Diez planes para bucear en Tenerife

Tenerife, la isla canaria marcada por el gran Teide, es un lugar ideal para disfrutar este 2025 de rutas para los aficionados al submarinismo. Las corrientes marinas meridionales y los vientos alisios del océano Atlántico son perfectos para descubrir qué se esconde en las profundidades marinas cerca de las ciudades tenerifeñas de Radazul, Los Cristianos, Los Gigantes o Garachico.

A continuación, te mostramos 10 rutas bajo el mar en Tenerife, de todos los niveles de experiencia, para bucear entre un naufragio de hace 50 años, bancos de peces, formaciones geológicas volcánicas y cuevas bajo el mar.

1. El Bufadero: para todos los niveles

Para llegar a El Bufadero, primero hay que ir al puerto de Los Cristianos, desde el que se sale en barco al punto de inmersión (también se puede salir desde Las Galletas). El barco fondea al abrigo del acantilado, frontera de un malpaís, y el cabo del ancla desciende a los seis metros: un fondo rocoso donde el buceador nada entre las principales especies piscícolas que se pueden encontrar en Tenerife: patrióticos loros (viejas, en Canarias), peces trompeta, lábridos iridiscentes o cardúmenes de los pequeños peces ángel, “las fulas blancas”. La inmersión es para todos los niveles, porque la profundidad cae en distintas cotas y la corriente es muy débil. Es aconsejable no adentrarse en la pequeña cueva, ya que puede hacer efectos de sifón con oleaje fuerte. A los 15 metros de profundidad, en las oquedades que forman lo que fueron los escombros volcánicos, las morenas negras y la peculiar morena picopato otean el azul. El canchal submarino termina a 23 metros bajo el mar.

Profundidad: -23 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo inmersión: 45 minutos ▪ Temperatura del agua: 22 grados ▪ Centro de buceo: Squatina Sub.

2. La cueva del Zorro: fulgor cromático

Entre el puerto de Los Cristianos y Las Galletas está la cueva del Zorro, probablemente de las inmersiones más divertidas y gratifi cantes. A 17 metros de profundidad se abre una pequeña cueva redondeada que tiene dos tragaluces en el techo por los que el sol de mediodía se cuela produciendo un juego de luces fantástico. Se llama así porque en otros tiempos rondaba un tiburón zorro por la zona, o eso dicen, pero también se podría haber llamado la cueva del Hobbit, porque es exactamente el tipo de vivienda que habitaría el personaje literario si fuese un pez. La bienvenida la dan decenas de catalufas, un pez nocturno que se esconde en cuevas y gargantas, y que bajo la luz natural dispone de una librea gris ceniza, pero que cuando se ilumina con un foco submarino arde en un bermejo intensísimo.

Profundidad: -15 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo inmersión: 50 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro buceo: Squatina Sub.

3. El Tubo de Garachico: una madriguera mágica

Estamos en el norte de la isla, en lo que fue en el siglo XVIII el puerto más importante de Tenerife, en Garachico. Las coladas volcánicas de la última erupción del Trevejo formaron un largo tubo submarino, una evocación perfecta de la madriguera de conejo de Alicia en el País de las Maravillas. Tiene su entrada a ocho metros de profundidad y es estrecho y oscuro, por lo que requiere experiencia en el buceo, control de flotabilidad y linterna. Sin embargo, es una inmersión relativamente segura porque la caverna no tiene ramificaciones. La caída por esta madriguera se prolonga durante 80 metros y, aunque no se ven relojes, lámparas ni libros, aquí habitan el camarón limpiador, lady escarlata y los cangrejos araña.

Profundidad: -25 metros ▪ Visibilidad: 20 metros ▪ Tiempo de inmersión: 45 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: MobulaDive.

4. Radazul-La escollera: una escalera al mar

A 10 minutos de Santa Cruz de Tenerife se encuentra colgado de los ásperos acantilados Radazul, un pequeño puerto deportivo encajado entre la avenida de Colón y el Atlántico. A primera vista, uno no lo elegiría como punto de inmersión, pero es de los destinos más apreciados por los buceadores residentes. Y es que no hace falta embarcarse: basta con bajar por unas escaleras de piedra volcánica (las que utilizan los bañistas) hasta un agua cristalina, sumergirse en los poco más de dos metros de profundidad y desplazarse unos 20 metros hacia la bocana del puerto, a la escollera. Allí, dos gigantescas columnas formadas por cardúmenes de cientos de barracudas, “bicudas” como se las conocen en las Canarias, reciben al submarinista sin alterarse, siguiendo con su baile y llenando las aguas de reflejos plateados.

Profundidad: -20 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo de inmersión: 60 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: Macaronesian Divers.

5. El Bajonito: una colina bajo el agua

Todavía en la zona más meridional de la isla, desde la Marina de Las Galletas se tarda cinco minutos en lancha neumática en llegar a esta inmersión. Bajo la superficie espera una colina rocosa cuyo pináculo duerme a 13 metros de profundidad; su ladera septentrional, de cara a la costa, desciende hasta los 18. La del mar abierto es una abrupta pared que se desliza hasta los 45 metros bajo el mar, pero es la más interesante: contra el azul abierto se pueden avistar grandes peces pelágicos, de túnidos, pargos, bancos de barracudas y considerables carángidos. Aquí siempre hay que tener un ojo hacia el mar abierto, porque es fácil entretenerse con las grietas del veril donde se refugian morenas, coloridos nudibranquios o ceriantarios, esos pólipos con forma de plumero. Es un punto que da para dos inmersiones y no aburrirse.

Profundidad: -22 metros ▪ Visibilidad: 20 metros ▪ Tiempo de inmersión: 45 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: Ocean Friends.

6. Abades: reino de tortugas

La playa de Abades, una pequeña concha de arena negra con su famoso roque, protege un buceo fácil, pero muy gratifi cante. Desde el arenal, pasando por un estrecho corredor orlado por rocas donde dormitan barcas de pesca, se accede a la bahía. En el fondo marino, grandes praderas de posidonia (sebadal para los canarios) dan cobijo a miríadas de alevines e invertebrados, con un valor medioambiental inmenso. Los locales aseguran que, en época de desove, es fácil ver angelotes, ese escualo que parece una alfombra turca con su gran cabeza y extensas aletas pectorales y que se mimetiza perfectamente con los fondos arenosos. En mi inmersión vi una raya, conocida como chucho, que volaba perezosamente sobre las fanerógamas marinas. Aunque el gran tesoro de esta zona para el buceo es el encuentro con las tortugas marinas residentes. Indiferentes a la presencia de los buceadores, pastan con parsimonia mientras se dejan fotografiar.

Profundidad: -15 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo de inmersión: 60 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: Macaronesian Divers.

7. La cueva de San Marcos: un paisaje volcánico

El fondo marino de Garachico es prolijo en un paisaje submarino casi místico. Nada más salir del Tubo, los escafandristas se encuentran una inmensa losa fracturada en grietas que se ondula en forma de S y es conocida por los buceadores como “alas de ángel”. Unas alas donde las plumas han sido sustituidas por larguísimas columnas perfectamente hexagonales que parecen haber sido esculpidas. A dos millas náuticas hacia el noreste, frente a la playa de San Marcos, hay una lengua de lava que discurre de los siete a los 27 metros de profundidad y que ha creado un semitubo, con el techo ya colapsado, pero que forma una enorme bóveda con dos amplios lucernarios. No hay mucha vida en esta caverna, pero al final, sobre las grietas de la cueva, proliferan algunos camarones y otros crustáceos, guardianes eternos de esta reliquia submarina.

Profundidad: -27 metros ▪ Visibilidad: 20 minutos ▪ Tiempo de inmersión: 45 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: MobulaDive.

8. Barranco Seco: una inmersión de altura

En el sur de Tenerife, al abrigo de los impresionantes acantilados Los Gigantes, está el Barranco Seco. Uno no se hace idea de su enorme tamaño hasta que el barco fondea a sus pies. En algunos de sus puntos alcanza los 600 metros de altura y se prolonga bajo el mar en un fondo de canchales y arena, antiguos derrumbes de los acantilados. En estas formaciones se han creado pequeñas cuevas y curiosos arcos submarinos en los que se refugia la fauna marina. Recuerdo, hace años, que en esta inmersión se congregaban decenas de rayas planeando sobre los buceadores. Algunas, las más solícitas, incluso tocando al escafandrista. Hoy es fácil verlas deambular por la zona, aunque ya no se acercan, siguen su vida normal entre sus congéneres, las mantelinas, bogas, alguna que otra morena, barracudas y un banco de roncadores.

Profundidad: -26 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo de inmersión: 45 minutos ▪ Temperatura: 20 grados. ▪ Centro: Diving angel.

9. Punta Blanca: un oasis submarino

A cinco minutos en barco desde la Marina de Los Gigantes, hacia el sur, frente a la playa del mismo nombre, se encuentra un oasis submarino rebosante de vida: Punta Blanca. Este punto de inmersión es conocido por los pescadores locales como “burrera”: punto del mar donde se concentra gran cantidad de vida, y es exactamente lo que el buceador va a descubrir. La inmersión comienza sobre una plataforma rocosa a 10 metros de profundidad y desciende por un veril profuso en balcones, grietas, profundas cornisas, arcos, recovecos y pequeñas cuevas hasta un fondo arenoso con grandes rocas hasta los 30 metros. Un gigantesco escaparate donde ver no solo gran cantidad de peces, sino prácticamente casi todas las especies de los fondos tinerfeños. El postre es tener un encuentro con un tiburón angelote.

Profundidad: -20 metros ▪ Visibilidad: 30 metros ▪ Tiempo de inmersión: 50 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: Diving angel.

10. ‘El Condesito’: en la bodega de un pecio

También a cinco minutos de Las Galletas, cerca del faro de Punta de Rasca, reposan los restos de un pecio que en su día fue un barco carguero. Se hundió hace 50 años en una cuenca submarina formada por coladas de lava. Una belleza.

De sus 40 metros de eslora y 8 de manga hoy tan solo permanece la bodega de popa, el resto del barco yace esparcido víctima de los avatares marinos. La bodega sí es visitable, y los buceadores casi siempre se van a encontrar una fiesta de catalufas alternando con bogas y algún pez trompeta. Y por sus recovecos también pululan peces loro, pulpos y alguna langosta. El Condesito conserva todo el misterio de los barcos hundidos y ofrece todas las facilidades para que los buceadores bisoños se inicien en la exploración de pecios sin peligro.

Profundidad: -15 metros ▪ Visibilidad: 25 metros ▪ Tiempo inmersión: 60 minutos ▪ Temperatura: 20 grados ▪ Centro: Ocean Friends.