Qué hacer 24 horas en Valladolid, la ciudad tranquila de México
Muchos artesanos y emprendedores jóvenes han encontrado en la ciudad mexicana el lugar para abrir una pequeña tienda, restaurante o alojamiento. Una apacible localidad que sirve de campamento base para visitar cenotes y el sitio arqueológico maya de Ek Balam
Llamada “la Sultana del Oriente” por la belleza de sus edificios coloniales, la ciudad mexicana de Valladolid es el lugar perfecto para conocer la esencia de la cultura y gastronomía yucateca. Pero también es el sitio ideal como un campo base y recorrer las ruinas, cenotes, islas, salinas, manglares y selvas que abundan en la península de Yucatán.
6.30 Avistamiento de aves de buena mañana
Amanece en el edificio principal de la Hacienda de Temozón (1), el césped de un verde vivo y lleno de rocío, llega hasta las escaleras del edificio principal haciendo que el color rojo de sus paredes parezca aún más vivo. Podríamos haber cogido las bicis para visitar el cenote que se encuentra a tres kilómetros de distancia, dentro de la finca, pero nos decantamos por el paseo ornitológico que ofrece la hacienda cada mañana. Ángel espera con los prismáticos y un libro de la que fue su maestra ornitóloga, Barbara MacKinnon, Sal a pajarear por Yucatan. MacKinnon fue pionera de birdwatching en la península de Yucatán, ella guió a los primeros turistas que vinieron a observar la inmensa variedad de aves que pasa por la zona a lo largo del año y ha realizado en todo México una gran labor como formadora de guías de aves en comunidades rurales que, a su vez, han encontrado en esta práctica un medio de vida y una manera de preservar su entorno.
Hoy estamos de suerte, a pocos metros de nosotros está posado el Cenzontle o ave de las 400 voces, por su gran capacidad para imitar el canto de otras aves. En otro árbol cercano se une el canto del Luisi Bienteveo y, un poco más tarde, aparece el multicolor Mamoto de cejas azules. En el paseo recorremos esta maravillosa hacienda de estilo colonial, dentro de la selva, que fue una de las más importantes de Yucatán. Aquí se cultivaba la planta de agave fourcroydes, de la que salía la fibra del henequén, tan preciada para la fabricación de cuerdas utilizadas en los barcos y exportada a infinidad de países. Estos barcos que llevaban el henequén traían productos que nunca habían visto estas tierras, como por ejemplo el curioso caso del queso Edam holandés; productos que se incorporaron rápidamente a su cocina tradicional. Esta mezcla dio lugar a la famosa cocina yucateca.
8.00 En el mercado
Tomamos el coche por esta gran planicie que es la península de Yucatán. Según cuentan los locales, esta llanura se creó al impactar un enorme meteorito contra la Tierra, hace 65 millones de años, formando un cráter de 180 kilómetros de diámetro, lo que supuso la extinción masiva de animales y plantas. Siempre hemos oído esta historia, pero desconocíamos que era aquí, en la cercana zona de Chicxulub, donde se produjo el impacto. En el camino, pueblos llenos de vida como Hoctún, Tahmek o Kantunil, donde nunca faltan sus coloridas iglesias.
Llegamos a la ciudad de Valladolid. Esta pequeña ciudad ha cambiado mucho en los últimos años y lo ha hecho para bien. Muchos artesanos y emprendedores jóvenes han encontrado aquí su lugar para abrir una pequeña tienda, restaurante o alojamiento, donde siempre se da prioridad a lo local y le da un valor añadido a un lugar que no hace más que aumentar su oferta cultural y gastronómica.
Si algo caracteriza a Valladolid es su ritmo pausado. La ciudad es tan manejable que se puede llegar a cualquier rincón en un corto paseo. Nosotros vamos directamente al mercado (2), a la zona de las frutas y verduras para conocer los ingredientes de la cocina yucateca. La pitahaya una de las frutas más características de Yucatán, que se usa en ensaladas y jugos; el capote es una especie de patata blanca; la chaya, llamada espinaca Maya; o el chayote, un tipo de calabaza, de las muchas que se cultivan en Yucatán y en todo el país, que se puede consumir tanto cruda como cocinada. Y para continuar la experiencia gastronómica qué mejor que comer unos tacos en una de las taquerías populares del mercado. El mercado también tiene un apartado de artesanías locales que merece la pena visitar.
10.00 Al cenote
A tan solo dos cuadras del mercado se encuentra el cenote Zaci (gavilán blanco, en maya) (3), de templadas y transparentes aguas, rodeado de selva. Es increíble que exista semejante lugar en plena ciudad.
Si se quiere seguir descubriendo cenotes, en los alrededores de Valladolid se encuentran infinidad de opciones: el cenote de Chukum (4) está dentro de una cueva cerrada con estalactitas; el de Xcanché (5) tiene tirolina incluida; y luego está el más fotografiado, el cenote de Suytun (6).
Tras el baño, sobre las once de la mañana es la hora donde encontraremos más vivas las calles de la ciudad, así que es el momento ideal para perderse por sus callejuelas, toparse con la iglesia de Santa Ana (7), la Casa de los Venados (8) o sentarse en el parque de Francisco Cantón Rosado (9) frente a las dos torres del templo de San Servacio (10) para disfrutar del ir y venir de los locales.
12.30 Comida yucateca
Llegó la hora de comer y la elección es el restaurante Conato (11). Los murales del artista mexicano Rafael Baca llenan las paredes y, al fondo, un patio lleno de plantas y con un juego de espejos que al rebotar la luz crea un espacio mágico y acogedor. En la carta se encuentra cualquier plato típico mexicano y yucateco que uno tenga en mente y ofrece también una amplia carta de cócteles creados con los licores locales.
14.00 En la pirámide de Ek Balam
Salimos de la ciudad por una buena razón y es que a tan solo 30 minutos en coche hacia el norte espera la zona arqueológica de Ek Balam (12), “jaguar-oscuro-o negro” o “lucero-jaguar” en maya. Este poblado maya cuya historia comienza aproximadamente desde el año 300 a.C tiene una de las pocas pirámides a las que se puede ascender hoy día. La vista desde arriba es increíble: un mar verde donde tan solo las puntas de algunos edificios del lugar arqueológico sobresalen. Es recomendable contratar un guía para no perderse la historia de la ciudad, bastante anterior a la famosa Chichen Itzá, y que con sus 12 kilómetros cuadrados de superficie fue una de las más importantes de la península.
17.00 Tarde de tiendas
De vuelta a Valladolid nos dirigimos a la calle más paseada de la ciudad: la Calzada de los Frailes. Esta lleva al convento de San Bernardino de Siena (13). Merece la pena entrar en cada pequeña tienda que llame nuestra atención, cada una tiene su historia. Kutxal es un lugar con artesanías de diferentes estilos donde se sirve muy buen café. En la tienda de ropa de Mazehual, creada hace 10 años, Josué diseña la ropa y 150 artistas la materializan en su taller en los alrededores de la ciudad. La tienda no solo trabaja cada prenda de manera artesanal, sino que, como cuenta muy orgullosa la mujer que nos atiende, ha sido reconocida por el trato y el sueldo justo que recibe cada empleado. En la acera de enfrente, Frailes Atelier es un anticuario familiar abierto hace tres años que vende antigüedades, velas de cera de abeja o piezas de los artistas y las cooperativas con las que colaboran. Malvina Pérez, diseñadora industrial, está hoy colocando aquí y allá nuevas adquisiciones y nos explica de qué manera llegan piezas tan dispares a su tienda. Bonito Mercado tiene productos gourmet, artesanos de la localidad: atención a la kombucha y los pasteles. Un poco más arriba, la marca de perfumería Coqui Coqui tiene un salón de té y un pequeño alojamiento con jardín y piscina al fondo.
Aunque la calle se ha llenado estos últimos años de pequeños restaurantes, alojamientos y tiendas de artesanías aún es el escenario de escenas cotidianas protagonizadas por los vecinos. Se vean al pasear cuando cae la tarde o por la noche, cuando mucha gente se sienta al frente de su casa y saluda a todo el que pasa mientras suena la radio encendida de fondo.
Al final de la calle llegamos a la explanada del convento, donde cada tarde se llena de vendedores ambulantes y familias que vienen a pasear o que están a la espera de que comience el espectáculo de luces y sonido que cada noche iluminan sus paredes.
18.30 Cena con vistas
Para cenar hemos elegido otro restaurante yucateco: el Mesón del Marqués (14), desde cuya terraza divisamos a vista de pájaro la plaza principal de Valladolid y su iglesia iluminada por un lado y, por el otro, el precioso patio lleno de plantas, del edificio de tipo colonial del siglo XVII donde se encuentra este establecimiento.
20.00 A la hacienda para dormir
Podríamos terminar el día en este mismo lugar, pero aunque nos dé pena dejar esta acogedora ciudad no queremos perdernos lo que nos ofrece la hacienda San José (15). Llegar de noche y ver solo retazos de los enormes árboles, las sombras de edificios aquí y allá lo hace aún más mágico. Al despertar, vemos cómo se mezclan las inmensas raíces encima de lo que alguna vez fue un muro, la pequeña plazoleta con su iglesia amarilla, las construcciones azuladas en las que se alojan los huéspedes o la piscina en medio de la selva. Todo ello forma una armonía perfecta entre el pasado y el presente con el olor de las tortitas de maíz que María ya está cocinando en el jardín para el desayuno.
Guía práctica
- Para preparar el viaje a la ciudad de Valladolid y la zona de Yucatán estas webs nos dan muchas pistas: sefotur.yucatan.gob.mx y yucatan.travel/cultura.
- Como llegar. Desde Madrid hay vuelos directos y económicos a Cancún con la compañía World2fly y la compañía Icarión tiene viajes para todos los gustos al Estado Mexicano de Yucatán.
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