Una comarca de hobbits en el norte de Extremadura

La comarca de El Hobbit está ahora en el norte de Extremadura. Con sus casas particulares, con puertas de colores vivos, redondas y rodeadas de bosque, con un arroyo y al fondo unas montañas impresionantes. Obviamente, allí no viven ni Bilbo, ni Frodo, ni Sam. Pero todo está construido para que quien los conoció a través de los libros o el cine piense en ellos o se sienta como ellos. “En un agujero en el suelo, vivía un hobbit”, así empieza la obra de J.R.R. Tolkien El Hobbit. La historia, ya convertida en un clásico de la literatura universal, relata primero las aventuras de Bilbo Bolsón, un pequeño ser que vivía en un lugar tranquilo rodeado por la naturaleza. Basándose en el relato del escritor sudafricano, la pareja compuesta por Iryna Zhelvanava y Óscar Muñoz han puesto en marcha el proyecto de la Comarca de Vératton en el norte de la región extremeña, en Villanueva de la Vera (Cáceres). El lugar elegido tiene historia: es donde el emperador Carlos I de España y V de Alemania pasó sus últimos años de vida, en el monasterio de Yuste.

El proyecto que ha tenido a Zhelvanava y Muñoz ocupados más de 10 años consiste en tres casas incrustadas en una colina cubierta de césped, similares a las que se pueden ver en las películas del Señor de los Anillos. “El proyecto tiene mucho de nosotros, de nuestras aficiones”, explica Muñoz. “A mí me llama mucho la atención la arquitectura, en concreto la bioclimática y la de fantasía”, añade. Según su opinión, el ser humano ha buscado sentirse arropado desde sus orígenes y hacerlo bajo capas de tierra tiene algo ancestral, algo que viene del hombre de las cavernas.

La idea de traer el mundo de fantasía de Tolkien al campo extremeño surgió en 2012. Los primeros pasos consistieron en buscar una zona que fuera coherente con el relato. Se barajaron dos terrenos, uno en la provincia de Ávila y otro en el norte de Cáceres. “Buscamos entre muchas parcelas, nos encontramos algunas que podrían cuadrar, pero tenían tendido eléctrico o estaban cerca de los pueblos. No nos gustaba del todo por la contaminación lumínica”, cuentan los creadores del proyecto. En el momento de mayor crisis por la pandemia de la covid, los empresarios se decidieron por la ubicación final. Villanueva de la Vera, en la provincia de Cáceres, se convirtió desde entonces en un punto de encuentro para los fans de El Señor de los Anillos.

Además de los terrenos donde desarrollar su idea, otros de los trabajos consistieron en comprar muebles del siglo XIX. “Nuestro trabajo era restaurar muebles que íbamos comprando por diferentes lugares, además de todo tipo de menaje como platos o vasos de porcelana inglesa”, cuentan los propietarios.

El mayor de los retos fue poner en marcha casas similares a las habitadas por los hobbits y a las que aparecen en la saga de El Señor de los Anillos. Se pusieron en manos de un constructor de la zona al que le entusiasmó el proyecto. Las viviendas están construidas en una parcela de unos 100.000 metros cuadrados que aprovecha la ladera de una colina para incrustar las tres casas que componen el complejo. Dos de ellas son de 50 metros cuadrados y la otra de 90, con dos habitaciones y un salón grande.

En cuanto al desarrollo del proceso, sus creadores dicen que fue muy duro por la carga de trabajo y el estrés emocional. “La idea inicial era levantar cuatro casas, pero tuvimos que prescindir de una por el aumento del precio de los materiales. No sabemos si ampliaremos en un futuro, pero necesitamos estabilizarnos”, señalan los emprendedores, que pasaron un largo camino no para llegar a Mordor, pero sí para conseguir dar la forma que querían a un sueño.

Construir una casa así tiene mucho trabajo artesanal. Por ejemplo, la emblemática puerta de madera redonda, que además tiene que cerrar herméticamente. Las instalaciones cuentan con placas fotovoltaicas propias con baterías sin conexión a red, y que el techo no sea plano también complica la instalación. En definitiva, “una locura de dos frikis que tenían ilusión por este proyecto desde hacía muchos años”, cuenta Muñoz.

Pero la locura al final tiene forma en un terreno de 10 hectáreas, con unas vistas increíbles al pico Almanzor de la Sierra de Gredos. Luego, llegó el momento de ponerle nombre a esa locura. Las casitas se llaman El Carpintero, con su característica puerta redonda de color verde que aparece en las películas; La Costurera, amarilla, como la de Sam Gamyi, el amigo inseparable de Frodo; o El Druida, de color rojo.

Sobre esta otra comarca, la de La Vera, en Cáceres, los promotores aseguran que vieron algo especial y con cierto parecido con el mundo de Tolkien. “Mantiene sus tradiciones y el modo de vida de los ciudadanos de la zona es muy parecido al que conocemos de los hobbits”, señala Muñoz. “De pequeño venía a veranear por la zona, siempre me pareció una comarca real, en la que el tiempo parece no haber pasado”, remata.

A los emprendedores no les está yendo mal. Dicen que la acogida está siendo muy buena y que llegan viajeros interesados en la fantasía y la naturaleza desde muy lejos, especialmente de Inglaterra, Países Bajos y Estados Unidos. En cuanto al nombre del proyecto, la Comarca de Vératton, cuentan que la primera parte de él hace un guiño a la obra de Tolkien y la segunda al pueblo Vetón, que pobló esas tierras mucho antes de la llegada de Roma.