Terapia
Si por la necesaria prevención o por necesidad terapéutica estos días tenemos que quedarnos en casa, en esa necesaria quietud, para paliar el tedio de esta situación podemos ver televisión, series en plataformas, escuchar la radio o música en algún dispositivo, leer los periódicos o una novela, rezar, dormitar o quedarnos colgados en las alturas del techo. Pero voy a proponer algo más: busque en su biblioteca, o en esos extraños rincones escondidos en las redes, un libro de poesía. Ábralo con cuidado y lea uno a uno sus poemas, acérquese a ellos con sencillez, sensibilidad y deleite. Cuando un verso le inquiete o le confunda, ábralo lentamente, desabroche sus botones de plata y, abierto en intimidad, vuelva a leerlo con los ojos entornados del corazón. De verdad. ¡Hágalo! No le curará el cuerpo, pero le aliviará el alma. Sin duda.
José Antonio Martínez. Madrid