Las alucinantes casas españolas de la tercera temporada de ‘Killing Eve’
Parte de la nueva entrega de la serie de HBO se rodó en España con el mismo cuidado en la localización que las anteriores. Aquí repasamos los más especiales
Puede que los giros argumentales se estén volviendo algo forzados, pero Killing Eve siempre seguirá cumpliendo su función de pasatiempo visual de primera línea en cuanto a moda y arquitectura. En la tercera temporada, que transcurre en parte en escenarios de Barcelona y Girona, la asesina a sueldo Villanelle (Jodie Comer) conjunta su vestido de estampado geométrico de LaDoubleJ con los azulejos de su pisazo modernista, se coloca un broche de Loewe para su conato de boda (los exteriores del convite se rodaron en el castillo de la Monclova, un edificio del siglo XIV en Fuentes de Andalucía, Sevilla, que se alquila para eventos) y se pasea por el barrio barcelonés del Born con un vestido floral de The Vampire’s Wife, la firma de Susie Cave que ha puesto de moda el chic recatado.
Existe incluso una cuenta de Twitter, @KillingEveSites, dedicada a identificar las localizaciones. Los seguidores hacen un trabajo detectivesco importante y tardan poco en apuntar, por ejemplo, que el polideportivo de aspecto soviético donde arranca la tercera temporada, rotulado como “Moscú, 1974”, es en realidad el Seymour Leisure Centre, en pleno centro de Londres. O que el triste funeral que ocurre en el segundo capítulo tiene lugar en The Clapton Hart, un pub de Hackney que lleva en funcionamiento desde 1722.
Tampoco les costó nada identificar la nueva casa de Vilanelle en Barcelona como el piso principal de las históricas Casas Ramos, un delirio orientalista del arquitecto Jaume Torres i Grau que es propiedad de dos arquitectos y que utilizó Pedro Almodóvar como la casa de Fernando Fernán Gómez y Rosa María Sardá en Todo sobre mi madre.
En el segundo episodio de la tercera temporada, titulado Management sucks, la asesina a (mucho) sueldo Villanelle tiene que cumplir con un encargo en la Costa Azul, pero el equipo aprovechó que se había desplazado a Barcelona y prefirió buscar localizaciones de la costa catalana que se hicieran pasar por el sur de Francia. La escena en la que Villanelle y su joven discípulo Felix miran al mar en un puerto marítimo está rodada en el Port d’Aiguadolç de Sitges. Aparece incluso una parada de autobús, cercana a ese puerto, que muchos habituales del festival de cine de Sitges reconocieron rápidamente, porque está al lado del hotel Melià donde tienen lugar la mayor parte de las proyecciones.
Villanelle y Felix acometen su misión en una lujosa casa con jardín a la que se presentan vestidos de payasos, haciéndose pasar por contratados de un cumpleaños infantil. Como acertó a señalar uno de los sabuesos de @KillingEveSites, esa vivienda tampoco está en Francia sino en un pueblo del Maresme. “Parece la casa de Parásitos”, señalaron algunos tuiteros (algún día habrá que hablar de cómo en 2020 todo “es como Parásitos” según Twitter).
Aunque tiene un aire a la arquitectura del movimiento moderno y de lejos podría parecer construida en los años cincuenta, en realidad la casa, de una sola planta dividida en tres grandes bloques y con una presencia estructural muy abierta al exterior, tan solo lleva cuatro años en pie. Sus propietarios la proyectaron juntando ideas que habían recopilado en viajes y revistas junto al arquitecto Pere Massó. En ese tiempo, la casa ha aparecido en decenas de campañas publicitarias y catálogos de Lancôme (que la utilizó para una sesión con Chiara Ferragni), Mercedes, Lexus, Porsche –el garaje es especialmente espectacular y gusta mucho a las marcas de coches de lujo–, Uterqüe, La Redoute, Pedro del Hierro y Maisons du Monde. También la actriz Lily Collins posó allí para una campaña de cosmética.
Pero era la primera vez que acogía un rodaje tan complejo como el de la serie de HBO, que implica trasladar un equipo de más de cien personas. En este caso, además, muchos de los extras eran niños. “Tenían animadores para entretenerlos y montaron el comedor para todo el equipo en una casa cercana. Nosotros solo les pedimos que no lo hicieran aquí por no estropear el césped”, explica la propietaria de la casa. Los muebles que aparecen en el capítulo son los suyos excepto la alfombra, por razones que entenderá cualquiera que lo haya visto. La sangre que usaron en el rodaje, confirma la dueña, “era como una sustancia gelatinosa” que se limpia con facilidad.
La familia, que tiene tres hijas de entre 7 y 11 años, suele utilizar la vivienda como segunda residencia en vacaciones y los fines de semana, y no tenía pensado en un principio alquilarla como localización para rodajes. Cuando terminaron la casa, la interiorista que les ayudó con la decoración colgó fotos en su web y uno de los muchos operadores que trabajan en el negocio de las localizaciones para rodajes la encontró y pensó que sería un buen escenario.
“Hay mucha competencia en el sector”, confirma Bruno Schiavi, de OnLocations, una empresa que ofrece edificios singulares para rodajes, como la sede de la empresa Iguzzini en Barcelona, que se presta para todo tipo de ambientaciones (retro)futuristas, la masía en la que se rodó Ocho apellidos catalanes, y en la que cualquiera proyectaría un anuncio de fuet, una casa que a pesar de estar en Cataluña puede hacerse pasar por Marruecos y otra que colaría como la Provenza. Aunque aún no se sabe cuándo se podrá volver a rodar y hacer campañas publicitarias, ya hay dueños de casas espectaculares que están contactando con agencias de localización para interesarse por esa vía de negocio, ya que se les han bloqueado los eventos y los alquileres. “Ahora todo el mundo nos coge el teléfono”, dice Schiavi.
“Con lo que sacamos de los rodajes cubrimos los gastos de la casa”, dice el propietario de la casa de Killing Eve. “No lo hacemos por el orgullo. A mí no me llena el alma ver mi casa en la tele, la verdad”. De hecho, aún no se han puesto el capítulo.
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