23 fotosInventario de posesiones íntimasUna pluma de Juan Ramón Jiménez. Gafas de Dulce María Loynaz. Un pañuelo de Antonio Machado. Los objetos cotidianos de grandes creadores de ayer trazan la melodía poética de su memoria viva.El País Semanal26 dic 2021 - 10:44CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace“Durante un mes he podido tocar, oler, mirar, atreverme a meter las manos en los bolsillos de su traje gris, airear su ropa mientras la fotografío en el patio de la casa de su infancia en Moguer. Las plumas, máquinas de escribir (en la imagen pequeña a la derecha), trajes, camisas, cartas, zapatos, pañuelos, peine, bufandas, pijamas, zapatillas… Traje de chaqueta gris 'Griffon Clothes. Cabres Stores, Puerto Rico'.Hace unos cuantos años comencé a fotografiar en diferentes lugares vinculados a las vidas de poetas y otras figuras fundamentales de la creación y la cultura. En sus escenarios encontré la continuación de mi trabajo poético sobre la memoria. Observando la fuerte presencia en la ausencia, comencé a acumular como una coleccionista imágenes de los objetos de escritores de nuestra literatura universal. Esas imágenes me hacen consciente de la inevitable melancolía que portan; las ordeno y clasifico en una escritura del objeto. Oliva María Rubio me acompaña como comisaria en este apasionante y ambicioso proyecto. Beatriz RuibalPluma metálica con mango de marfil de Juan Ramón Jiménez.Entrar en sus viviendas, tener el privilegio de acceder a las cosas que han acumulado y que conforman su universo personal e interno me acerca a una mayor intimidad con cada uno de ellos. Fotografío, registro, documento, hago inventario, tomo posesión de lo que han decidido no tirar, esas cosas que guardamos por alguna razón y que son parte de nuestra identidad, o de las diferentes identidades públicas o privadas que han tenido, cosas que guardan memoria. Beatriz RuibalMáquina de escribir 'Smith&Corona, tipo standard'.Dirijo mi mirada al fragmento, descontextualizo los detalles intentando provocar que nos preguntemos por aquello que vemos, haciendo que los objetos queden revestidos de un aura poética. Beatriz RuibalGafas de Juan Ramón Jiménez.En el rastro que otros dejan nos interrogamos sobre el espacio vivo que ocuparon y el significado de su leve cotidianidad. La discreta intimidad es una forma de evocar todos los latidos, incluso el mío en el instante nervioso en el que busco sus objetos y los encuadro en cada retrato. Beatriz RuibalLa biblioteca personal de Juan Ramón JIménez procede, en su gran mayoría, de la que Zenobia y JR guardaban en su último piso de Madrid, antes del exilio, en la calle Padilla número 38. Este legado es el resultado de la depuración que el poeta realizó antes de 1936.Beatriz Ruibal“Abro los cajones, las vitrinas, me acerco a su intimidad, leo los cuadernos de notas personales donde apuntaba todo lo relacionado con la vida cotidiana. Las cuentas, las tareas del hogar, los negocios de artesanía, sus textos, todo lo deja registrado como si ya supiese que iban a trascender. Sus bailarinas de pies pequeños, los diarios, bolsos y cajitas. Encuentro en un cajón una enagua de tul negro, la urgencia en fotografiarla late en esta imagen”. Bailarinas de Zenobia Camprubí. Zapatos planos tipo bailarina de raso beig con lazo ‘Miss Aymar’. 22 cm de largo.Beatriz RuibalTraje de gala en seda adamascada negro.Beatriz RuibalEnagua de tul con adornos en lentejuela negra.Beatriz RuibalLibro de cuentas en forma de cuaderno correspondiente a enero-julio de 1917.Beatriz Ruibal“Subo las escaleras de madera que me llevan a la pensión que se mantiene casi intacta. Se respira soledad y una intimidad austera donde parece que se retienen todas las huellas de su paso por la estancia. Fotografío los pequeños detalles que me encuentro y el mobiliario. Intento captar algo que nos sacuda el alma”.Vaso sobre la repisa de cristal con un pañuelo blanco.Beatriz RuibalReloj de pared.Beatriz RuibalRespaldo de una silla de madera iluminada por un rayo de sol.Beatriz Ruibal“Entro en su casa de anchos espacios y claras luces. Las ventanas y puertas abiertas de par en par. Busco su universo a escala doméstica, al hombre en la cotidianidad de su entorno y su creación a través de sus objetos. Preparo mi cámara, selecciono, fragmento, disparo: un reloj negro que vio los amaneceres del Vedado, el cenicero verde de Murano y un frutero vacío sobre una mesa de madera, los vasos con flores pintadas, dos mecedoras y la rosa blanca que siempre regalaba Lilia, su esposa, la colección de discos de jazz, su imagen apoyada en los libros”.Beatriz RuibalFrutero de cerámica y metal, 50 x 25 cm. Primera mital del S.XXBeatriz RuibalCenicero de vidrio verde italiano, 8 x 6 ø.Primera mitad del S.XXBeatriz RuibalReloj-despertador negro rectangular Vedette, de origen francés, 10.5 x 6 x 8.5cm. Primera mital S.XXBeatriz Ruibal“Silencio humano con sabor a humedad del trópico. Una luz tenue se filtra a través de las cortinas en la sala colonial. Decido fotografiar sus objetos más personales.”Sortija de metal y piedras (posiblemente zafiro y marquesitas).Beatriz RuibalEstuche de carey, cristal y metal, 15 x 15 x 3, finales del S. XIX.Beatriz RuibalCofre de cristal tallado con tapa, cierre y bisagras metálicas. 9 x 14 x 9 cm, principios del S. XX .Beatriz RuibalPerfumador con atomizador, cristal tallado en facetas, parte inferior en rojo, textil y metal, 5 x 5 cm. Principios del S. XX.Beatriz Ruibal“Cuando entro, veo al hombre inmenso, que casi nunca ha viajado. Quiero registrar las sensaciones, no su exterior, no el objeto sino su alma, el alma de su cama, las sábanas, el suelo que pisa, su máquina de escribir. Son dos viajes: uno hacia afuera y otro hacia adentro. Transportarme a su tiempo, donde imagino cómo era su navío desde donde viajaba sentado. Puedo ver el gesto de las teclas de la máquina describiendo su angustia al perder a su padre y esa ausencia que le hizo hipersensible a la presencia de una imagen.”Máquina de escribir Optima Elite, 1950.Beatriz RuibalSuelo hidráulico de la casa de José Lezama Lima.Beatriz RuibalCasa Museo José Lezama Lima.Beatriz Ruibal