11 fotosUN AÑO SIN PISAR MI ESCUELAA la conquista de las aulas vacíasCosta Rica abrió en febrero sus aulas a 1,1 millones de alumnos que han estado más de un año sin clase, primero por las huelgas de profesores y luego por la pandemiaÁlvaro Murillo25 mar 2021 - 09:36CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceRusell Fajardo es alumno de tercer grado de la escuela La Carpio, en San José de Costa Rica. Es 8 de febrero y las aulas han abierto después de más de un año cerradas a causa de la covid-19. Más de 1,1 millones de estudiantes se han incorporado a la educación primaria, de los que 54.000 han sido escolarizados por primera vez. Álvaro MurilloLas escuelas han echado mano de las mascarillas, el distanciamiento y los controles de temperatura para atenuar el peligro de contagios de coronavirus, sobre todo a las horas de entrada y salida de clases, como ocurre en la escuela Ascensión Esquivel, en la ciudad Alajuela. El efecto del retorno de las clases sobre los contagios ha sido mínimo en Costa Rica.Álvaro MurilloEl retorno era urgente, dice la maestra Alejandra Montero, de segundo grado de la primaria. Dificultades en expresión oral y retrasos en lectoescritura son algunos de los efectos que evidencian los más pequeños del sistema, aunque los problemas son menos en los niños que tuvieron acompañamiento regular de sus padres durante el 2020.Álvaro MurilloWeedney Oporta es estudiante de tercer grado de la escuela La Carpio, en San José de Costa Rica.Álvaro MurilloLa actividad física es otra de las tareas urgentes para los niños después de un año de parón en sus juegos y deportes usuales, lamenta el profesor Francisco Vargas de la escuela Ascensión Esquivel, de Alajuela.Álvaro MurilloUn grupo de niños de tercer grado del colegio Ascensión Esquivel, de Alajuela, acude en fila a la hora del comedor. La nutrición adecuada y compartir por igual son dos ventajas del programa extendido en todas las escuelas y mayoría de centros de secundaria.Álvaro Murillo"Es como un avión", dijo un estudiante cuando Tatiana Elizondo llegó con el carrito de comida para repartir al aula de la escuela La Carpio, en San José, para evitar aglomeraciones en el comedor.Álvaro MurilloLa maestra Cindy Morales (de rojo), de quinto grado, acompaña a sus alumnos a la salida de la escuela La Carpio, en donde la totalidad de los estudiantes acuden a las clases presenciales los días en que les corresponde, a pesar de la opción que dio el Ministerio de Educación a los padres de familia de no enviar a sus hijos a las aulas por el riesgo sanitario.Álvaro MurilloUn funcionario del comedor de la escuela La Carpio, en San José, entrega un paquete con alimentos a la madre de tres niños de este centro, para los días en que estos no deben asistir al aula.Álvaro MurilloLa escuela Juan Santamaría, en el municipio Curridabat, recibe niños de barrios marginados y de familias acomodadas. Tienen acceso a tecnología e infraestructura bien adecuadas, aunque el retorno ha sido paulatino, pues dividieron en tres cada grupo.Álvaro MurilloEl portero de la escuela Juan Santamaría, en el municipio Curridabat (al este de la capital) toma la temperatura de los estudiantes a la entrada. Las medidas dictadas por el Ministerio de Salud y el de Educación se cumplen de manera estricta en escuelas y colegios, afirman las autoridades.Álvaro Murillo