Colonia, espiritual y carnal
Una decena de recomendaciones para no perderse nada en una escapada breve por la sorprendente ciudad alemana
Colonia carece del estatus de gran urbe alemana por no ser capital ni del país ni siquiera de su Land, Renania del Norte-Westfalia. Sin embargo, es la cuarta más grande de Alemania, se asienta a orillas del gran río Rin, y mezcla a la perfección la atmósfera eclesial de una ciudad catedralicia con lo mundano de uno de los carnavales más famosos de Europa.
En definitiva, Colonia es visita obligada para los amantes de la arquitectura gótica, los paseos fluviales y la cara más festiva de las ciudades. EL VIAJERO sugiere un recorrido en diez pasos para no perderse nada en una visita breve:
1. Estación de tren. La mejor manera de llegar a Colonia es, probablemente, en tren. A la Köln Hauptbahnhof llegan trenes procedentes de toda Europa, incluidos los de alta velocidad. No es que la estación central ofrezca un valor añadido especial, desde el punto de vista arquitectónico, pero su situación en la ciudad es espectacular.
Una enorme cristalera, nada más abandonar los andenes y dejar a un lado la zona comercial, ofrece al visitante la primera y más reconocible estampa de la ciudad: la catedral. La salida al exterior apunta directamente a los pies del impresionante templo gótico.
2. Catedral de Colonia. Casi es un pecado dejar Colonia sin haber visitado la Kölner Dom, la mayor catedral de Alemania y la catedral gótica de mayores dimensiones del mundo. Con sus dos torres de 157 metros de altura, la catedral de Colonia es también uno de los principales templos de peregrinación de Europa.
A pesar de la dificultad de subir a pie los interminables escalones que conducen hasta su parte más alta, el esfuerzo tiene recompensa: la mejor vista de la ciudad y sus alrededores, a 95 metros de altura. Como curiosidad cabe apuntar que esta catedral, Patrimonio de la Humanidad, fue el edificio más alto del mundo hasta la culminación del Monumento Washington (de 170 metros) en 1884.
3. Ciudad de museos. Las opciones culturales y artísticas de la ciudad son tan amplias que el viajero corre el riesgo de perderse en un mar de museos. Desde el contemporáneo Ludwig al museo del chocolate, pasando por el museo Romano-Germánico, el medieval Schnütgen o el de Artes Aplicadas.
El museo Ludwig es imprescindible. Contiene una gran variedad de obras del siglo XX, desde el Pop Art, al arte abstracto o al surrealismo y una de las más importantes colecciones de cuadros de Pablo Picasso de Europa.
Para endulzar un poco nuestra ruta, puede ser buena idea dar un paseo por el Imhoff-Stollwerk, el museo del Chocolate, un viaje a través de 3.000 años por la historia de este manjar.
4. Paseo fluvial. La vida en Colonia no se entiende sin el Rin, el gran río europeo. Un simple paseo a pie ya vale la pena pero, con un poco de suerte, el visitante hallará cultura y diversión al aire libre y, si el clima se lo permite, disfrutará de la gastronomía y la cerveza local en las Rheinterrassen, las terrazas del Rin.
Además, Colonia ofrece recorridos en barco con una vista panorámica y privilegiada de la ciudad por 6,8 euros.
5. Restos romanos. Como la importante ciudad fronteriza del Imperio Romano que fue la ciudad, denominada Colonia Claudia Ara Agrippinensium o Colonia Agrippina, aún conserva restos. Muy cerca del museo Ludwig, aparecieron bajo tierra ruinas de un asentamiento romano y termas que hoy pueden visitarse para imaginar como sería la ciudad en la antigüedad y que se conocen como Praetorium.
6. El carnaval. La fiesta más grande y famosa de Colonia es el Karneval. El carnaval en Colonia dura una semana, desde el jueves al martes de carnaval, aunque ya hay festejos antes de Navidad. Oficialmente, el Carnaval empieza a las 11.11 horas del 11 de noviembre. Desfiles con carrozas tiñen de color las calles, especialmente el lunes, cuando tiene lugar el gran desfile Rosenmontagszug, una procesión de carrozas, charangas y comparsas que gira cada año en torno a un tema elegido por los organizadores. La fiesta arranca en Alter Markt.
7. Las iglesias románicas. Al margen de la impresionante catedral, Colonia es una ciudad de iglesias. En ninguna otra urbe alemana se produce como aquí esa concentración de templos intramuros. Dentro de las murallas medievales de la ciudad, doce grandes iglesias colegiales y conventuales románicas componen el tesoro medieval de Colonia. Entre ellas destacan Sankt Gereon, St. Aposteln, Sankt Maria im Kapitol, St. Ursula y St. Severin.
8. Parques y jardines. Colonia no sería lo mismo sin sus pulmones verdes. La ciudad ha conseguido que, en torno al Rin, convivan en perfecta armonía los retales de la historia, la parte más moderna e industrial y los parques y jardines. En un área de unos 40 kilómetros se concentran, para regenerar el aire, espacios abiertos, como el bosque Stadtwald, los estanques de Decksteiner y Aachener Weiher o el jardín Volks, perfectos refugios para la diversión al aire libre, la relajación y las actividades de ocio.
9. El casco antiguo de Colonia es una de esas estampas difíciles de borrar de la retina por su constante aparición en guías de viaje y carteles promocionales. Su fama no hace que su visita sea muy interesante. Enmarcado entre los puentes Deutzer y Hohenzollern, el visitante encontrará sin problemas las coloridas casas apretadas unas a otras, bajo las siluetas de la impresionante catedral gótica y la iglesia románica de San Martín a orillas del Rin. Restaurantes y bares hacen que cualquier habitante o turista se sienta cómodo entre las estrechas calles.
10. De compras. El centro de Colonia es un paraíso de las compras. Hohe Straße y Schildergasse suponen las opciones más llamativas entre los innumerables centros comerciales del centro de la ciudad. Entre Hansaring y Barbarossaplatz hay una gran oferta de moda, accesorios y muebles y callejuelas como Opernpassage o la siempre llena Neumarktgalerie son también una buena idea para los amantes de las compras. Y la mejor forma de concluir la visita a Colonia es pasar por el centro comercial de la Estación Central antes de volver a casa.
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