18 fotosDecoraciónLa casa mutanteLa vivienda estudio del artista Tito Pérez Mora ha cambiado tantas veces como su vida y la de su familia. Situado en el madrileño barrio de Conde Duque, este dúplex en constante transformación es un contenedor de ideas y emociones.Blanca Lacasa13 abr 2020 - 12:13CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceTito Pérez Mora, en una sala con sillas LCM de Eames para Vitray alfombra de Ikea.Yago CastromilNevera y cocina de gas de Smeg, mesa Tulip de Eero Saarinen para Knoll y sillas Eames para Vitra; a la derecha en la imagen, mueble-bar danés de Ágora.Yago CastromilEn el dormitorio principal, los cojines son de Jonathan Adler, la lámpara es el modelo Potence de Jean Prouvé para Vitra, y el flexo, el Funiculí de Lluís Porqueras para Marset. Sobre la cama, un prototipo de la férula de contrachapado que los diseñadores Charles y Ray Eames desarrollaron para la Marina de Estados Unidos.Yago CastromilEster Peiró, en la zona de trabajo de la casa. Detrás de ella, obras de Gorka Postigo, David Delfín, Grande, Luis Úrculo y DEAR. Estanterías de Muji. La mesa sobre la que descansan libros y demás objetos es una caja de una obra de Tito Pérez Mora. En primer plano se ve la silla #1 perteneciente a la colección Autoprogettazione de Enzo Mari fabricada por el propio Tito Pérez.Yago CastromilEl sofá de tres metros de largo es un diseño de la pareja y alberga unos cajones en su estructura que sirven de almacenaje. La mesa del centro es del diseñador holandés Piet Hein Eek, especialista en recuperar materiales humildes para reciclarlos en muebles.Yago CastromilLucernario con vistas a la parroquia madrileña de San Marcos. Estanterías de Muji.Yago CastromilEl tocador cuenta con un lavabo de pila de mármol. En la pared, una obra de Jorge Diezma.Yago CastromilEl fregadero tiene grifo extensible.Yago CastromilUn rincón de la habitación de León, uno de los dos hijos del artista Tito Pérez Mora y su mujer, la auditora Ester Peiró.Yago CastromilEl blanco y la madera son los tonos predominantes en toda la casa y también en la cocina.Yago CastromilEl lucernario del techo ilumina la salita, la cocina y las escaleras que conectan estos espacios con el piso inferior.Yago CastromilEl baño está decorado con obras de Jorge Diezma y David DelfínYago CastromilLa habitación infantil tiene estanterías de cartón de Muji.Yago CastromilDetalle de la entrada a la casa con obras de Ximo Abadía, Rosalía Banet y del propio Tito Pérez Mora, y colección de Wooden Dolls de Alexander Girard para Vitra.Yago CastromilPuerta de acceso que comunica el estudio con la casa con un panel de armarios ideados por Ester Peiró y Tito Pérez Mora.Yago CastromilDetalle del estudio con algunos trabajos en proceso del propietario.Yago CastromilDetalle de la escalera, cuyos primeros escalones son cajones.Yago CastromilEscuadras, cartabones, tijeras y material de diseño. Cuando el artista Tito Pérez Mora y su mujer, la auditora Ester Peiró, llegaron a esta casa del madrileño barrio de Conde Duque hace 20 años eran solo dos y el espacio era bien distinto. Ahora son cuatro (sus hijos Mina y León nacieron hace uno y cinco años, respectivamente) y la vivienda, que originariamente tenía una distribución estándar en una sola planta —con dos habitaciones, baño, cocina y sala de estar con comedor—, se ha ido transforman¬do. Primero, en un solo espacio “donde todo ocurría dependiendo de la hora del día”, cuenta Pérez. Ahora, en un dúplex. Al nacer su primer hijo, León, decidieron comprar el piso de abajo. La pareja lo tiene claro: su hogar es algo orgánico y se adapta según van cambiando las necesidades de sus habitantes. “Me gusta pensar que es una casa que nunca estará terminada. Le dedicamos mucho tiempo y la vivimos con intensidad. Es nido de crianza, sala de juegos, taller, estudio y oficina”. En las paredes y estanterías, los dibujos de León se codean con fotografías de Gorka Postigo y obras de Rosalía Banet. “Tienen su alma y definen un momento concreto de nuestra vida”. Todo este alegre batiburrillo emocional se distribuye en dos plantas. Una, la de la vida familiar (cocina y comedor), y otra, la del trabajo y las zonas de noche (estudio y dormitorios). La misma austeridad ornamental se impone en los materiales (madera, hormigón y azulejo) y para exprimir el espacio (cajones incrustados en escaleras y muros de almacenaje). Una casa que, como dice Pérez es, sobre todo, “un contenedor de ideas y emociones”. Yago Castromil