Un tinto goloso pero fresco

Se encarama Arcos de la Frontera a lomos de un cerro alargado al que parece haberle caído una nevada encima, con Grazalema y sus casas encaladas al fondo. En estas soleadas y bien regadas tierras serranas —es el lugar de España donde más llueve— se da un microclima insólito que se refleja en la fuerte personalidad de sus vinos. Y aquí, un inglés y su hija sueñan con elaborar grandes tintos. No es tarea fácil, pero Richard Golding y Natalia saben a lo que se enfrentan. En 2008 adquieren la finca Tesalia, 106 hectáreas de las cuales 11 son de viñedo diseñado por el experto en viticultura José Ramón Lissarrague, donde las foráneas cabernet sauvignon, syrah y petit verdot comparten tierra y luz con la autóctona tintilla de Rota. Para la elaboración cuentan con el asesoramiento del master of wine holandés Cees van Casteren y la colaboración del enólogo Ignacio de Miguel. Buenas razones que garantizan el éxito. Lo atestigua su Tesalia, el top de la bodega. Y lo confirma este ARX, mucho más asequible. Impacta su aroma envolvente, a frutillos silvestres maduros integrados en la madera y sus elegantes notas de especias, cacao y tostados, dominando el paisaje de hierbas campestres. Goloso pero fresco, deja en la boca un regusto frutal bañado en licor.