Siguiendo el rastro al teléfono de nuestra infancia: ¿original o copia?
El modelo Teide es quizá uno de los más míticos que han entrado en nuestras casas, y también de los más desconocidos
Si hay un invento que bendecimos estos días de cuarentena es el teléfono y todos sus descendientes. En nuestra cuenta de Instagram recogíamos algunos modelos míticos, desde el Ericofon de Ericsson, diseñado por de Hugo Blomberg, Ralph Lysell y Hans Gösta Thames a finales de los años cuarenta y que forma parte de la colección del MoMA, hasta el Teide, aquel modelo que sustituyó en nuestras casas al Heraldo, ese teléfono de rueda, casi siempre gris, que nos sive de ancla para ser conscientes de nuestra propia evolución.
Recordar este mítico modelo de los noventa de formas cuadradas, cuya versión en rojo era quizá la más codiciada, y comprobar que no existe información en España sobre quién diseñó este importante pedazo de nuestra infancia motivó una de estas investigaciones en cadena que solo puede una permitirse en largos confinamietos. Esto es lo que he podido averiguar sobre el Teide, gracias a una pista que ha aportado en nuestro perfil de Instagram una de nuestras seguidoras, @eme.jotas: "No era el Teide una copia del Unifoon?".
A partir de 1975, el desarrollo de la microelectrónica deriva en los teléfonos de pulsación, que desatan las posibilidades del diseño, lo que a su vez introduce el color en estos aparatos, que hasta entonces habían sido invariablemente grises, tras una etapa de terminales negros cucaracha. La libertad formal coincide en el tiempo con movimientos artísticos como el posmodernismo y colectivos de diseñadores dispuestos a despojar el diseño de esa solemnidad, esa cincunspección de que se había revestido durante el Movimiento Moderno.
Todo objeto podía ser divertido además de útil: el humor y el juego entran en las casas de la mano del diseño industrial con grupos como Memphis. De ahí salieron diseños como el Teléfono Enorme, de Ettore Sottsass para Brondi (1986), el modelo de Lego para Tyco, o el Beocom 1000, de Bang & Olufsen.
Todo esto explica por qué entra, sin pedir perdón, un teléfono rojo en las casas españolas de finales de los ochenta, un elemento hasta entonces reservado para las líneas privadas y conversaciones de alto secreto de cargos de poder en el mundo. El Teide, distribuido en España por Telefónica y producido por S.E.S.A., no fue un diseño propio, y casi puede decirse que no es de nadie, pues los modelos de este teléfono anguloso fueron copiándose y evolucionando entre compañías telefónicas en Europa.
La primera referencia que existe de un aparato con esta silueta es la de un modelo de la belga ATEA, desarrollado en los años setenta que abrió a la compañía las puertas también de mercados como el de India, China o la entonces unificada Yugoslavia, según la información que figura en la web del Museo de ATEA. De todos, el modelo 8000, una centralita para empresas, y el doméstico 8100, disponible incluso en piel, fueron los más exitosos.
Fue precisamente el modelo en cuero el que llevó al desarrollo del modelo U77, el estándar de la compañía estatal de telefonía belga, RTT, a finales de setenta, que produjeron tanto ATEA como su competidor, BTMC, con un solo elemento diferenciador: la letra A o B grabadas en la parte inferior del aparato para distinguir quién lo había fabricado, según cuenta en su web del coleccionista y restaurador de teléfonos antiguos Arwin Schaddelee, especializado en aparatos utilizados en Holanda, entre ellos el Unifoon, al que por fin llegamos.
Este diseño, junto con el Ericsson Diavox, fue incluido en el catálogo de la compañía gubernamental de telecomunicaciones de Holanda, PTT, en 1981, de la mano de BTMC, que era dueña del fabricante holandés NSEM, como cuenta en su web de otro coleccionista holandés, Freerk Kuperus, ingeniero de telecomunicaciones. A diferencia del 8000, el Unifoon tenía las teclas negras y con mayor relieve, como el Teide español. Entretanto, diferentes versiones del modelo 8000 de ATEA se replicaron en Reino Unido (Rhapsody) y en Estados Unidos, donde se vendieron unidades limitadas.
España es el único país que adaptó este diseño con unas ranuras en la parte superior del teclado. Una posible referencia al modelo 76E, del diseñador danés Jacon Jensen para Kirk Standard Electric, de 1976, cuyo teclado es muy similar al Unifoon y al Teide, aunque su silueta era claramente redondeada.
Con este Teide, rojo, blanco o béis, no solo dejamos atrás la marcación en rueda, también descubrimos la almohadilla, mucho antes de que Internet llegara a nuestras casas.
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