Santiago de Chile tiene ‘carrete’
Cinco barrios emblemáticos con mucha marcha, del bohemio Bellavista al resurgido Lastarria
Con una población cercana a los siete millones de habitantes, Santiago de Chile es capaz de ofrecer diversas caras a aquellos que opten por patear la ciudad sin prisas. Un paseo por cinco de sus barrios permiten descubrir el pintoresco y bohemio Bellavista, el gastronómico Lastarria, la mezcla de tradición y modernidad de Italia, la arquitectura de Brasil o el patrimonio de Centro.
01 Bellavista
Hablar de bohemia y nocturnidad en Santiago es hablar de Bellavista. Entre la céntrica plaza de Italia y el cerro de San Cristóbal, este barrio debe visitarse sin falta. En sus coloridas calles se encuentran algunos de los hitos turísticos de mayor relevancia de la ciudad, como el parque Metropolitano o la conocida casa de Pablo Neruda, La Chascona.
Pero Bellavista, que fue refugio de los artistas y artesanos durante buena parte de su historia, alberga además la mayor densidad de bares y restaurantes de Santiago de Chile, lo que convierte a esta zona en el epicentro del carrete (fiesta) nocturno. Joaquín Sabina eligió esta localización para la apertura de su restaurante La Mordida (ya traspasado). El Patio de Bellavista, un cúmulo de restaurantes y pequeñas tiendas, es uno de los lugares favoritos de los visitantes, aunque uno debe meterse un poco más en el barrio para disfrutar de sus encantos.
Decenas de teatros y galerías de arte colman las veredas de esta animada zona, donde es posible encontrar fogones de todas las nacionalidades y música en directo todos los días. Los amantes del jazz tienen una cita en Thelonious, los nostálgicos de la vieja trova en Dos Gardenias y los que busquen alargar la noche pueden visitar Constitución. Incluso podrán esperar la caída del sol con un schop (cerveza) en alguna de las múltiples y divertidas terrazas de Pío Nono, la arteria principal del barrio. La zona cuenta con una variada nómina de alojamientos, desde hostales para mochileros a hoteles boutique como el Castillo Rojo.
02 Lastarria
En los últimos años, la zona de Lastarria (nombre de su calle principal) ha resurgido como la gran alternativa culinaria de Santiago y como uno de los lugares favoritos para la apertura de pequeños comercios alternativos con el diseño local como estandarte. Lastarria, no obstante, sigue siendo un barrio residencial, que comparte una buena dosis de su ajetreada vida cultural (cines, teatros, museos) con todos aquellos viajeros que buscan una parada de calidad en su visita a la capital chilena; una especie de oasis en el centro de la ciudad. Lo mejor es dejarse llevar por su calles en busca del lugar deseado y disfrutar con tranquilidad de su arquitectura, zonas verdes y mercadillos.
Los más audaces lograrán toparse con el Escondido (calle Rosal 348), un café-bar repleto de jóvenes cuya terraza, ubicada en una pequeña plaza alejada de los grandes focos, resulta perfecta para abrir el apetito con un pisco sour. Más fácil será sentarse a degustar una excelente selección de vinos chilenos en el Bocanariz, probar las afamadas ostras de Chiloé en el Nolita o catar el verdadero atún de cola amarilla de Isla de Pascua en el Geométrico.
03 Italia
La zona de moda en Santiago es el barrio Italia, a caballo entre las comunas de Ñuñoa y Providencia, donde proliferan las tiendas de diseño, y los artículos retro se mezclan con las antigüedades. Con el otrora concurrido teatro Italia como uno de sus iconos más reconocibles, las vetustas y pequeñas casas residenciales (el origen del barrio data de principios del siglo XX) han dado paso a cuidadas y modernas galerías que albergan en su interior desde pequeños y golosos cafés, hasta tiendas de muebles, joyerías, decoración, espacios gourmet o galerías de arte. Todo ello mezclado con los negocios tradicionales, como talleres, sombrererías o restauradores. Un paseo que merece la pena realizar con tiempo (y dinero) para descubrir todos los rincones y posibilidades de un barrio que enamora a primera vista.
04 Brasil
Durante años, la zona que rodea la plaza Brasil fue una de las más nobles de Santiago, el lugar de residencia favorito de las clases privilegiadas y la primera salida hacia Valparaíso que tuvo la capital chilena. El crecimiento de la ciudad desplazó este eje hacia al oriente y el barrio de Brasil fue cayendo en el olvido. Pero en los últimos años, la zona ha salido del ostracismo gracias a la hostelería y a la recuperación arquitectónica de la zona. Hoy, el barrio de Brasil, entre las calles San Pablo, Cumming, Brasil y la Alameda, suena como una céntrica alternativa para jóvenes y familias. Las palmeras acompañan el paseo por la avenida Brasil, rebosante de terrazas. Y en su plaza destacan las 22 esculturas-juegos de la artista Federica Matta. Imprescindible hacer una parada en el teatro Carrera, un imponente edificio de corte neoclásico reconvertido en pizzería, o visitar la Fundación Víctor Jara para profundizar en la vida e historia de uno de los iconos culturales del país.
05 Centro
Aunque no goce de la alegre vida nocturna de la que presumen otro barrios, la riqueza patrimonial de Centro no permite pasarlo por alto. Su punto neurálgico es la plaza de Armas, donde se ubica la catedral y parten dos de las principales arterias comerciales de la urbe, el Paseo Ahumada y el paseo Estado, ambos peatonales y siempre abarrotados. Similar al casco viejo de la ciudad, esta zona alberga las principales sedes gubernamentales, entre las que destaca el Palacio de La Moneda, sede del gobierno chileno y cuyos muros son reconocidos mundialmente por los bombardeos sufridos durante el golpe de estado de Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende en 1973. En la actualidad se abre al público un centro cultural que completa la oferta museística de la zona: el Museo Histórico Nacional, el Centro Gabriela Mistral o el Museo de Bellas Artes, este último ya en la zona de Lastarria. Un paseo por el cerro de Santa Lucía permite contemplar una imponente panorámica de la zona. Y en la cafetería Nacional se puede degustar la mejor cocina tradicional chilena a buenos precios; su trago de cola de mono (cóctel a base de aguardiente, leche, café, azúcar y especias) es uno de los más afamados de la ciudad.
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