en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada. Una de esas conjeturas señala que con temperaturas más altas el contagio del virus se retrae. “El análisis marca un patrón similar: mayor afectación a menor temperatura, que coincide con los estudios en Estados Unidos, el Reino Unido y China. La temperatura es un factor más que favorece, no es contundente, pero sí es una tendencia”, resume Fernando Belda, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, que investiga con el Instituto de Salud Carlos III la influencia de variables meteorológicas y de la contaminación en la propagación del virus.
El Centro Nacional de Epidemiología trabaja en un proyecto sobre los ritmos de expansión del coronavirus en las distintas comunidades autónomas, pero sus resultados tardarán aún tiempo. Eduardo Martínez, catedrático de microbiología en la Universidad de Málaga, destaca la “situación relativamente favorable” que presentaba Andalucía cuando se decretó el confinamiento, “en temporada baja de turismo y sin competiciones deportivas internacionales”.
“Hacen falta más estudios para pasar de la correlación de factores a la relación causal. Los brotes de Madrid y Barcelona se han mantenido y Andalucía [87.268 km²] cuenta con menor densidad de población y del transporte colectivo, como los trenes de cercanías, con interacciones de media hora”, destaca Andrea Burón, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). Burón considera que no existen medidas relevantes y diferenciadoras entre una comunidad y otra que puedan haber marcado una diferencia para reducir el número de contagiados y fallecidos. “La magnitud de las medidas adoptadas no justificaría las diferencias, han sido homogéneas”, apunta. Mientras, la portavoz del grupo asesor de seguimiento del virus para la Junta, Inmaculada Salcedo, señala como factor decisivo que en Andalucía “se actuó muy rápidamente, en cuanto aparecieron los primeros casos, con una detección rápida para cortar la cadena de transmisión, gracias a una red de vigilancia epidemiológica muy importante”.
Tras bajar del millar de pacientes hospitalizados —llegó a un pico de 3.700— y no registrar ningún ingreso en las UCI este domingo, la Junta (PP y Ciudadanos) tiene prisa y quiere salir del confinamiento cuanto antes para activar en parte su economía, muy dependiente de uno de los sectores más afectados, el turismo, que representa el 14% de su PIB. 275 de sus 786 municipios (el 35%) no han tenido contagiados por la covid-19. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, ha pedido estar entre los primeros territorios que inicien la desescalada del confinamiento y ha planteado un plan de desescalada con la apertura de peluquerías el 11 de mayo y de bares y restaurantes el 25 de mayo. Moreno prevé un plan pormenorizado por municipios y desea abrir las playas este verano, “por cuadrículas” y siempre que se respete la distancia de seguridad. El presidente andaluz sugirió el pasado viernes que los colegios podrían retomar las clases a mediados de mayo, pero se retractó tres horas después. “Me sorprendería muchísimo y me costaría entender que ninguna zona de Andalucía estuviera entre las primeras zonas del desconfinamiento”, dijo el domingo.
La oposición política censura “el discurso triunfalista” de la Junta. “El volumen es pequeño, pero en las residencias en las que ha entrado el virus ha hecho estragos [426 ancianos fallecidos]. Había deficientes equipos de protección y medidas inadecuadas. Y la apariencia pública de la Junta ha sido de estar sobrados, lo que ha enfadado a mucha gente”, critica Inmaculada Nieto, portavoz parlamentaria de Adelante Andalucía. El consejero de Salud, Jesús Aguirre, dijo el pasado 1 de febrero cuando la explosión de la pandemia era desconocida: “Tenemos perfectamente articulada toda la estrategia si hay primeros casos, tenemos los sitios donde irían los aislamientos, el estocaje, mascarillas, guantes, todo preparado que, ojalá, no lo tengamos que utilizar. Todo el sistema sanitario andaluz está perfectamente engrasado para lo que pueda venir”.
Durante este tiempo, la Junta pagó para publicar artículos elogiosos a una decena de medios nacionales y regionales, que ensalzaron recursos sanitarios o inversiones que en realidad fueron planes o proyectos del Ejecutivo central. El PSOE comparte las críticas a la gestión del Gobierno andaluz. “Hay un claro nivel de incompetencia. En España se han hecho un millón de test PCR —los más fiables— y Andalucía debería haber hecho unos 175.000, pero vamos por 50.000. Y los test rápidos no deben aplicarse a personas asintomáticas, pero los han hecho y se han quedado tan anchos. Llegaron al ridículo de decir que habían aprendido de la listeria”, censura Jesús María Ruiz, portavoz de Sanidad de los socialistas andaluces. Al margen del encargo de 800.000 test rápidos hecho por la Junta y la petición de otro millón realizada al Gobierno central, los PCR siguen siendo una grave carencia en la estrategia para combatir el virus y Andalucía es la región que ha hecho menos pruebas por millón de habitantes, 5.428, mientras que La Rioja ha realizado 33.885, según la organización Civio. “Las universidades nos pusimos al servicio de la Junta, la de Málaga hizo un inventario y teníamos 15 máquinas de PCR al igual que personas, y solo llamaron a dos”, critica Martínez.
El pasado viernes Moreno, que ha planteado un programa de 4.000 millones para reactivar la economía —en parte fondos europeos reasignados—, defendió una “gran alianza” a la que se ha sumado la oposición y ha pedido a Pedro Sánchez “un plan nacional de rescate del turismo”. También resumió su gestión en el primer pleno celebrado en el Parlamento andaluz durante la pandemia: “Hemos acertado en nuestras decisiones y en nuestro proceder, y Andalucía se anticipó”. El presidente del Sindicato Médico, Rafael Carrasco, opina justo lo opuesto: “El principal error ha sido y es la tardanza en actuar. El acopio de test y material de protección no lo hizo ni el Gobierno ni la Junta, que tuvo libertad para prepararse y no lo hizo. Y los criterios para suspender la actividad asistencial llegaron tarde y descoordinados, cada hospital hizo lo que pensó adecuado, y eso sí es responsabilidad exclusiva autonómica”. Hace una semana, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) exigió a la Junta que “suministre a la mayor brevedad posible el material de protección al personal facultativo”.
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