12 viajes en busca de autor
De la londinense Baker Street, residencia de Sherlock Holmes, a la península islandesa de Snaefellness, donde Julio Verne ubicó la entrada al centro de la Tierra, ruta por escenarios de grandes obras literarias
Hay ciudades, pueblos y paisajes que solo se pueden recorrer con un libro en la mano. Son lugares marcados por un autor o por una obra muy concreta. El viajero ya ha leído sobre ellas pero ahora toca visitar algunos de los escenarios que aparecen o inspiraron algunas de las mejores obras literarias.
1 Una de detectives en Baker Street
Londres (Reino Unido)
El Sherlock Holmes Museum rinde homenaje al detective más famoso de la historia y, claro, lo hace en Baker Street, en el West End londinense. Aunque el museo tiene como dirección el 221b de Baker Street, la morada real –en la ficción– se encuentra en el edificio de la Abbey National, un poco más al sur (hay que guiarse por la torre del reloj).
Los fans disfrutarán en las tres plantas reconstruidas del museo, llenas de elementos victorianos, gorras de cazador, velas encendidas y chimeneas. Quizá pasen de largo frente a las figuras de cera del profesor Moriarty y el hombre del labio torcido y llama la atención la falta de información sobre el creador de Holmes, Arthur Conan Doyle.
El museo está solo a un par de minutos de la estación de metro Baker Street.
2 Espíritu shakesperiano en Stratford-Upon-Avon
Warwickshire (Reino Unido)
William Shakespeare nació y murió en Stratford-upon-Avon (en 1564 y 1616, respectivamente) y su ciudad le ha sacado mucho jugo a su vecino más ilustre. Esta ciudad de estilo Tudor vive casi totalmente del culto a su recuerdo y propone experiencias que oscilan entre lo turístico (recreaciones medievales y salones de té temáticos sobre el bardo), lo humilde (la modesta tumba de Shakespeare en la Holy Trinity Church) y lo sublime (una obra teatral de la famosa Royal Shakespeare Company).
Cinco casas relacionadas con la vida del dramaturgo, desde su lugar de nacimiento hasta las de la infancia de su esposa y su madre, son el centro de la acción. Se pueden comprar billetes individuales o combinados para estas cinco visitas, gestionadas por el Shakespeare Birthplace Trust.
3 Recuerdos borrascosos en el museo Brontë Parsonage
Haworth (Reino Unido)
Sin salir de Gran Bretaña, seguimos la huella de algunos de sus autores más conocidos universalmente. En este caso, las famosas hermanas Bronte, que han hecho volar nuestra imaginación por los inhóspitos páramos ingleses, envueltos en la lluvia y la niebla, entre institutrices desvalidas y nobles desdichados. Estos inhóspitos páramos de Yorkshire son reales y atravesándolos se alcanza el museo Brontë Parsonage, ubicado en la población de Haworth. La casa familiar conserva las habitaciones como en tiempos de las escritoras, e incluso se puede ver la pequeña mesa a la que se sentaban Charlotte y Emily mientras leían Jane Eyre.
Por desgracia, las tres hermanas murieron antes de cumplir 40 años. A Charlotte, su exigente padre le impidió encontrar el amor hasta bien entrada la treintena. Es posible que abandonemos algo tristes el lugar, pero se trata de un estado de ánimo perfecto para aproximarse a las dolorosas (y extraordinarias) pasiones de Cumbres borrascosas.
El museo está en el centro de Haworth, cerca de la ciudad de Bradford, en Yorkshire.
4 En casa de Hemingway
Florida (Estados Unidos)
Entre 1931 y 1940 Ernest Hemingway vivió en una preciosa casa de estilo colonial español en Key West (Florida), donde escribió La breve vida feliz de Francis Macomber y Las verdes colinas de África. Pero como todo buen escritor, también desperdició aquí mucho tiempo, por ejemplo, instalando la primera piscina de agua salada del cabo. Este proyecto le resultó tan costoso que incrustó su último centavo en el cemento de la terraza de la piscina, y ahí sigue, junto con los malvados descendientes de su famoso gato de seis dedos, que ahora controlan la casa y los alrededores. El estudio del escritor estadounidense permanece tal cual lo dejó.
La casa de Hemingway está en el 907 de Whitehead Street, y abre a diario a los visitantes.
5 De viaje con Chatwin
Cueva del Milodón (Chile)
En la década de 1890, en una remota cueva de la Patagonia, el pionero alemán Hermann Eberhard descubrió parte de los restos de un enorme perezoso. Casi un siglo más tarde, el perezoso inspiraría En la Patagonia al escritor inglés Bruce Chatwin. Tras crecer codiciando un pedazo de piel de milodón guardado en un armario en la casa de su abuela en Inglaterra, Chatwin puso rumbo a la Patagonia en busca de su origen. Debido a la gran popularidad del libro de este mítico viajero, esta cueva de 30 metros de altura rinde hoy homenaje a su antiguo habitante, con una réplica a tamaño natural del animal.
La cueva está a 25 kilómetros de Puerto Natales y los autobuses de Torres del Paine paran delante.
6 Una historia infantil entre pioneros
Tejas verdes (Canadá)
En la canadiense isla del Príncipe Eduardo la tierra es roja, como las langostas, pero el rojo más famoso es la cabellera de Ana de Las Tejas Verdes. En Europa no es tan conocida, pero en América todos los niños conocen su historia. Hay películas, libros, cuentos y todo tipo de versiones de esta popular novela de Lucy Maud Montgomery, dedicada a una niña en la época de los pioneros americanos.
En la costa norte, en Cavendish, se alza la granja de tejas verdes que inspiró el escenario de la obra. En la actualidad ha sido declarada Lugar Histórico Nacional, y cuenta con multitud de objetos de época y recuerdos literarios de Ana, Gilbert y compañía. Para saber más, se puede acudir a Avonlea, el parque temático de Cavendish, basado en la misma historia.
Un autobús de enlace conecta la capital de la isla, Charlottetown, con Cavendish. Los circuitos de Cavendish Red Trolley discurren a lo largo de la Highway 13, con parada en la granja de Tejas Verdes.
7 Leer la Biblia en el monte Sinaí
Egipto
Probablemente el texto más citado de la historia sea el de los Diez Mandamientos, entregados a Moisés en lo alto del monte Sinaí, un lugar de peregrinaje nocturno. El ascenso comienza en el monasterio de Santa Catalina, construido junto al famoso enclave de la Zarza Ardiente, y puede hacerse por dos caminos: el de los camellos, más sencillo, o a través de los extenuantes 3.750 escalones del Arrepentimiento, construidos por un monje a modo de penitencia. Ambos se encuentran unos 300 metros por debajo de la cima.
El monasterio de Santa Catalina está a unos 3,5 kilómetros del pueblo de Al-Milga, accesible en autobús desde Dahab, Sharm el-Sheikh y El Cairo. Por la mañana, los taxis suelen esperar en el monasterio a los caminantes en su trayecto de regreso.
8 Escenarios de Julio Verne
Pazin (Croacia) y Snaefellness (Islandia)
La céntrica población de Pazin (Istria) es famosa por el abismo que tanto impresionó a Julio Verne y que utilizó como escenario para su novela Mathias Sandorf. La cueva de Pazin es una grieta de unos 100 metros a través de la que el río Pazincica se hunde en pasadizos bajo tierra hasta formar tres lagos subterráneos. Hay un camino de 1.200 metros que se adentra en el abismo. Para disfrutar más de Verne, la última semana de junio se celebra el festival Los Tiempos de Julio Verne, que, entre otras cosas, incluye representaciones de la novela (Pazin tiene conexiones en tren a Pula, Zagreb y Ljubljana).
Otro de los escenarios naturales que inspiraron a Verne es la península islandesa de Snaefellness, donde el escritor situó la entrada al centro de la Tierra. Con salvajes playas de arena y campos de lava sulfurosa, no andaba muy desencaminado; de hecho, su volcán está considerado como uno de los grandes centros de energía del mundo. Hoy su cráter está cubierto de hielo, pero con un guía local se puede ascender. Y cuando se disipa la niebla, se puede ver el enorme campo de hielo inmortalizado por Julio Verne.
Con buenas carreteras, no es difícil llegar hasta este remoto rincón para recorrer el parque nacional que abarca no solo el glaciar, sino también reservas de aves y campos de lava. Hay senderos para completar la visita y el museo del Volcán, en el antiguo cine de la localidad, permite reservar un circuito de geología de un día por la península.
9 Escritores en la White Horse Tavern
Nueva York
Brendan Behan resumió la vida de muchos escritores cuando se autodescribió como “un bebedor que tiene un problema relacionado con la escritura”, y el garito que probablemente se lleve la palma en los anales literarios es la White Horse Tavern, en el West Village de Manhattan. En la década de 1950, este pub se convirtió en la guarida de tipos como Norman Mailer, James Baldwin, Anaïs Nin, Jack Kerouac y, sobre todo, Dylan Thomas, quien saboreó aquí sus últimos 18 whiskies (según su propio recuento) antes de caer enfermo y morir pocos días después. Su retrato cuelga hoy en el bar.
La taberna está en 567 Hudson Street, en la esquina con 11th Street.
10 Un viaje de Nobel: James Joyce Tower
Dublín (Irlanda)
La capital irlandesa es una de las ciudades literarias por excelencia, la única de su tamaño que ha criado a cuatro premios Nobel (George Bernard Shaw, William Yeats, Samuel Beckett y Seamus Heaney) y protagonista estelar de la épica obra de James Joyce, Ulises. La histórica torre Mortello de Sandycove, un museo dedicado a Joyce, conserva varios tesoros relacionados con el escritor, incluida una valiosa edición de su obra cumbre ilustrada por Henri Matisse. Debajo de la torre hay una piscina de agua salada mencionada al final del primer capítulo del Ulises. Fieles a la tradición de “héroes corrientes” de Joyce, muchos lugareños se convierten en adalides cotidianos desafiando las heladas aguas del mar sin traje de baño.
La torre está 8 kilómetros al sur de Dublín y se ruega prestar atención a la señal: “Es obligatorio llevar ropa después de las 9.00”.
11 Paseando con Dostoievski por San Petersburgo
Rusia
Nadie lo pone en duda: San Petersburgo es una de esas ciudades a las que peregrinan los amantes de la literatura, y libro en mano. En este caso, las novelas de Dostoievski (y muchos otros autores rusos). La preciosa ciudad barroca y neoclásica tiene también sus lados oscuros, sobre todo si los descubrimos siguiendo, por ejemplo, el rastro del asesino Raskonikov, protagonista de la inmortal Crimen y Castigo. Llegaríamos así a la propia casa de Fiódor Dostoievsky, donde pasaría sus últimos años y escribiría Los hermanos Karamazov.
Para completar la visita podemos acudir también a la Casa Museo de Aleksandr Pushkin, en la que puede verse incluso el lugar exacto en el que murió con solo 37 años por las heridas de un duelo, como su desafortunado personaje Yevgeny Onegin. Y en el cercano Literary Café fue donde cenó por última vez antes de morir.
12 El mundo de Pipi Calzaslargas
Gotland (Suecia)
Los fans de Pippi Calzaslargas (si, esa niña pelirroja, larguirucha y rarita de la serie de televisión y los libros que leímos cuando éramos pequeños) no deberían dejar de visitar Gotland, la isla sueca más llamativa, con sus castillos, sus pueblos de casas color pastel y espectaculares playas. Y más concretamente, el pueblo natal de Astrid Lindgren, su autora, donde se encuentra el parque temático de Pipi, y uno de los lugares más populares de Suecia. Aquí, la niña más fuerte del mundo es omnipresente. Actrices disfrazadas de Pippi cantan y bailan alrededor del centenar de edificios y localizaciones que aparecen en sus libros. Muy cerca hay un centro cultural instalado en la granja en la que creció Lindgren, con una exposición permanente sobre la vida de la autora y su legado.
Los que se sientan saturados de temática local, pueden optar por un paseo por Storgatany y sus pintorescas casas de los siglos XVIII y XIX.
Más información en www.lonelyplanet.es
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