Montañera, limpia, fácil de llevar y respetuosa con el entorno: así es la fragancia perfecta para ahora mismo
El maestro Alberto Morillas firma Bvlgari Man Glacial Essence, un perfume para hombre que huele a aire frío, a cumbres alpinas y a masculinidad de hoy
Una cumbre alpina en un día claro. Cielo azul, nieve impoluta, vistas infinitas, soledad total y aire limpio y fresco. En la tesitura global actual, posiblemente sea el lugar más deseable del mundo. Y, casualidad o no, es el escenario elegido por Bvlgari para presentar su nueva fragancia masculina, Bvlgari Man Glacial Essence, un eau de toilette que condensa las obsesiones olfativas de 2020: limpieza, frescura, elegancia y escapismo.
“Mi intención era trasladar la sensación de frescura del hielo. Esta fragancia es un soplo liberador de aire gélido para el hombre que la lleva”, afirma Alberto Morillas, padre de la criatura. El perfumista español afincado (y educado) en Suiza, uno de los profesionales más respetados del mundo, ha formulado esta nueva fragancia como la continuación natural de una colaboración que este año celebra dos aniversarios redondos: 20 años desde el comienzo del idilio –en 2000 Morillas creó BLV, su primera fragancia para la casa– y diez desde que renovó el portolio masculino de la casa con Bvlgari Man, la línea de perfumería para hombre más exitosa de esta firma italiana de joyería y complementos.
Su nuevo retoño es una muestra de lo que mejor sabe hacer: perfumería clásica de altura con una visión indudablemente actual. Porque Bvlgari Man Glacial Essence es un fougère, ese género olfativo que se podría traducir vagamente como “helecho” y que en realidad alude a notas verdes, boscosas y frescas que, en el imaginario olfativo común, gritan elegancia masculina clásica.
Las notas olfativas también respiran pura naturaleza. Las notas de salida incorporan un toque picante de extracto de jengibre a la baya de enebro y la esencia de geranio. Las notas verdes y aromáticas continúan en el corazón de la fragancia, donde la artemisia –una hierba medicinal de olor cautivador– se une al exotismo del sándalo y al vigor mediterráneo del orris, que es el nombre que recibe el perfumería la raíz de un tipo de lirio muy particular y vinculado especialmente a la Toscana italiana. El fondo, que son los aromas que permanecen en la piel al cabo de algunos minutos, y que constituyen la prueba de fuego de la calidad de cualquier fragancia, son aquí nobles, amaderados e inequívocamente masculinos, con toques de cedro y también de almizcle, ese ingrediente enigmático capaz de evocar la sensación de limpieza.
Es ahí donde reside la paradoja de este nuevo perfume, que se basa en el hielo y en el aire glacial de la montaña, pero que no es una fragancia fresca sin más. Morillas la define como “de alto contraste” por el juego que plantea entre la calidez de las maderas y la sensación de frescor casi cortante que producen sus notas de salida y el almizcle de su fondo. Por tanto, hablamos de una fragancia apta para cualquier momento del año, altamente “vestible” (al fin y al cabo, es un fougère), sexi y calmante al mismo tiempo.
Tal vez por eso su campaña no se limita a un rostro bonito sin más. Nick Bateman, el embajador de la fragancia, no solo es un tipo con una fotogenia innegable, sino también cuatro veces campeón mundial de artes marciales en categorías juveniles. Modelo, influencer y amante de la naturaleza, pone rostro y sus palabras a una campaña de espíritu alpino rodada en Cervinia, en Italia. El compromiso con la naturaleza tampoco se queda en la imagen: el frasco de la fragancia, en color azul hielo, está fabricado con cristal producido por Stölzle Masnières Parfumerie SAS, una empresa que compensa sus emisiones de dióxido de carbono y utiliza electricidad procedente de fuentes de energía renovable. También el envoltorio exterior está fabricado por papel procddente de fuentes responsables certificadas y perfectamente trazadas.
Con todos estos factores, lo nuevo de Bvlgari resulta particularmente en sintonía con la situación actual del mundo. No solo porque su presentación a prensa haya sido mediante una inteligente experiencia de realidad virtual en colaboración con la empresa Occulus, sino porque, en un momento en que el hecho de probar una fragancia se ha convertido en algo complicado en muchos puntos de venta, hay varios elementos que permiten apostar por Bvlgari Man Glacial Essence sin margen de error. Es un fougère –es decir, una fragancia perfectamente vestible y fácil de llevar–, es Bvlgari –es decir, lujoso, clásico y de hoy–, lleva el sello del infalible Alberto Morillas y huele a aire fresco y limpio.
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