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Ciudad del Cabo, una metrópolis adormilada Con la covid-19 y las consiguientes medidas de restricción, una de las urbes más turísticas de África se ha vaciado de visitantes. El impacto en las vidas de quienes dependen del turismo es enorme Nazim, de 16 años, se gana la vida ayudando a aparcar a los visitantes que llegan en coche hasta el barrio de Bo Kaap, uno de los más turísticos de Ciudad del Cabo. Desde el estallido de la covid-19, apenas hay visitas y él no gana más que un par de euros al día, asegura. Ciudad del Cabo se encuentra entre las favoritas de los extranjeros que eligen Sudáfrica como destino vacacional. De los 10,3 millones que visitaron el país en 2019, al menos 5,4 millones pasaron por Ciudad del Cabo. Pero este año, la pandemia y sus correspondientes restricciones la han vaciado y quienes dependen del turismo para sobrevivir lo están pasando especialmente mal. Alfredo Cáliz Marie es una francesa residente en Ciudad del Cabo que ofrece sus servicios como fotógrafa a los turistas. En la imagen está retratando a Lauren, estadounidense y bloguera de viajes que está visitando a su novio, residente en esta ciudad. Con casi 875.000 casos y más de 25.000 muertos, Sudáfrica es el país más afectado por el virus en África. Durante los inicios de la pandemia, también cerró fronteras y vivió un confinamiento total que duró tres meses y en el turismo se ha notado. Según una encuesta gubernamental lanzada en abril, un 99% de los consultados afirmó haber sufrido ya algún perjuicio. Alfredo Cáliz En Ciudad del Cabo, la pandemia ha vaciado de turistas una ciudad donde buena parte de sus vecinos se gana la vida gracias a ellos. En 2018 eran hasta 300.000 en toda la provincia de Western Cape, a la que pertenece esta ciudad. En la imagen, una terraza vacía en la calle Bree, en el centro de la ciudad. Según el último análisis del Departamento de Turismo de Ciudad del Cabo, el sector ha sufrido un impacto muy significativo que han evaluado según los ingresos de los alojamientos, que entre abril y junio de 2019 fueron de unos 305 millones de euros y en el mismo periodo de 2020 han bajado hasta los 9,5 millones de euros Alfredo Cáliz Peter, congoleño y artista más cerca de los 60 años que de los 50. Pasa el día en su silla de camping plegable, junto a su puesto de cuadros en Green Market Square, algo que no ha podido hacer durante nueve meses en los que sobrevivió gracias a los ahorros. La situación sigue siendo “realmente terrible”, describe, porque nadie pasa por aquí y nadie compra, pero él prefiere la calle, harto del encierro domiciliario. “Dormir, ver la televisión y comer, eso es todo lo que hacía”, asegura. “Y, además, soy un artista; quiero vender mis cuadros”. Alfredo Cáliz Apenas hay gente en Green Market Square, plaza emblemática y favorita de los turistas extranjeros. En otros momentos del año, aquí se agolpan alrededor de 200 puestos de artesanía africana: las telas de colores, los abalorios, los utensilios de madera para la cocina, las pinturas… Pero a la mayoría de comerciantes ya no le compensa abrir el quiosco, así que ahora en la plaza solo quedan unos 20 ―muy distanciados unos de otros, eso sí, por las medidas de prevención coronavírica―. Alfredo Cáliz Si hay un lugar donde sí es posible encontrar movimiento en un soleado sábado de temporada alta de la era covid, es en el Victoria & Alfred Waterfront, una zona comercial y de ocio. Nada más llegar, ya se encuentran residentes en los cuidados parques aledaños tomando el sol, paseando o haciendo 'paddle surf' o piragüismo por sus canales (este complejo incluye una urbanización privada de postín). Alfredo Cáliz Un autobús que realiza un recorrido turístico por Ciudad del Cabo circula, semi vacío, por los alrededores del Museo Zeitz de Arte Contemporáneo Africano. Según la encuesta del Departamento de Turismo, de los 113.000 puestos de trabajo que genera el sector de forma directa, un 90% de ellos iban a evaporarse a lo largo del año de no mejorar la situación y solo un 4% de los encuestados creía que iba a poder sobrevivir más de 12 meses. Alfredo Cáliz No deja de ser un sábado soleado de época estival para los vecinos de Ciudad del Cabo, que aprovechan para pasearse por allí, comer fuera e ir de compras. Lo que haría cualquiera. Ahora, los turistas internacionales brillan por su ausencia, tal y como perciben cada uno de los empleados de comercios y hostelería consultados, así que se vuelcan, más que nunca, en los residentes. En la imagen, una pasarela sobre los canales del Victoria & Alfred Waterfront. Alfredo Cáliz Cuatro amigas de visita en Ciudad del Cabo se toman una foto junto al árbol de navidad instalado en la zona comercial Victoria & Alfred Waterfront, en Ciudad del Cabo. Tanto ellas como otras ocho que no salen en la imagen provienen de los alrededores de la provincia y han decidido juntarse después de meses de separación a causa de la pandemia de covid-19. Todas visten igual, con vestidos rosas y sombreros de paja. Alfredo Cáliz Una familia pasa el mediodía de un sábado de vacaciones en el malecón que bordea la costa de Ciudad del Cabo. Sudáfrica abrió sus fronteras y reanudó vuelos internacionales s en octubre con la idea de volver a atraer turistas, pero el mundo entero sigue inmerso en una pandemia que obliga a quedarse en casa, así que el gesto, por ahora, no se nota en la economía. Alfredo Cáliz En The Old Biscuit Mill, un antiguo molino del gentrificado barrio de Woodstock que salió del olvido cuando lo reconvirtieron en galería comercial de aires hípster, no hay ni un alma. Un vistazo a este centro de artesanía y moda alternativa da fe de los difíciles momentos de la ciudad: donde antes había ríos de turistas apretujados por cada tienda y recoveco comprando bisutería, moda u objetos de decoración, ahora hay vacío. En la terraza de uno de los restaurantes, los dos únicos clientes son dos chicos jóvenes que trastean con sus ordenadores portátiles con la única compañía de una taza de café. Alfredo Cáliz