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Trenes que llegan hasta el mar

Los puertos españoles apuestan por la conexión sin fisuras con los ferrocarriles para seguir creciendo

Terminal de contenedores del puerto de Valencia (España).
Terminal de contenedores del puerto de Valencia (España). Anton Petrus (GETTY IMAGES)

Tal vez se trate de la infraestructura menos conocida por los españoles. Sin embargo, las cifras de los puertos españoles son espectaculares. El pasado año movieron 565 millones de toneladas y nada menos que a 37 millones de pasajeros. Esto supone, según fuentes de Puertos del Estado, que el 85% de las importaciones y alrededor del 60% de las exportaciones de España pasa por sus muelles.

Muelles que deben competir con sus colegas del norte de Europa. Entre sus retos más inmediatos se encuentra cambiar su marco estratégico, ya que el actual tiene 15 años de antigüedad. Unas reuniones que la pandemia de coronavirus ha retrasado. También destaca la necesaria interconexión por ferrocarril entre los puertos y el resto de Europa, y el Fondo 4.0 impulsado desde el pasado año y que está a punto de salir a la luz, dedicado a proyectos de digitalización de la logística y el tráfico portuarios y que cuenta con una dotación de 20 millones de euros.

De todos, el proyecto más ambicioso es el de impulsar las conexiones con el transporte ferroviario de mercancías, en los que España se encuentra entre las últimas posiciones de la UE, con una tasa del 5% transportado por este modo frente al 18% de la media europea. El presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, anunció el pasado marzo que su organismo invertirá 923 millones de euros entre 2020 y 2024 para conectar los puertos con el Corredor Mediterráneo. Como ejemplo, una mercancía con destino a Róterdam podría descargarse en el puerto de Barcelona si hubiera un fácil transporte por ferrocarril y la naviera se ahorraría entre tres y cinco días en dar la vuelta a la Península y subir hasta el puerto holandés.

La forma de organización de los puertos españoles se basa actualmente en 28 autoridades portuarias que gestionan 46 puertos de interés público con el control, apoyo y coordinación del organismo público Puertos del Estado, que depende del Ministerio de Fomento. Con los últimos datos correspondientes a 2018, los puertos españoles ganaron 290,6 millones de euros, lo que supuso un incremento del 15% respecto al ejercicio anterior. Los puertos de Barcelona, Valencia, Las Palmas de Gran Canaria y Baleares (Palma, Ibiza, Mahón, Alcudia y La Savina) copan casi la mitad de la ganancia, destacando el de la capital catalana, con 53,6 millones de beneficio.

En 2018 también mejoró la situación financiera de los puertos españoles, que redujeron en 182 millones su deuda a largo plazo hasta los 1.447 millones de euros, su cifra más baja desde 2008. Una caída que también se produjo en la financiación de más corto plazo.

Una de las claves para competir con Europa son los distintos modelos de financiación. En Francia, Bélgica, Holanda, Francia, Italia y Alemania los puertos cuentan con aportaciones públicas que pueden venir de los Presupuestos anuales, del Gobierno, regiones o ayuntamientos. Sin embargo, en España desde 1992 en los puertos españoles manda el principio de autosuficiencia económica, lo que supone que las autoridades portuarias han de cubrir al menos los gastos de explotación, los gastos financieros y otros necesarios para el cumplimiento de sus funciones, las cargas fiscales, la depreciación de sus bienes e instalaciones, y un rendimiento razonable, según explica en un reciente estudio Álvaro Rodríguez Dapena, director de planificación y desarrollo de Puertos del Estado.

Subvenciones en entredicho

Como explica Rodríguez Dapena en su estudio, los puertos subvencionados "cuentan con la ventaja competitiva de poder trasladar al mercado tarifas más bajas que los que no las reciben. Se trata de una situación desigual que atenta contra el ejercicio de una sana competencia interportuaria paneuropea, y que será preciso resolver, con carácter previo a cualquier pretensión de establecer de manera obligatoria un régimen de libertad tarifaria", explica.

Entre los puertos españoles tampoco hay libertad de tarifas. Existen unas tarifas máximas y mínimas y de acuerdo a ellas, los distintos puertos pueden establecer algún tipo de rebajas, pero siempre dentro de esa horquilla. "Es posible la competencia entre los puertos españoles pero dentro de un esquema de solidaridad", apuntan desde Puertos del Estado. En este esquema de tarifas se producen algunas fricciones con las terminales de Barcelona o Bilbao, que reclaman más autonomía en la gestión para fijar sus propias tasas.

Pese a estas propuestas, las autoridades portuarias están descentralizadas en España a la hora de gestionar sus puertos. Estos gestores cuentan con un consejo de administración formado por 15 miembros, de los cuales tres son nombrados por la Administración Central y el resto se reparte entre Comunidades Autónomas (que proponen al presidente), Ayuntamientos, empresarios y agentes sociales.

El coste de la estiba

Cuando un carguero arriba a un puerto español el coste más importante que asume es de la estiba (carga y descarga de la mercancía) que supone entre el 60% y el 70% del total. Mientras, las tarifas pagadas a la autoridad portuaria representan entre el 5% y el 10%. El resto lo completa el coste de distintas operaciones como el amarre, el movimiento del buque, etcétera.

La estiba, que cuenta con unos 6.000 trabajadores concentrados en los puertos de Algeciras, Valencia y Las Palmas, vivió en 2017 una situación de conflicto. El Estado, que participaba en el 51% del capital de las Sociedades de Estibadores, abandonó sus posiciones hace cinco años ante la reforma impuesta desde Europa para liberalizar el sector. Se acusó entonces a los estibadores de tener sueldos por encima del resto de trabajadores de los puertos y de acaparar la profesión, siendo ellos los únicos que formaban y colocaban a los empleados.

El coste de la estiba en los puertos españoles ha llevado a algunos operadores como el gigante de los contenedores Maersk a cambiar su terminal de Algeciras, donde movía cinco millones de contenedores al año, por otra en el puerto de Tánger, que hoy ya manipula tres millones. Así, en el negocio portuario gana cada vez más peso la empresa privada, "que representa un 80% de los ingresos de muchos puertos. Además, ocupan en régimen concesional, un 40% del dominio público portuario terrestre, sobre todo terminales y otras áreas logísticas, en las que la inversión privada es más relevante", dice Rodríguez Dapena.

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