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24 horas en Gandia, sorpresas fuera de temporada en la ciudad valenciana

Playas salvajes, humedales boyantes de avifauna, el espléndido Palacio Ducal y la animada noche en la Gran Manzana maravillan a quien visita este municipio antes de que lleguen el calor y las multitudes

El patio de armas del Palau Ducal de Gandia (Valencia).
El patio de armas del Palau Ducal de Gandia (Valencia).Andrés Campos

Cerca de 75.900 habitantes censados. Pero cada verano, ¡oh, sorpresa!, aparecen 250.000 cuerpos tumbados en la arena, en las piscinas y en las terrazas de los apartamentos que rompen como ocho olas gigantes en la playa Norte. Buena razón para intentar evitar, en la medida de las posibilidades de cada cual, ir a Gandia en temporada alta. ¿Otro motivo para acercarse en primavera a este municipio valenciano? Ahora se está fresquito visitando las dunas de l’Auir, el Marjal y otros espacios naturales del municipio. Y los monumentos, empezando por el Palacio Ducal, el palacio donde nació San Francisco de Borja.

09.00 Dunas y aves acuáticas

Tras el último edificio de la playa Norte (1) aparecen las dunas de l’Auir (2), uno de los pocos arenales vírgenes de la costa valenciana: dos kilómetros de soledad total donde los únicos seres que veremos son los chorlitejos patinegros que allí anidan. Otro lugar para empezar el día con energía, paseando y observando pajarillos, es el Marjal de Gandia (3) (o la Marjal, como dicen los nativos). Se trata de un humedal de 450 hectáreas en cuyas lagunas limpidísimas bullen más de 40 especies de aves: ánades, fochas, pollas, calamones, garzas, garcetas, moritos, martines pescadores… A 200 metros de la mayor laguna, el Ullal Gran, se alza la Alquería del Duc, del siglo XVI, donde en su día venían a cazar los duques de Borja. Al lado hay un centro de interpretación.

Patos y gansos en una de las lagunas del Marjal de Gandia.
Patos y gansos en una de las lagunas del Marjal de Gandia.Juan Reig Peiro (Getty Images/iStockphoto)

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11.00 Tras las huellas de los Borja

Dos papas: Calixto III y Alejandro VI. Una envenenadora: Lucrecia. Un fratricida: César. Y un santo: Francisco de Borja. De todo hubo en el clan de los Borja (o de los Borgia, como los llamaron en Italia), una de las familias más entretenidas de la historia, que fue la dueña y señora de Gandia desde 1485 hasta mediados del siglo XVIII. Ya hemos visto la Alquería del Duc, donde holgaban estos señores. Ahora veremos el Palau Ducal (4), la formidable mansión donde nació San Francisco en 1510. El patio de armas es elegantísimo y la Galería Dorada, de 40 metros de largo, una exageración.

Detalle del Palau Ducal, mansión donde nació San Francisco en 1510.
Detalle del Palau Ducal, mansión donde nació San Francisco en 1510.Teo Moreno Moreno / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

A tiro de piedra está Santa María (5), iglesia gótica que Alejandro VI elevó al rango de colegiata y embelleció con obras de los más importantes artistas. De camino, pararemos en la pastelería Roselló (6) (calle Ausiàs March, 10) para comprar la típica delicá, que es una tarta de harina de arroz con almendras, pasas, nueces y naranja confitada. La Delicá, según la leyenda, fue una joven de Gandia que murió al caerle un pétalo de jazmín en la cabeza cuando salía de misa. El pétalo, al parecer, era un adorno del rosetón de la colegiata y pesaba 100 kilos. La tarta tampoco es ligera. Otras pastelerías recomendables son Raúl (7) (avenida d’Alacant, 17), Ramiro (8) (Plaça del Prado, 32) y Raúl Segura (9) (Duc Alfons el Vell, 5). Y otros lugares relacionados con los Borja en esta ciudad.

Otros lugares relacionados con los Borja en esta ciudad se pueden consultar en la web Territori Borja.

14.00 Templos de la fideuá

A principios del siglo XX, el cocinero de una barca de pesca gandiense, la Santa Isabel, olvidó comprar arroz y, cuando fue a preparar una paella de marisco no le quedó otra que usar fideos. Sus compañeros no le tiraron por la borda. Así nació la fideuá, un plato que hacen de maravilla en tres restaurantes de Gandia: Casa Julia (10), Casa Concha (11) y Casa José (12). En este último son sobresalientes los entrantes: mejillones en escabeche, croquetas de gamba roja, calamar de playa a la plancha… Y de matrícula, los postres caseros, sobre todo el que llaman Sopa de Rey.

Después, para el café y un paseo digestivo es buena idea acercarse a los Jardins de la Marquesa (13), junto a la Casa de Cultura Marqués de González de Quirós. Romántica y algo más que centenaria, como la propia casa, es esta arboleda de casuarinas, palmeras datileras, jacarandás, pinos carrascos, moreras, tilos, magnolios y ficus.

16.15 Subasta en la lonja

Un poco después de las cuatro de la tarde comienza la subasta de pescado en la lonja del puerto de Gandia (14), que cualquiera que tenga interés puede observar desde un mirador acristalado. En el mismo muelle que la lonja, se encuentran los tinglados del puerto. Son 17, y la torre del reloj que los preside mide 19 metros. Los 12 primeros, los más antiguos, datan de 1906 y permitían almacenar 20.000 cajas de naranjas.

Atardecer en el puerto de la localidad valenciana de Gandia.
Atardecer en el puerto de la localidad valenciana de Gandia.Tono Balaguer (Getty Images/iStockphoto)

Enfrente, al otro lado del puerto, se levanta desde 1962 la iglesia de San Nicolás de Bari (15), obra curiosísima del arquitecto Gonzalo Echegaray y del ingeniero Eduardo Torroja (abuelo de la cantante Ana Torroja, la de Mecano). Las malas lenguas dicen que, por ahorrar, se construyó reutilizando los planos de un frontón. Todo pudiera ser. Otra curiosidad es que aquí está enterrado Vicente Calderón, el histórico presidente del Atlético de Madrid, que fue uno de los primeros promotores inmobiliarios de la playa Norte de Gandia.

20.00 ‘Figatells’, ‘coques de dacsa’ y ‘espencat’

Después de todo lo que comimos a mediodía, apetece cenar, si es que apetece, de picoteo. El clásico para esto es Casa Sanchis (16) (Carrer del Forn, 10), donde descubriremos (y nos descubriremos ante) tres especialidades valencianas: los figatells (hamburguesitas de hígado de cerdo), las coques de dacsa (tortillas de maíz rellenas de atún, huevo duro y aceitunas o de acelgas y camarones) y el espencat o esgarrat (ensalada similar a la escalivada, de pimientos rojos, berenjenas y bacalao). A cinco minutos de aquí, en el mismo centro de Gandia, se encuentra La Picaeta Sibarita (17), fábrica de cerveza y barra en la que se sirven sabrosos bocados: papes desvanides, anguila en all i pebre, bonitol en semi-salaura, polp sec… Los restaurantes Parsifal (18), en primera línea de la playa Norte, y Barracuda (19), en el puerto, son también idóneos para cenar.

Justo al lado del primero se alza el RH Bayren (20), un hotel de cuatro estrellas con spa que es la mejor opción para alojarse y para irse rápido a la cama. En cambio, al lado de Barracuda está el pub El Varadero (21) (avenida de la Pau, 27), un buen lugar para tomarse la primera copa.

24.00 Bailando en la Gran Manzana

Tiempo de explorar la Gran Manzana, el sector de la playa Norte donde se concentran las tres discotecas más rompedoras y bulliciosas de Gandia: Falkata (22), Eclipse (23) y Bacarrá (24). Si queremos seguir bailando hasta el amanecer, anotaremos dos direcciones más: Coco Loco (25) (Camp de Morvedre, 16) y La Fábrica (26) (avenida de Villalonga, 21).

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