Un supermercado sin envases en Berlín

¿Quién iba a imaginar que regresar al pasado podía resultar tan moderno? Las azulejos de la tienda de alimentos OU (Original Unverpackt) desvelan sus tiempos pretéritos, en los que era uno más de esos coloristas colmados de mediados del siglo XX. En cambio, la parte de atrás de este pequeño supermercado de Berlín parece un laboratorio en el que experimentar con nuestros hábitos de consumo. Apenas hay rastro de envases en él. Sí se pueden encontrar en cambio sacos llenos de legumbres, dispensadores con toda clase de pasta, frutos secos, cereales y bloques de jabón natural.

Alemania consume al año casi 17 millones de toneladas de desechos derivados del empaquetado, a pesar de ser un país que bien puede presumir de una desarrollada y saludable cultura del reciclaje. Por eso, las emprendedoras Sara Wolf y Milena Glimbovski decidieron crear un nuevo concepto de tienda de alimentos en una ciudad que es el reino de los supermercados bio. Sin olvidarse de la procedencia de cada producto que se coloca a la venta, es en sus envoltorios en donde pone su acento esta tienda que mira de frente al libérrimo Görlitzer Park, en el barrio de Kreuzberg.

Bolsas de papel reciclado y algunos envases de plástico, ideados para comprar una vez y reutilizarlos cuando se acude de nuevo a OU, en la Wiener Strasse, aunque también se pueden llevar de casa. Al no depender de alimentos previamente envasados, cada cliente puede comprar absolutamente todo a granel, solo lo que necesite, de tal forma que también se reducen los desperdicios biológicos.

Un año en cifras de Original Unverpackt es más que elocuente: una media de 120 clientes diarios suponen más de 1.500 litros de leche vendidos, con un ahorro de 50 kilos de residuos; cerca de 550 kilos de tomares despachados, que suman otros 25 kilos; y más de 1.300 kilos de arroz y 250 de quinoa (tan de moda en los últimos tiempos) adquiridos, que juntos suman otros 40 kilos. Así hasta un total de 520 productos distintos. Y esto es solo la tienda de estas dos alemanas, que se integra dentro de una red de 12 establecimientos similares distribuidos por todo el país y dispuestos a marcar la diferencia en la industria de la alimentación.

Glimbovski y Wolf se dieron cuenta de que las formas de consumo recientes que nos han facilitado la vida han complicado, en realidad, el futuro del planeta, así que decidieron dar un paso al frente para dar uno atrás en nuestras costumbres a la hora de hacer la compra. Apenas llevan un año distribuyendo alimentos y tratando de forma directa con los productores. En vez de gran variedad de marcas, el cliente puede fiarse del criterio de las responsables de este negocio, que han seleccionado con cuidado cada uno de los productos que ofertan. Nos podemos fiar, ya que ellas son las primeras en consumirlo.

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