Cata de café en Bogotá
Museos, divertidos restaurantes y el Cerro de Monserrate. El viaje del crítico cultural Ianko López a la capital colombiana
Es gestor cultural y escribe sobre arte contemporáneo en medios como ICON y Vanity Fair. Su profesión llevó a Ianko López a visitar la feria de arte ARTBO de Bogotá hace un par de años.
¿En qué zona se alojaba?
En un barrio residencial llamado Chapinero, con arquitectura de ladrillo que recuerda bastante al Reino Unido.
¿Pudo hacer vida de barrio?
Nada. En este viaje iba con una agenda estricta de visitas a la feria, a museos y a galerías de arte. Y pasaba mucho rato en los "trancones" o atascos que se forman en la capital colombiana.
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¿Qué museo destacaría?
El espectacular Museo del Oro, especializado en orfebrería precolombina. Y el Museo Botero, al que se puede ir caminando desde el primero. Contra lo que pudieras esperar no expone solamente obras de Botero, sino también de la colección que él donó. Desde impresionismo a las vanguardias europeas y americanas del siglo XX, y una colección espectacular de arte latinoamericano.
¿Algún lugar con buenas vistas?
El Cerro de Monserrate. Es un plan principalmente turístico, pero también muy de domingo. Subí en teleférico y comí allí arriba en un restaurante.
Hábleme de la comida bogotana.
La recuerdo uniformemente rica. Y comí buena carne en un restaurante llamado Andrés, carne de res. Pensé que me aturdiría, porque es muy grande, ponen mucha música y hasta el menú es demasiado amplio. Pero es muy divertido: la decoración es muy recargada, va gente muy variopinta, y también familias. Algunos acababan bailando encima de las mesas.
¿Hizo algún descubrimiento?
El principal fue el lulo, una fruta entre dulce y ácida que se bebe en zumo. Su sabor suave evoca lo amazónico y lo andino. También me llevaron a una cata de café estupenda.
