“Cëy dunyaa - Solo la vida”
Una iniciativa y un libro para devolver la ilusión y la dignidad a los niños en situación de calle de Senegal, aquellos que no tienen nada, salvo existir
“Dicen… que nosotros ‘los niños de nadie’ somos como un puente que franquea las dos orillas de este mundo: de un lado la injusticia y del otro la esperanza”, cuenta Abdou, un chico de 11 años que vive en las calles de Saint-Louis, Senegal, y que confiesa que tiene un gran sueño que cumplir.
Abdou comparte sus reflexiones sobre la vida que le ha tocado vivir y los estereotipos y discriminaciones que lleva aparejada en el libro Solo la vida, con textos e ilustraciones de DAUD y prólogo de Aminata Sow Fall, la autora de La huelga de los mendigos.
La obra publicada en tres idiomas: wolof, francés y castellano, bebe de la filosofía de Social Vision Project, una iniciativa que “interpela a actores artísticos y culturales de Senegal para que se impliquen en la causa de apasionar a los chavales y proporcionarles alas para que puedan volar más allá de la realidad impuesta”, comenta el ilustrador. David de Echave (DAUD), cuyos diseños han ilustrado muchos reportajes de Planeta Futuro y que reside en Dakar, es el impulsor de la iniciativa y ha sabido unir a los diferentes artistas y animadores que participan en él.
El proyecto actúa en dos frentes: por un lado lleva a cabo programas de formación artística para la inclusión, donde se impulsa el talento y la autoestima de niñas y niños que han vivido situaciones de explotación y maltrato. Por otro sensibiliza.
Solo la vida se enmarca dentro de esa segunda función e intenta cuestionar “el paradigma de nuestra mirada, de cómo vemos o no vemos a estos niños y cómo son en realidad”, afirma DAUD, para luego añadir: “Una de las intenciones de la narrativa visual del libro es que mantengamos nuestra mirada frente a los ojos de estos ‘gigantes invisibles’ y les prestemos atención, ya que en el día a día son totalmente ignorados en el espacio urbano”. El cambio en la forma de mirar es la clave de este proyecto que pone el foco en los niños, “pero desde una mirada respetuosa, positiva y horizontal hacia ellos y ellas, evitando recurrir a llamarlos ‘talibés’ o ‘niños mendigos” como normalmente se lee y oye en muchos medios de comunicación.
Son simplemente niños. Supervivientes de muchos maltratos, pero con talentos innatos
“Creemos que no es necesario llamarlos de ninguna manera”, prosigue el ilustrador. “Son simplemente niños. Supervivientes de muchos maltratos, pero con talentos innatos que se esconden en ellos y en ellas, a la espera de que alguien les brinde una oportunidad para manifestarlos”.
La iniciativa cuenta con la colaboración de distintos artistas que ofrecen talleres y formaciones en los centros de acogida con los que el programa se identifica por su forma de trabajar con los menores. Ya que “como en todo, hay buenos centros y centros no tan buenos”. Los elegidos por este programa son aquellos que “ofrecen a los niños rescatados de las calles un lugar tranquilo donde reponerse y ser tratados con respeto. Allí acceden a una enfermería donde curar sus heridas, a un seguimiento psicológico y emocional de sus posibles traumas, comida, ropa y un lugar para dormir. Son centros donde las puertas están abiertas para entrar y también para salir si así lo decide el niño”.
La otra labor de estos centros consiste en localizar a las familias de los menores y, en caso de que se den las condiciones adecuadas, reunificarlos. Eso sí, con un seguimiento y acompañamiento posterior. Este es un proceso que se complica cuando llegan de regiones lejanas del sur de Senegal como Kolda, o del norte como Matam. Y mucho más si proceden de algún país vecino como Guinea Bissau, Mauritania o Malí.
La iniciativa ofrece talleres de teatro, circo, capoeira, pintura mural o fotografía
El proyecto trabaja en red uniendo a diferentes asociaciones para llevar a cabo los diversos talleres entre los que se incluye teatro, circo, capoeira, pintura mural o fotografía, gracias este último a la colaboración del fotógrafo senegalés Omar Victor Diop. No es el único nombre reconocido que dona su tiempo a los chavales, otros senegaleses populares en el mundo de la música o del grafiti también se han prestado a ser parte del mismo.
Gracias a la colaboración de tantas personas Social Vision puede llegar a muchos menores y cambiar sus vidas y concienciar sobre este fenómeno. “Estoy involucrada en este combate y sigo convencida de que es necesario exponer las consecuencias del abandono y explotación que sufren estos niños, para convencer a la sociedad de que debemos ponerle fin”, explica Assy Diamanka, animadora de Social Vision y miembro de la Red Nacional de Educadores (REMPES) - Senegal.
La adquisición del libro Solo la vida supone un triple beneficio: el primero, apoyar el proyecto; el segundo, conocer mejor a los niños que participan de él y, finalmente, tener entre las manos una pequeña obra de arte donde texto e ilustraciones se alían para llegar directamente al corazón del lector. Para conseguir una copia hay que escribir a social.vision.projet@gmail.com. Y si hay alguna librería o cualquier espacio cultural-social que este interesado en vender el libro, puede también ponerse en contacto con ellos.
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