¿España sin turismo?
Reflexiones sobre el impacto del coronavirus en uno de los principales sectores económicos del país
Este mes todo ha cambiado por el coronavirus. Aquella España de principios de marzo, donde la gente salía a tomar copas y pasarlo bien por la noche, ya no existe. Ahora no cesan las noticias que tienen que ver con esta pandemia y sus impactos socioeconómicos y geopolíticos. Por lo que me resulta imposible pronosticar el futuro basándome en mis conjeturas actuales. Quisiera atreverme a señalar, sin embargo, un punto indudable: se ha derrumbado el modelo económico tradicional de vivir del turismo.
España acogió en 2019 más de 84 millones de turistas, aportando el 12% del PIB y el 13% del empleo. Pero el cierre completo de la frontera a los turistas extranjeros y el de los alojamientos, entre las medidas tomadas en el decreto del Estado de alarma, ha afectado de lleno a este sector. La propagación de la Covid19 significa que, aunque España consiga erradicarla, necesitará seguir tomando precauciones muy rigurosas para impedir la reintroducción del virus, y es posible que siga rechazando la entrada de turistas desde aquellos países donde siga habiendo nuevos contagios. Si bien el turismo doméstico puede volver a la normalidad en el medio plazo, la recuperación del turismo internacional dependerá de la situación sanitaria en esos países de donde proceden los visitantes. Algo que no dependerá del control del Gobierno español.
Lo más importante es que reduzcamos el gasto en productos importados y apostemos por lo local
La restricción —muy probablemente prolongada— de la llegada de turistas será un golpe enorme para la economía española. Distintos sectores ya se están viendo afectados directa o indirectamente, por ejemplo, transporte (aerolíneas, Renfe, autobuses, taxis…), hostelería (restaurantes y bares) y hospedaje (hoteles, hostales, pisos turísticos…), entre otros. Si bien no sabemos todavía cuánto tiempo se necesitará para que desaparezca la enfermedad de este planeta, probablemente tengamos que reconsiderar un modelo económico que ya no funciona más. Dicho de otro modo, habría que diseñar una nueva economía que no dependa de la llegada de viajeros extranjeros.
Evidentemente es un desafío enorme reestructurar la economía española. En primer lugar, porque perderían su empleo los pilotos, los recepcionistas en el hotel, los cocineros, los camareros, los guías turísticos... Y sería muy complicado, si no imposible, formarles para que tengan otra profesión. Luego habría que realizar esfuerzos tremendos para crear tanto empleo como el que se destruyese.
A lo mejor el 'apretar el cinturón' signifique sólo recortar nuestro despilfarro y limitarnos a comprar al exterior lo que realmente nos haga falta para mantener nuestra calidad de vida
Por otro lado, es posible que el colapso del turismo acabase con la subida desmesurada del alquiler. De hecho, los propietarios de los pisos turísticos, ante la ausencia de esa demanda, se verán obligados a ofrecer esas viviendas para residentes, lo que aumentará la oferta y bajará el precio.
Pero lo más importante es que revisemos la estructura económica, tratando de reducir el gasto en productos o servicios importados. La falta de ingresos desde el exterior quiere decir que hemos de apretar nuestro cinturón y depender menos de las importaciones no esenciales. Pero esto también significa una oportunidad. Por ejemplo, el país podría impulsar las energías renovables, que abundan en España, pues ya no podremos permitirnos el lujo de invertir en el combustible procedente de otros países.
A lo mejor el apretar el cinturón significa solo recortar nuestro despilfarro y limitarnos a comprar al exterior solo lo que realmente haga falta para mantener nuestra calidad de vida.
Es muy difícil prever cómo el coronavirus afectará a la economía española. Quizá pasemos este verano con normalidad total, con millones de turistas en las playas como si no hubiera pasado nada, o quizá pasemos la Semana Santa de 2021 sin turistas extranjeros. Pero es muy probable que este virus provoque un impacto significativo en el medio y largo plazo, obligándonos a cambiar nuestro modo de vida.
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