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Los expertos no prevén un ‘baby boom’ tras la pandemia de coronavirus

Durante esta crisis, algunas parejas han detenido sus planes de tener un hijo. Entre los motivos, los especialistas citan razones económicas, de salud, problemas en la convivencia y de conciliación

Un padre coge a su bebé.
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Carolina García
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Históricamente grandes tragedias de la humanidad como las guerras o episodios puntuales que han aislado a la población han traído consigo etapas de baby boom –explosión de natalidad, en inglés–. Este término se acuñó en la década de los cuarenta del siglo XX porque llevó consigo un incremento notable del número de nacimientos tras la Segunda Guerra Mundial (de 1939 a 1945) hasta 1964. A los nacidos en ese periodo se les denominó baby boomers. En España, los historiadores identificaron una etapa similar al término de la Guerra Civil, que se intensificó en los años cincuenta y se prolongó durante un largo tiempo del franquismo, hasta 1969, momento en el que el número de nacimientos comenzó a descender. Ahora, investigadores italianos han querido analizar si este fenómeno se dará también tras la actual pandemia de coronavirus.

El estudio, titulado El deseo de ser padres en los tiempos de la covid-19: una visión de la situación en Italia y publicado en el Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology el pasado mes de abril, concluye que tras la pandemia del coronavirus no parece que habrá una situación similar a la de baby booms anteriores. La muestra fue de 1.482 personas, de las que 944 eran mujeres; todas tenían una edad comprendida entre 18 y 46 años; eran heterosexuales y llevaban en pareja por lo menos 12 meses.

Para el estudio, se descartaron a las personas homosexuales, a las mujeres embarazadas en ese momento, a aquellas cuya historia clínica notificara problemas de infertilidad y a aquellos diagnosticados con la covid-19. La recogida de datos se hizo mediante encuestas. Entre las preguntas, se les pidió que valoraran –del 1 al 10; siendo 1 nada, y 10, totalmente– su deseo de ser padres antes de la crisis y en plena pandemia. Casi un 80% de los participantes tenía ya un hijo.

Con los resultados en la mano, los investigadores detectaron que 268 sujetos planeaban ser padres antes de la pandemia –lo que deja fuera a 1.214–, y que, de ellos, 100 habían cambiado de idea, alegando principalmente dificultades económicas (un 58%) y las posibles consecuencias para la salud que podría tener un embarazo en la actualidad (un 58%). La edad para decidir tener un hijo en Italia, según los resultados, se sitúa a partir de los 30 años.

Los investigadores sostienen que “aunque las preocupaciones relacionadas con la covid-19 están afectando negativamente el bienestar de las personas, una cantidad de parejas que planeaban tener hijos antes de la pandemia, continúan en su intento”. Mantienen incluso que algunas parejas comenzaron a expresar su deseo reproductivo exactamente durante la cuarentena. “Sin embargo”, prosiguen, “no debe subestimarse que el miedo a las dificultades económicas y la falta de conocimiento sobre las consecuencias del virus en el embarazo, están llevando a que algunas otras dejen de lado, por el momento, su deseo de ser padres”.

"Es lógico que la economía influya de forma importante. Muchas parejas que se han quedado sin trabajo y planeaban ser padres, tendrán que demorarlo", explica Rocío Núñez Calonge, experta en reproducción asistida y bioética. En el estudio italiano todas son parejas sanas, "pero hay un porcentaje importante que tiene miedo a que el embarazo pueda ser un factor de riesgo frente a la covid-19", prosigue, "y por eso también influye en sus decisiones. La edad creo que influye menos, porque como ves, las parejas con 40 años no son muy conscientes de su edad, al querer retrasar la maternidad", sostiene la experta.

Según mantiene Núñez Calonge, las variables más importantes sobre el deseo de ser padres son las que se apuntan en el estudio: "En general, pienso que las parejas son de la idea de que no pasa nada por retrasar el ser padres, y esperar a que la situación se normalice. Claro, nadie sabe cuánto tardará en normalizarse, y si el retraso no significará que aumente la edad de la mujer tanto como para impedir el embarazo". "Pero creo que ellos no son muy conscientes de este tema, como no lo son sin pandemia", incide.

En cuanto a un posible baby boom, Núñez Calonge no cree que sea posible. "Si acaso, como ya se está comentando, habrá más separaciones y divorcios entre las parejas (la convivencia a veces es muy mala). Esta situación no es comparable a la que ocurrió tras la Segunda Guerra Mundial. La sociedad ha cambiado, y tener un hijo hoy en día es una importante carga económica". "Pero esto, como dices", aclara la experta, "es solo una opinión".

Para Juan Carlos Solano Lucas, sociólogo de la Facultad de Economía y Empresa del Campus de Espinardo en la Universidad de Murcia, “cabe la posibilidad de que haya un pequeño repunte de la natalidad tras la crisis; pero yo no lo consideraría un baby boom”. “Es cierto”, prosigue, “que existen numerosos antecedentes históricos de pequeños incrementos de la natalidad (y no de la fecundidad) que se han producido por un apagón, una celebración deportiva, etcétera, pero son pequeños repuntes que no significan un cambio de tendencia en este factor demográfico. Seguramente veremos un ligero incremento, pero no van a colapsar las maternidades de los hospitales”.

Según mantiene el experto, tener descendencia hoy es un acto meditado, deseado y voluntario. Y recuerda que contamos con métodos de control de la natalidad que frenan el potencial impacto del confinamiento prolongado: “Y si a esto le unimos condiciones económicas y de subsistencia de algunas familias, todo puede frenar el deseo de ampliar la unidad familiar, lo que puede hacer que siga la reducción de la natalidad”.

“Esto en sí mismo no es un problema, porque a diferencia de lo que pasaba en la década de los cuarenta del siglo XX, la mortalidad infantil en España hoy es de 2,69 por cada 1.000 nacimientos (datos de 2018), frente a los más de 100 fallecimientos de niños menores de un año por cada 1.000 nacidos en 1940”, continúa Solano. “Es decir”, prosigue, “hoy sobreviven la mayoría de los niños, la mayoría de ellos concluirá con su período reproductivo, por tanto, necesitamos menos población para garantizar una población estable”.

Para Solano, “sí, seguirá esta tendencia a la baja de la natalidad en el futuro, mientras no se tomen medidas para paliarlas”. Y propone: “Que haya empleo estable y de calidad para los jóvenes y ayudas a la emancipación; que se favorezcan las políticas de conciliación, lo que conllevará una mejora de las oportunidades y de las garantías de crianza de la descendencia”.

El experto añade que también hay que cambiar la mentalidad de la sociedad y en especial la de la clase empresarial: “Como dejar de considerar que la única persona que va a dedicar tiempo al cuidado de los hijos sea exclusivamente la mujer, de ahí la importancia de la equiparación de los permisos de maternidad, porque de esta manera se evita la discriminación de las mujeres en el puesto de trabajo”.

Por último, reconoce que es posible que siga subiendo la edad de tener el primer hijo, “pero obviamente hay un límite, que es el genésico”. Retrasar la edad de la reproducción tiene un problema que es que se reducen las oportunidades de tener más hijos, “porque queda menos tiempo para tenerlos”. Pero lo que sin duda incrementa "las dificultades a la hora de tener descendencia son las condiciones sociales y económicas de existencia, los estilos vida, el estrés, la alimentación, el alcohol, etcétera".

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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