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Toronto, pura arquitectura de vanguardia

De los rascacielos de Mies van der Rohe al Museo Aga Khan de Fumihiko Maki, un paseo entre medio siglo de modernos proyectos en la ciudad del sureste de Canadá

El 'skyline' de la ciudad de Toronto.
El 'skyline' de la ciudad de Toronto.Marien Regnault (getty images)
Anatxu Zabalbeascoa
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Como en el chiste, Toronto entero no cabe en 24 horas por mucho que se estire la jornada. Sin embargo, una revisión en clave arquitectónica por la ciudad moderna y contemporánea, al sureste de Canadá, puede caber en un día alargado.

7.30 Ayuntamiento futurista

Las dos torres brutalistas que abrazan el platillo volante donde el Ayuntamiento (100, Queen Street) (1) celebra sus plenos —frente al estanque-pista de hielo de la plaza dedicada al alcalde Nathan Phillips— marcan el inicio de la modernización de la ciudad. Solo hay que desviar la mirada hacia la derecha, al antiguo consistorio neorrománico, para comprender el paso de gigante que supuso la construcción del nuevo edificio en 1966. De 100 y 80 metros de altura, las torres del complejo fueron proyectadas por el finlandés Viljo Revell, que murió 10 meses antes de se inaugurase. Eso y un rocambolesco concurso sembraron la leyenda.

Todo empezó en la década de 1940, cuando, viendo que el ayuntamiento se quedaba pequeño, solicitaron a las principales firmas de arquitectura de Toronto un diseño de consenso. Frank Lloyd Wright calificó la propuesta de estéril. Walter Gropius, de pseudomoderna, y la Escuela de Arquitectura local pidió que organizaran un concurso. Fue entonces cuando entró en juego Revell, gracias a la mano milagrosa de Eero Saarinen, famoso por rescatar propuestas icónicas —también lo hizo con la Ópera de Sídney— de entre los proyectos descartados. Revell había firmado en Helsinki uno de los edificios más hermosos de la ciudad, el Lasipalatsi. Es tan bonito y tan moderno que fue construido como obra temporal y ha sido restaurado hace poco. El ayuntamiento de Toronto es otra cosa: cambia con el tiempo. Rotundo, conviene verlo por fuera. Pero también desde arriba: una cubierta vegetal corona su azotea desde 2010.

javier belloso

8.30 I. M. Pei y Calatrava

Este es un itinerario intensivo para rápidos o ambiciosos. La emblemática Torre CN (2), la estructura más alta de Canadá, da una idea instantánea de la ciudad. Pero como no cierra hasta las once de la noche, conviene dejarla para el final. A sus pies, el TD Centre (Toronto Dominion) (3) lleva la marca inconfundible de Mies van der Rohe. El arquitecto Philip Johnson llamó a la suma de estos seis rascacielos elegantemente erigidos con acero pintado de negro “el mayor Mies del mundo”. Lo cierto es que Van der Rohe, quien hizo célebre la frase “menos es más”, fue más un asesor que un constructor. Murió en 1969, cuando solo la primera torre estaba levantada. Como por respeto contagioso, muchos de los edificios del distrito financiero parecen hijos de Van der Rohe. El más elegante, Commerce Court West (4), lo construyó en 1972 I. M. Pei, quien con el tiempo construiría la pirámide del Louvre. Como contraste, visiten la Allen Lambert Galleria, en el interior del edificio Brookfield Place (181, Bay St.) (5), donde Santiago Calatrava desplegó inolvidables arcadas blancas en 1992.

La Art Gallery of Ontario, de Frank Gehry. 
La Art Gallery of Ontario, de Frank Gehry. K. DEWITT (alamy)

10.00 La casa de Frank Gehry

Como las mejores ciudades, la Art Gallery of Ontario (317, Dundas St.; ago.ca) (6) está construida a capas. La ampliación de Frank Gehry, el arquitecto local más famoso de la historia, tejió una fachada de madera y vidrio. El autor del Guggenheim de Bilbao nació en una de las casas que rodean el museo (desde la planta superior está indicada), y su ampliación envolvente tiene un carácter doméstico y artesano. Más allá de la arquitectura, la AGO atesora una de las mayores colecciones del escultor Henry Moore. Y permite un repaso por la historia de la pintura, desde La masacre de los inocentes, de Rubens, hasta AIDS, de General Idea, pasando por La sopa, de la época azul de Picasso.

Desde la AGO, un edificio cercano llamará nuestra atención. Es una caja flotante, pixelada como un dálmata y sostenida sobre columnas inclinadas y coloreadas. Pertenece al College of Art and Design (7) y la firmó en 2004 el desaparecido arquitecto Will Alsop. Ponemos ahora rumbo al norte caminando (media hora) o en el metro hasta la estación de Museum (línea Yonge-University).

Proyectado por el arquitecto británico Will Alsop (1947-2018), el College of Art and Design de Toronto, de 2004, se eleva sobre pilares de colores.
Proyectado por el arquitecto británico Will Alsop (1947-2018), el College of Art and Design de Toronto, de 2004, se eleva sobre pilares de colores.Andrés García M. (getty images)

13.30 Pirámides de vidrio y aluminio

El autor del Museo Judío de Berlín, Daniel Libeskind, propuso ampliar el museo de historia natural, el Royal Ontario Museum (8), con pirámides de vidrio. Las condiciones climáticas hicieron más sensato combinarlas con aluminio. El resultado es un espectáculo en sí mismo y un eslabón en el collar de arquitecturas polémicas que han transformado Toronto. Enfrente, The Gardiner (111, Queens Park) (9), dedicado a la cerámica, ofrece una opción más sosegada en un elegante edificio de 2006 firmado por el estudio KPMB.

16.00 Mármol que parece papel

Hemos madrugado para poder incluir la siguiente parada. Los autobuses 300, 34 o 25 tardan 40 minutos desde Queens Park porque el Museo Aga Khan (77, Wynford Dr.) (10) está a ocho kilómetros del centro. Cuando lleguen entenderán por qué han corrido todo el día. Este es el inmueble más exquisito de la ciudad. Construido en 2014 con una delicadeza extrema que hace que el mármol parezca papel, este proyecto del Pritzker japonés Fumihiko Maki incorpora un jardín y los reflejos de los estanques para hablar de arte islámico. Cierra a las seis de la tarde. Y tiene delante el Ismaili Centre, del fallecido arquitecto indio Charles Correa. Luego busquen el autobús 34.

20.00 Un icono de altura

En este punto, relájense. Llega el momento de coser las partes visitadas desde el mirador. Inaugurada en 1976 y construida por la compañía de ferrocarriles —que veía cómo la proliferación de rascacielos entorpecía sus comunicaciones—, la Canada National Tower (301, Front St.) nació convertida en el icono de la ciudad. También en un edificio de récord Guinness: puede soportar un terremoto de 8,5 grados y mide 553 metros incluyendo las antenas. La Torre CN la corona un restaurante giratorio en el que, si lo permite el presupuesto, uno puede cenar. Subir al mirador cuesta 32 euros. Y quienes paguen 45,50, pueden además pisar el suelo de vidrio para asomarse a un vacío de 447 metros de altura asegurados con un arnés.

23.00 Estación de Norman Foster

Ya de regreso al hotel, hagan un último esfuerzo para ver la estación de York University (11), en el Klee Campus de la universidad. Es el último icono torontés. Lo firmó Norman Foster hace menos de un año.

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