‘Glamping’, cabañas ‘cool’ y hoteles burbuja: otras formas de dormir al aire libre
Refugios que parecen hoteles de 5 estrellas, caravanas 'retro' súper equipadas o campamentos que recuerdan a 'Memorias de África'. El camping, en su versión más exclusiva y sofisticada
Contemplar las estrellas desde la cama en un hotel burbuja; dormir como un nómada de las estepas en una yurta en medio de un parque natural; disfrutar de las comodidades de un cinco estrellas en una cabaña en medio de un bosque; hacer yoga en un surf camp con vistas al mar... En un momento como el actual, en el que se busca el contacto con la naturaleza y huir de las aglomeraciones, el camping convencional vive un momento dulce. Y los glampings (en Glamping Hub hay centenares de opciones) son la alternativa para quienes buscan además un poco de glamour y una experiencia campista exclusiva. Estos 10 destinos son muy distintos entre sí pero prometen algo en común: unas vacaciones inolvidables.
Una caravana retro en la Sierra de las Nieves
Glamping Airstream, Alozaina (Málaga)
Una manera original de conocer el recién estrenado parque nacional de la Sierra de las Nieves, en Málaga, es durmiendo al aire libre contemplando el cielo estrellado. En el Glamping Airstream, en la localidad de Alozaina, las noches se pasan a bordo de una caravana del mítico fabricante Airstream, con un estilo marcadamente retro. Se trata de un modelo original de 1939, con su característico diseño exterior en acero inoxidable y formas redondeadas, santo y seña en las caravanas de esta firma con sede en Ohio (EE UU). Su interior está equipado como si fuera la habitación de un hotel de cinco estrellas, con dormitorio grande, baño completo, cocina completamente equipada, televisión, equipo de música…Cuenta con un espacio exterior maravilloso que incluye una piscina, una gran terraza con muebles y una barbacoa. Una especie de oasis de lujo en medio de la naturaleza, ideal para una escapada romántica en pareja.
Alozaina es uno de esos típicos pueblos blancos del sur que conserva intacto su encanto y que sirve como campamento base para hacer excursiones a Ronda, Málaga, o a municipios próximos como Ojén. Y por supuesto, al parque nacional de la Sierra de las Nieves, un espacio protegido que suma más de 23.000 hectáreas y aglutina el 65% de la superficie de pinsapares de la península Ibérica, un tipo de abeto mediterráneo muy singular. El más significativo de estos árboles es el pinsapo de las Escaleretas, declarado monumento nacional. Hay multitud de caminos y senderos para amantes del trekking y está rodeado de pueblos con un interesante patrimonio histórico.
Una cabaña bajo las estrellas en la dehesa cordobesa
La Dehesa Experiences (Adamuz, Córdoba)
El silencio absoluto y el respeto al entorno natural son los principales valores de los glamping más exclusivos del interior de España. Un privilegio que se puede disfrutar, por ejemplo, entre las dehesas de Sierra Morena, en el pueblo de Adamuz. La Dehesa Experience es un complejo (con más de 100 metros cuadrados de extensión) de seis cabañas de estilo tienda-safari elevadas sobre unas plataformas de madera a cinco metros del suelo, desde las cuales la naturaleza se divisa de otra forma. A 30 kilómetros de Córdoba, despunta esta reserva de la Biosfera que también es un destino Starlight, por la ausencia de contaminación lumínica, lo que permite una óptima observación astronómica. Los sonidos de la naturaleza nos llegan a través de grandes cristaleras, pero además, las cabañas tienen todas las comodidades de un hotel de lujo y están dispuestas de tal forma que no se contempla ni se escucha a ninguno de los huéspedes de otras cabañas vecinas. Intimidad total.
Otros placeres completan la experiencia, como probar un buen jamón ibérico de la tierra o un aceite de oliva DOP Montoro Adamuz, junto con otros productos de kilómetro 0. Y por si fuera poco, estamos en un complejo respetuoso al 100% con el medio ambiente, con materiales naturales y energías renovables. Por último, desde La Dehesa se organizan safaris fotográficos en los que es posible avistar linces o águilas perdiceras.
Una burbuja transparente para contemplar el cielo
Hotel Miluna (Hormigos, Toledo)
En el hotel Miluna, lo de pasar una “noche toledana” adquiere un significado muy diferente al dicho popular, porque en este caso las noches son absolutamente placenteras. Es un lugar reservado, a la intemperie, y con vistas panorámicas donde, desde el atardecer y hasta el amanecer, desconectar al ritmo de la naturaleza. "Un contraste entre lo más íntimo y lo mas salvaje", como prometen en su web. Miluna no es realmente un glamping, sino un hotel que ha sustituido las convencionales habitaciones por una opción mucho más atractiva: ocho burbujas de plástico de 30 metros cuadrados con todas las comodidades imaginables. Su principal reclamo es la posibilidad de contemplar el cielo desde la cama, arropados por un manto de estrellas. La escasa contaminación lumínica de la zona, a solo una hora de Madrid, en el pueblo de Hormigos (Toledo), permite observar el firmamento de manera nítida. Y por si esto no bastara, cada habitación cuenta con un telescopio para casi tocar con las manos astros y estrellas.
Otras ventajas añadidas del hotel son los masajes y baños en el Flotarium, una piscina cuyas reproducen las benéficas propiedades del Mar Muerto, o las propuestas gastro de su restaurante, con platos típicos toledanos con un punto de sofisticación. Todo ello sirve de preparación para el momento estelar: la noche.
Yoga, surf y naturaleza
Dreamsea Mediterranean Camp (Benitatxell, Alicante)
En la costa alicantina no todo son playas familiares y grandes edificios de apartamentos junto a la costa. Todavía quedan alternativas a la masificada primera línea de playa, como Dreamsea Mediterraneam de Benitatxell, un surf camp con todo el lujo de un hotel exclusivo: 21 tiendas, amplias, como las de los safaris africanos más selectos, pero en Alicante. Desde el propio establecimiento se definen como un espacio creado y pensado para apoyar y promover el turismo activo y sostenible. Y ese objetivo se busca a través de la cultura del surf, del yoga y otras actividades en la naturaleza, que se comparten con personas de todas partes del mundo. A tiro de piedra quedan calas tranquilas, como la de Moraig o Cala Blanca, donde se puede practicar el kayak o el snorkel. También es un buen punto de partida para hacer rutas de senderismo o probar los platos ligeros y sabrosos que preparan en su bar, basados sobre todo en los pescados mediterráneos y productos de la zona. Cincuenta personas (como máximo) pueden disfrutar de este pequeño oasis: una garantía de exclusividad y tranquilidad.
Vacaciones en una caravana vintage
Camping Miramar (Montroig, Tarragona)
No cabe duda de que lo retro está de moda desde hace varios años. Y era inevitable que en ese contexto se recuperara un icono de los años sesenta del pasado siglo: las caravanas de formas curvas y pintadas en tonos pastel que convierten el camping en una experiencia más chic. A pocos kilómetros de Tarragona, en Montroig, el camping Miramar nos hace viajar a otros tiempos, pero con los avances propios del siglo XXI: como el aire acondicionado de sus bungalós, que conviven con las caravanas vintage; la tienda de proximidad del camping, que vende productos de la zona, o un restaurante en el que sirven buenos arroces del Delta del Ebro y pescado fresco. Y todo ello junto al mar. Pero sin duda, lo más llamativo del camping son las caravanas vintage: 37 modelos diversos, cada uno decorado con un color y en un estilo diferente. Las hay con cama doble, un pequeño comedor y, por supuesto, un rústico porche perfecto para tomar, al aire libre, el desayuno o una copa al atardecer.
Tiendas de safari en la costa de Cádiz
Jabalina Country Tents, Dehesa de las Yeguas (Puerto Real, Cádiz)
En el corazón del parque natural Bahía de Cádiz, rodeado de marismas, pinos y salinas, encontramos un campamento más propio de un safari africano que de un camping andaluz. La Dehesa de las Yeguas es una antigua finca familiar, con casi 500 hectáreas de bosque de pinos, en la que cuatro tiendas nos trasladan a Memorias de África, con su aire colonial pero sin renunciar a las comodidades propias de nuestra época, como aire acondicionado, calefacción y acceso a Internet. Además, cada tienda está decorada de forma muy personal y diferente. Las tiendas complementan a una casa de campo más convencional que es el corazón de esta finca.
El Jabalina Country está a menos de 10 kilómetros de las costas de Cádiz y muy cerca también de su sierra, así como a solo una hora de Sevilla. Y sin salir de su entorno más inmediato, la dehesa está recorrida por diversas rutas de senderismo. La experiencia se completa con talleres de micología y observación de aves.
Dormir en lo alto de un árbol
Cabanes als arbres. Sant Hilari Sacalm (Girona)
Todos los niños del mundo sueñan con dormir en una cabaña en lo alto de un árbol. En el bosque de Sant Hilari Sacalm lo hicieron realidad hace unos años con el primer alojamiento de este tipo en España. Está en un entorno idílico de montañas y bosques en el noreste de Cataluña. Allí, en lo alto de cada cabaña, es fácil desconectar del mundo y reconectar con la naturaleza. Cada cabaña tiene una vista original y una decoración diferente. Los lujos se cuentan con los dedos de una mano, aunque son más que suficientes: cada cabaña dispone de una jarra de agua y lavamanos, un WC ecológico seco e incluso una chimenea para las cenas y para las noches más frías. El aislamiento no es total: en la masía común se pueden recargar los móviles y darse una ducha, reunirse con otros huéspedes en la sala con chimenea o paseando por el jardín que rodea la masía. Y además cuenta con sala de masajes y piscina (en verano) para redondear una experiencia absolutamente natural.
Arquitectura de vanguardia en el desierto
A poco más de 20 minutos del parque natural y reserva de la Biosfera de las Bardenas Reales, en Navarra, encontramos el más popular de los hoteles españoles para dormir bajo las estrellas. Es el Aire de Bardenas, junto a la localidad de Tudela, una joya de la arquitectura de vanguardia que ha recibido multitud de premios de arquitectura e interiorismo.
El hotel es sin duda uno de los más originales del país, en un entorno sorprendente en medio del desértico paisaje de las Bardenas. Además de las habitaciones (algunas incluso con bañera exterior) el hotel cuenta con estancias burbuja, donde se duerme mecidos por el viento bajo un cielo estrellado. Y si las noches resultan mágicas, los amaneceres pueden ser aún más espectaculares. Todo aquí resulta exquisito, desde el entorno en el que está ubicado (que nos hace sentirnos como en otro lugar del planeta, incluso en Marte), hasta las propias habitaciones con forma de pompa, pasando por el restaurante gastronómico o las experiencias que pueden disfrutar los huéspedes: desde una cata en un trujal ecológico de aceite hasta masajes relajantes o rutas guiadas por las Bardenas.
Un campamento indio entre alcornocales
Wakana Lake Camp (Benalup, Cádiz)
Otro sueño infantil universal es dormir en una tienda india, de las que salen en las películas del Oeste. Y esa fantasía se puede cumplir en la finca Wakana Lake Camp, un glamping en el que se mezclan tipis con yurtas típicas de las comunidades nómadas de Mongolia en pleno parque natural de los Alcornocales en Cádiz. Las áreas comunes del complejo acogen cine de verano o música en directo, y se pueden practicar el kayak o el paddle surf en el embalse del Celemín, así como paintball con arco o tirarse por tirolinas. Y para los que prefieran actividades más tranquilas, hay multitud de excursiones por los alrededores, algunas tan sorprendentes como visitar pinturas rupestres neolíticas, dólmenes y tumbas fenicias.
Turismo responsable y ecológico en inglés
Unos británicos son los responsables de esta eco finca en Lanzarote que propone una inmersión lingüística en inglés para toda la familia. La pequeña villa está rodeada de tiendas o casas de diferentes tamaños, siempre levantadas con materiales y en un entorno respetuoso con el medio ambiente. Desde fuera parece un pueblo pequeño, con sus calles, sus grandes zonas comunes, cabañas tradicionales y… 17 yurtas mongolas, dispuestas de tal forma que se respeta la intimidad de cada vivienda. No falta una piscina climatizada con energía solar, jardines con camas balinesas y zonas comunes con wifi para los que no pueden (o no quieren) desconectar del todo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.