Amistad platónica: qué sienten los amigos que parecen pareja
Cuando las familias cada vez están más lejos y las parejas son más inestables, ¿un amigo que parece un novio será el nuevo pilar en nuestras vidas?
Seguro que te suena: esos amigos que siempre están juntos, como si no necesitaran nada más para ser felices, que ni con sus parejas alcanzan tanta compenetración. Esos que no se avergüenzan de darse mimos en público, hasta el punto de tener a sus padres haciendo planes de boda mientras aseguran que no es más que una bonita amistad. Y seguro que te has preguntado mil veces qué tipo de amistad es esa, tan difícil de comprender desde fuera. Pues tiene un nombre: se llama amistad platónica, y es un boom al otro lado del Atlántico.
El concepto suena cada vez más en Estados Unidos, donde los amigos han pasado a importar más que la pareja o la familia. Parece un sinsentido en un país como España, pero lo cobra una vez que las parejas ya no son para siempre y la relación con la familia cambia bastante cuando uno vive lejos de casa. Y, para qué ocultarlo, quien no ha tenido una amistad así la ha visto alguna vez de cerca, y probablemente ha tenido dificultades para definirla. Para la psicóloga Susana Ivorra no es tan difícil: "Lo más sencillo sería decir que a casi todos los efectos son una pareja, pero sin un componente erótico. Es decir, hay compromiso, hay intimidad emocional y se pasa mucho tiempo juntos". ¿Pero no es eso lo que hacen los amigos?
Una amistad en la que hay que invertir
Sí, pasar mucho tiempo en compañía y tener muchas cosas en común puede definir cualquier tipo de amistad. Lo que distingue a la platónica es que alcanza un nivel de intimidad al que en ocasiones solo se llega con una pareja, de ahí la confusión que este tipo de amistad puede generar en los demás. Suelen ser relaciones muy largas, que se dan incluso entre hombres y mujeres, en las que el hecho de no haber tensión sexual (de ahí lo de "platónicas") no impide que haya muchos gestos físicos de cariño.
Y quizá tenerlas no sea tan difícil si uno está dispuesto a intentarlo. Según explica la periodista científica Lydia Denwort en su libro Friendship: The Evolution, Biology and Extraordinary Power of Life's Fundamental Bond, parece que es cuestión de aceptar que la amistad platónica supone "una inversión seria y el cuidado de la relación". La psicóloga Verónica Vivero añade que "las amistades platónicas se basan principalmente en la equidad, dar y recibir en un mismo grado, la confianza y la lealtad hacia la otra persona, con una implicación en cuanto a tiempo y energía dedicado al otro, unido al cuidado y los detalles".
Un conflicto cuando se tiene pareja
No es nada fácil. Encontrar a alguien que pueda ser "tu persona" y que tenga tiempo y ganas de serlo es casi como encontrar oro. Pero si se consigue, parece bastante idílico. Incluso lo de eliminar el jaleo del sexo podría tener su lado positivo: un tema menos por el que discutir. Pero el problema viene precisamente por ahí, cuando el sexo nos lleva a buscar una pareja y la relación de amistad con esta otra persona puede ser vista como un conflicto.
Siendo realistas, no todas las parejas entienden que preferíamos a otro, aunque sea solo para ir al cine. Quizá por eso muchas veces acabamos dando de lado grandes amistades por parejas que nos llenan tanto. Nos pasa a todos. Un estudio de 2015 publicado en la revista Journal of Social and Personal Relationships concluyó que "las personas solteras son más propensas que las casadas a brindar ayuda, recibir ayuda o socializar con vecinos o amigos". Es decir, que tener pareja nos hace cerrarnos a crear vínculos especiales con otras personas.
¿Por qué ahora que parece que podemos abrir la pareja y tener sexo con más gente, nos cuesta más compartir la intimidad? "Creo que muchas personas han vivido una relación de amistad de este tipo, a veces más en la juventud o en la madurez, y quizá no se hayan dado demasiadas explicaciones por miedo a ser juzgados", reflexiona Ivorra.
Amistad platónica ¿para toda la vida?
Como todo, tener una amistad con tal nivel de intimidad tiene sus pros y sus contras. La parte buena es que es una persona en la que poder apoyarnos de verdad, de esas que se dice que se cuentan con los dedos de las manos. La mala, que no podemos tenerla si no pensamos implicarnos. Salvando las distancias, es algo así como querer decorar la casa y tener que decidir entre una flor bonita, delicada, y un cactus al que solo hay que regar de vez en cuando.
Por eso, si nos vamos a implicar en esa relación a largo plazo, sigue siendo importante hacerlo con la persona indicada. Verónica Vivero advierte de que tendremos suerte si encontramos "personas que presenten rasgos psicológicos como empatía, lealtad, compromiso o capacidad de trabajar en equipo". Por el contrario, mal nos irá si damos con "personalidades de tipo narcisista con rasgos egocéntricos pronunciados, personas individualistas, con carencia de escrúpulos, y dificultades para empatizar".
Es decir, que se trata de priorizar a esa persona siempre que nos siga sumando y no romantizar relaciones de amistad, que pueden ser tan tóxicas como otras. Pese a ello, parece que de los anuncios de la familia perfecta comiendo todos juntos en casa hemos pasado a ese grupo de amigos que toma cerveza en unas maravillosas vacaciones en la playa. Y quizás ese sea el error. Que, aunque cambien las relaciones, seguimos idealizándolas excesivamente, en vez de valorarlas de forma realista, con todo lo malo y todo lo bueno. "Lo importante es sentirse conectado y comprendido por alguien, independientemente de tipo de relación que tengamos con esa persona", concluye Susana Ivorra.
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