Safari en busca de bisontes en la esquina más remota de Europa
El bosque de Białowieża, en Polonia, alberga la última gran población de bisonte europeo en libertad. Una oportunidad única para ver de cerca a este maravilloso animal, el mismo que aparece en las pinturas de Altamira y que dominó los bosques y praderas del continente durante miles de años


Las señales de tráfico que advierten de la presencia de ganado o animales en libertad sueltos son muy variopintas. En España la más habitual es la de la silueta de una vaca. En Asturias las hay con la de un oso. Y en el norte de Europa, dentro del triángulo rojo aparecen un reno o un alce. Pero cuando lo que ves es una silueta de bisonte, te quedas perplejo. Y más perplejidad aún experimentas cuando es un bisonte europeo de verdad, un bicho enorme y poderoso de casi mil kilos de peso, el que te hace pegar un frenazo porque está cruzando parsimonioso la carretera delante de tus narices.
La escena es habitual —y la acabo de vivir en primera persona— en el parque nacional de Białowieża, en Polonia, el último territorio de la gran llanura panónica centroeuropea donde estos fantásticos animales —que una vez dominaron todo el continente y que llegaron a estar casi extintos— siguen viviendo en libertad.
Białowieża está en el extremo nororiental de Polonia, en la frontera con Bielorrusia; de hecho, el parque —y el hábitat de los bisontes— es transfronterizo entre ambos países. Pertenece al voivodato (provincia) de Podlaquia y es uno de los parques nacionales más antiguos de Europa, creado en 1932.

Unos 900 ejemplares de bisonte europeo vagan aún libremente por el parque y sus alrededores. Y su historia es fascinante. Como comentaba, esta especie de bóvido ungulado fue común en toda Europa y las estepas asiáticas desde hace al menos 120.000 años, pero su caza indiscriminada lo llevó a la extinción. Los últimos ejemplares vivían en esta zona de Polonia hasta que, durante la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes mataron a casi todos los ejemplares. El último de la especie lo liquidó un cazador furtivo en 1919. Poco después, en 1927, cazadores también furtivos remataban a los tres últimos bisontes del Cáucaso, una subespecie del europeo.
De no haber mediado una circunstancia excepcional, habría sido una vulgar historia más de especie desaparecida por culpa del hombre. Estos bosques caducifolios del oriente polaco fueron siempre muy apreciados por reyes y nobles como zona de caza. Los monarcas polacos primero, y los zares rusos más tarde, cuando estos territorios fueron anexionados por la Rusia zarista, tenían la costumbre de regalar ejemplares de bisonte a otros reyes y mandatarios que los visitaban. La mayoría de estos donaban el animal a los zoológicos de su país.

En 1920, acabada la primera contienda mundial, científicos y naturalistas polacos se propusieron recuperar la especie. Localizaron en zoos y fincas privadas ejemplares con ADN puro de bisonte europeo y los llevaron a Białowieża. Durante más de tres décadas hicieron un increíble trabajo para reunir, identificar y crear condiciones de reproducción para el bisonte europeo. El resultado fue que en 1952 se dio por recuperada la especie y con los ejemplares de estos bosques se fueron reintroduciendo también en otros países. Polonia es el país del mundo que tienen la mayor cantidad de bisonte europeo y todas las poblaciones actuales de la Europa central y oriental, además de Asia (Rumanía, Rusia, Lituania, Bulgaria, Kazahastan, Mongolia, Tayikistán), proviene de Białowieża. Por eso, a los polacos les gusta llamarlo, más que bisonte europeo, bisonte de Białowieża.
Białowieża es un parque nacional enorme pero muy antropizado y con zonas de muy diferente nivel de protección. El complejo forestal tiene más de 70.000 hectáreas. El área incluida como Reserva de la Biosfera tiene 62.500 hectáreas. Dentro de este espacio, el parque nacional ocupa solo 10.000 hectáreas, de las que la mitad están declaradas Reserva integral. Hay unos 500 kilómetros de senderos públicos disponibles para uso turístico, que se pueden recorrer a pie, en bicicleta o a caballo. Y varias torres de madera para la observación de fauna salvaje. La pequeña localidad de Białowieża, colindante con el área protegida, es el centro de servicios y donde dirigirnos para cualquier actividad turística.

¿Y qué hay que hacer para ver bisontes? Pues en realidad, nada. Como vagan libres te los puedes encontrar en cualquier lugar; de hecho, el primero que yo vi estaba pastando tranquilamente en el jardín de una casa, junto al columpio de los niños. Y no es difícil verlos a uno y otro lado de la carretera en cualquier desplazamiento por la zona. Pero ya que has venido hasta tan lejos, merece la pena contratar un “safari” más profesional, ya sea en una agencia, en el centro de información del parque o directamente con algún guía autorizado. El guía te citará en plena noche, una hora antes del amanecer, y empezará el rastreo.
Primera sorpresa: cuando a uno le proponen ver bisontes en libertad, uno imagina que ha de ir a remotos e inaccesibles valles montañosos, por caminos intransitables y en vehículos 4x4. Error. Las búsquedas de bisontes están prohibidas dentro del Parque Nacional, pero como he comentado, este es una parte muy pequeña de todo el bosque de Białowieża.
La búsqueda se hace en cualquier tipo de vehículo —el que has alquilado, por ejemplo— o incluso en bicicleta y hasta a pie. La única diferencia es que a motor puedes recorrer más territorio, lo que aumenta las posibilidades de avistamiento. Estas áreas abiertas y humanizadas permiten tener además una mejor observación. Caminar por el interior de un bosque, con zonas empantanadas, árboles caídos y maleza abundante es farragoso y además, los bóvidos se esconden fácilmente entre la foresta y desaparecen en cuanto te oyen. No obstante, si eres un profesional de la fotografía o un gran aficionado a la naturaleza, puedes pedir este tipo de recorrido y pagándolo, no hay ningún problema en hacerlo.

Una vez localizados los ejemplares —en mi caso, tuve la suerte de encontrar una enorme manada de más de 50 individuos, cosa poco habitual, ya que el bisonte europeo se mueve en pequeños grupos de no más de 20— si el guía lo considera seguro y oportuno, te puedes bajar del coche y con precaución acercarte para verlos de cerca y fotografiarlos en condiciones. Estar unos 50 metros de estos maravillosos animales, cuya silueta nos retrotrae a las pinturas rupestres de Altamira o Lascaux, es una experiencia que justifica por sí sola el viaje hasta Polonia.
La mejor época para el avistamiento es el invierno, cuanto más duro mejor. Con las temperaturas en descenso y la nieve cubriendo todo el bosque de Białowieża, los bisontes usan como estrategia reunirse en espacios favorables donde tienen alimentación disponible y donde se pueden defender de los depredadores. En esa época se pueden divisar grupos de 60, 70 e incluso más individuos. El otoño también es buen momento porque tienen más actividad y se mueven mucho, pero los grupos son más pequeños. El gran atractivo para ir en otoño es que estos bosques caducifolios de abedules, tilos, hayas, robles, fresnos, olmos y carpes adquieren tonalidades tan brutales de toda la gama del rojo al amarillo que convierten el paseo en una orgía visual. En verano los bisontes están aletargados por el calor y buscan las sombras más profundas del bosque, lo que hace muy difícil verlos. Es el momento más desaconsejable para ir.

Por cierto, esas 5.000 hectáreas del parque nacional declaradas reserva integral solo se pueden visitar con un guía autorizado. Pero merece mucho la pena hacerlo porque, tal y como afirman las autoridades del parque, es el último gran fragmento de bosque primario o virgen de tierras bajas que queda en Europa. Y si sus cálculos no fallan, nadie en los últimos 14.000 años ha plantado ni talado árbol alguno en su interior. Es decir, ha evolucionado tal cual lo hubieran hecho el resto de bosques europeos de no haber aparecido la especie homo.
Cuando te encuentres en su interior, en alguno de los escasos senderos autorizados, te puede sentir rodeado del mismo decorado que existía cuando manadas enormes de bisontes campaban aún a sus anchas por las praderas y bosques europeos tras la última glaciación. Y todo esto, a solo dos horas y media por carretera de una gran capital como es Varsovia.
Todo un festín para los amantes de la naturaleza
Más información en la web oficial del parque nacional de Białowieża: https://bpn.com.pl (solo en polaco e inglés)
Información turística de toda el área del bosque de Białowieża en la web www.pttk.Białowieża.pl (también en español)
Un excelente guía en español es João Ferro, se le puede contactar directamente por Whatsapp en el +48 601 557 403
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