Recife, puro carnaval
La actriz María Pujalte recuerda un gran viaje a Brasil durante el cual bailó mucho y visitó la isla de Fernando de Noronha
Dice de Losers, la comedia romántica que protagoniza estos días junto a Vicente Romero en el teatro Bellas Artes de Madrid, que es “un caramelito”. Pasará las Navidades en el teatro, pero le queda la opción de pensar en vacaciones pasadas. Las mejores de su vida, las que pasó en Brasil.
Pero nada de São Paulo o Río de Janeiro.
No, esa vez no. Fuimos al noreste, a Recife. Tenía ganas de vivir el carnaval de allí, que es muy distinto al de las grandes ciudades. Se vive en la calle, en los blocos, y no se toca samba sino ritmos más africanos, de Pernambuco, como el fregó y el maractaú. ¡La música es tan rica en ese país! Todo lo que fusionan, lo fusionan bien.
¿Se lanzó a bailar?
Me encanta bailar y allí no te sientes solo ni extraño en ningún momento. Forman unos corros muy grandes, tipo sardana, y la gente te coge de la mano y te integra.
¿No fueron a la playa?
Sí, sí, fuimos a la isla de Fernando de Noronha, que es lo más parecido al paraíso. Toda la isla es un parque natural protegido de unos siete kilómetros cuadrados. Pagas una tasa diaria por estar allí y está controladísimo: cuánta gente puede entrar a las playas, dónde no puedes pisar… Es un lugar increíble que te obliga a cambiar tu ritmo vital y adaptarte al de allí. Aun así, por muchos paisajes alucinantes que encuentres, le diré que eso no es lo mejor de Brasil.
¿Y qué es?
La gente. En todo el país, pero diría que en esa zona del noreste es especialmente amable y cercana. Después de la isla alquilamos un coche para ir hasta Fortaleza. En el camino, a veces la carretera desaparece porque se la tragan las dunas. Te vas encontrando con playas olvidadas, con chozas, con zonas más turísticas, de todo. Hubo un día en que nos perdimos y menos mal que dimos con una señora estupenda que nos llevó al pueblo más cercano, nos dijo dónde teníamos que comer y nos indicó el camino.
Entonces el mito de que hay que ir con cuidado por Brasil es eso, un mito.
No, también hay zonas muy peligrosas.
Pero algo me dice que volvería constantemente.
Claro. Ahora lo que me gustaría es ir a la zona de Manaos, meterme en la Amazonía, que no conozco, también ir a Maranhao y al Mato Grosso, a dejar que me abrume la naturaleza.
Begoña Gómez Urzaiz
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